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Turquía restringe el comercio con Israel hasta que declare un alto el fuego en Gaza

La decisión llega tras numerosas protestas contra el Gobierno de Erdogan, que denuncia los crímenes en Palestina mientras empresarios cercanos al presidente se lucran con las exportaciones a Israel

Guerra entre Israel y Gaza
Palestinos compran mientras se preparan para la festividad del final del Ramadán , en el norte de Gaza, este martes 9 de abril.Mahmoud Issa (REUTERS)
Andrés Mourenza

El Ministerio de Comercio de Turquía anunció este martes la restricción parcial de las exportaciones a Israel que “permanecerán en vigor” hasta que el Estado judío “declare un alto el fuego inmediato en Gaza y permita el flujo ininterrumpido y en cantidad suficiente de ayuda humanitaria a la Franja”. El Ejecutivo justificó su decisión mediante un comunicado donde denunciaba la “flagrante violación” por parte del Gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sobre las resoluciones del Consejo de Seguridad y la asamblea de la ONU, así como de la legislación internacional. La restricción, que tiene “carácter inmediato”, afecta a una lista de 54 productos, la mayoría de los cuales son materiales de construcción —de los que Turquía es uno de los mayores suministradores para Israel—, maquinaria pesada, cables y productos químicos como combustible para aviones y cazas.

La decisión llega tras numerosas protestas de partidos y asociaciones turcas, tanto de oposición como cercanas al Gobierno del islamista Recep Tayyip Erdogan, que le afeaban la “hipocresía” de condenar de forma grandilocuente los crímenes de Israel contra la población civil en Palestina tildando a Netanyahu de “terrorista” y “carnicero” mientras empresarios cercanos al Ejecutivo, e incluso miembros de las formaciones que componen la coalición gobernante, se enriquecen con el comercio turco-israelí. “La decisión de restringir las exportaciones a Israel es la voz de la conciencia de nuestro pueblo. Pero es necesario ampliarla y detener completamente el comercio [con Israel]”, ha exigido Volkan Demir, vicepresidente del Partido Republicano del Pueblo (CHP), principal formación opositora.

La decisión ha sentado mal en Israel, cuyo ministro de Exteriores, Israel Katz, ha lamentado que Erdogan “sacrifique los intereses económicos del pueblo turco para apoyar a Hamás”. Además, advirtió que su Gobierno tomará “medidas”, restringiendo los productos que Ankara puede vender a Israel (en los últimos meses se han incrementado las exportaciones de alimentos y textil). También pedirá a sus socios que “dejen de invertir en Turquía”.

Para Turquía, Israel es el decimotercer mayor destino de sus exportaciones. En cambio, Ankara tiene para Israel un papel más importante en su comercio internacional: Turquía es el quinto país desde el que más se importa y el sexto mayor destino de sus exportaciones.

Aunque Israel y Turquía habían retirado a sus respectivos embajadores tras la invasión de Gaza que siguió al ataque del grupo islamista palestino Hamás el pasado 7 de octubre y sus Gobiernos habían cruzado duras acusaciones, el comercio entre los dos países se había mantenido prácticamente ininterrumpido. Pese a una fuerte caída en octubre, las exportaciones turcas a Israel se habían recuperado hasta los 436 millones de dólares el pasado marzo, según datos de la Asamblea de Exportadores de Turquía. Entre los productos más polémicos vendidos a Israel se hallan materiales de construcción, combustible para cazas, alambre de espino, componentes químicos que pueden ser usados para la fabricación de explosivos y o de armas de fuego; si bien, el Ministerio de Comercio especificó que se trata de armas para uso deportivo y caza.

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Empresarios cercanos al Gobierno

“Estamos contribuyendo a la logística del Ejército israelí. Estamos transportando combustible de Kazajistán y Azerbaiyán. Proveemos a Israel el 65 % del acero que utilizan, y lo emplean en todos lados, también para usos militares. También les proporcionamos el 95 % del cemento que utilizan […]. Vendemos el alambre de espino con el que rodean la Explanada de las Mezquitas”, denunció el periodista Metin Cihan en una entrevista en Özgür Radyo la pasada semana. Cihan, que vive exiliado en Alemania tras sacar a la luz el encubrimiento de la muerte de una niña por parte del partido de Erdogan, ha sido la persona que más se ha implicado en denunciar el comercio turco-israelí mientras decenas de miles de palestinos morían bajo las bombas lanzadas por Israel.

El periodista ha destapado, por ejemplo, el hecho de que a la vez que el presidente turco denunciaba en numerosos foros las violaciones de los derechos de los palestinos, uno de los buques vinculados a la naviera de su hijo Burak Erdogan, ancló a mediados de octubre en el puerto de Ashdod para cargar. La familia del presidente se ha querellado contra Cihan, pero él sostiene que sus acusaciones se basan en datos de acceso público. De hecho, también acusa a la familia del exprimer ministro Binali Yildirim y a la naviera de otro diputado del partido gobernante AKP de haber seguido comerciando con Israel. Y recientemente publicó documentos sobre el envío, a finales de marzo, de 21 toneladas de ácido bórico a una empresa israelí de fertilizantes y productos químicos por parte de la compañía turca Eti Maden, propiedad del Fondo Soberano de Turquía, que preside el propio Erdogan.

Los medios opositores turcos también han criticado que un fundador y dirigente local del partido islamonacionalista BBP —miembro de la coalición que sostiene a Erdogan— siga suministrando cables a Israel, a través de su empresa Pamukkale Kablo, mientras militantes del mismo partido atacaban a quienes bebían café en Starbucks por contribuir a los beneficios de una multinacional que apoya a Israel. O que un diputado del partido de extrema derecha nacionalista MHP, principal socio parlamentario del partido gobernante y que ha acusado a Israel de ser un Estado “genocida”, sea el representante en Turquía del importante grupo agroquímico israelí Haifa. Además de ello, en el comercio turco-israelí destacan los grandes holdings de Turquía, como Sabanci, Koç, Içdas, Kolin o Limak, conglomerados casi todos ellos muy cercanas al Gobierno de Erdogan.

Esto ha motivado fuertes protestas: en varios mítines del presidente, durante la campaña de las elecciones locales del pasado 31 de marzo, los asistentes enarbolaron pancartas a favor de una ruptura total de las relaciones comerciales con Israel, si bien fueron rápidamente expulsados por los servicios de seguridad. Dos partidos islamistas a la derecha del AKP han criticado duramente los dobles estándares del Gobierno turco respecto a Israel y, según algunos analistas, esto ha podido tener cierta influencia en el electorado: ambos crecieron en votos en los comicios municipales, mientras el partido de Erdogan perdió sus primeras elecciones desde 2002.

La gota que ha colmado el vaso —y probablemente ha terminado por decidir la medida del Ministerio de Comercio— ocurrió el pasado fin de semana cuando la policía reprimió con violencia una manifestación en Estambul que pedía romper relaciones comerciales con Israel. Los agentes detuvieron a unas 40 personas, en su mayoría vinculadas al movimiento islamista (una de ellas era, de hecho, hija de uno de los activistas asesinados por Israel durante el asalto a la Flotilla de la Libertad en 2010). Es decir, en un momento de caída de su popularidad y de auge de la oposición socialdemócrata, la posición sobre el comercio de Israel amenazaba a Erdogan con ponerle en contra también a sus aliados naturales de los diversos movimientos y asociaciones islamistas.

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