China apoya celebrar una conferencia de paz que siente a Rusia y Ucrania en condiciones de igualdad
El ministro de Exteriores ruso, de visita en Pekín, avisa de que las citas internacionales que no cuenten con su país “son inútiles” y “están desconectadas de la realidad”
China ha reiterado este martes su apuesta por celebrar una conferencia de paz que siente a Rusia y a Ucrania cara a cara. La cita “internacional”, a convocar de manera “oportuna”, debería ser “reconocida tanto por Rusia como por Ucrania, con participación igualitaria de todas las partes, y [permitir] un debate justo de todas las opciones de paz”, ha propuesto Wang Yi, ministro de Exteriores chino, en una comparecencia al término de un encuentro en Pekín con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov. Las discusiones, ha añadido Wang, deberían seguir tanto la diplomacia oficial como la paralela, según la lectura oficial de la Cancillería china. La República Popular redobla de este modo su envite por una iniciativa que no es nueva, pero consciente de que muchos focos están colocados sobre Pekín, al ser vista como una de las pocas capitales que aún tienen un margen de influencia sobre el Kremlin. Lavrov también se ha encontrado con el presidente chino, Xi Jinping.
Suiza prepara una conferencia de paz que podría celebrarse en junio, pero no se espera la presencia de Rusia, y el gigante asiático tampoco ha confirmado su asistencia. “Nosotros y nuestros colegas chinos apoyamos la conclusión de que todas las reuniones internacionales que [...] ignoren la posición de Rusia y promuevan la [...] llamada fórmula de paz de [el líder ucraniano Volodímir] Zelenski ―y que, por tanto, están desconectadas de la realidad― son inútiles”, ha añadido Lavrov ante los reporteros, según ha recogido la agencia rusa Tass. El canciller ruso le ha agradecido a Pekín “su posición imparcial y equilibrada sobre Ucrania, así como su voluntad de desempeñar un papel positivo en la resolución de la crisis por medios políticos y diplomáticos”, según el citado medio. Y ha alabado, una vez más, la iniciativa de paz de 12 puntos propuesta por China el año pasado, que no ha cosechado frutos de momento.
La visita de Lavrov a Pekín, de dos días, ha mostrado que nada frena la amistad entre Rusia y China. Sus relojes siguen acompasados. Y el decalaje entre ambos, si es que existe, se ha reducido al mínimo. La cita ha tenido como objetivo rubricar esa cercanía. Desplegar la visión sino-rusa del mundo, multipolar y con énfasis en el Sur global. Y allanar los próximos encuentros entre los máximos líderes de los dos países, Xi Jinping y Vladímir Putin. Su primer cara a cara podría suceder en Pekín en mayo, tras la investidura como presidente del ruso, según adelantó Reuters, aunque no ha sido confirmado oficialmente. Lavrov ha señalado que habrá, al menos, dos encuentros a lo largo del año, en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, en junio, en Kazajistán, y en la de los BRICS en Rusia, en octubre.
Las discusiones sobre Gaza también han centrado parte de las conversaciones, aunque sin grandes avances, lo mismo que en el incendio ucranio: Wang ha hecho un llamamiento a cumplir la resolución de alto el fuego inmediato aprobada a finales de marzo por el Consejo de Seguridad de la ONU y ha reiterado el apoyo de China a la solución de los dos Estados.
La conexión Moscú-Pekín “ha alcanzado un nivel sin precedentes, sin exageración alguna”, ha enfatizado Lavrov. Y ambos países están de acuerdo en “comprometerse en materia de seguridad euroasiática con sus aliados y seguir una política de doble oposición a la doble disuasión de Occidente”, ha añadido, según Tass. Wang ha insistido en que son “relaciones completamente diferentes a las de la época de la Guerra Fría, que mantienen la estabilidad estratégica mundial e impulsan la cooperación entre países emergentes”, según la lectura oficial de Pekín. “China seguirá apoyando el desarrollo y la revitalización de Rusia bajo el liderazgo del presidente Putin”.
Las relaciones diplomáticas entre ambos celebran este año su 75º aniversario. Tal y como le ha expresado Xi Jinping a Lavrov: “Durante este periodo, nuestros países han abrazado la coexistencia pacífica y la cooperación mutuamente ventajosa como dos grandes vecinos, lo que no solo ha aportado beneficios tangibles a los dos países y a sus pueblos, sino que también ha desempeñado un papel constructivo para garantizar la justicia internacional”. El dirigente chino le ha transmitido sus saludos para Putin, y ha trasladado su apoyo “en la lucha contra el terrorismo y el mantenimiento de la seguridad social y la estabilidad”, y en la adopción, por parte de Moscú, de “una vía de desarrollo que se adapte a sus condiciones nacionales”.
Desde la invasión de Ucrania, a medida que buena parte del mundo se desenchufaba de Rusia, China se ha convertido en el sostén comercial de su vecino euroasiático. Los intercambios económicos entre Pekín y Moscú batieron registros en 2023, con un aumento del 32,7%, según la prensa estatal china.
Su intenso comercio despierta inquietud en Occidente, que ya ha dado los primeros zarpazos a compañías chinas por su colaboración con el entramado bélico del Kremlin. La desconfianza sigue flotando en el ambiente. “Nos sigue preocupando el papel que cualquier empresa, incluidas las de la RPC [República Popular China], está desempeñando en las adquisiciones militares de Rusia”, aseguró el lunes, también desde Pekín, la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, cuya visita ha coincidido parcialmente con la de Lavrov en la capital china. “He hecho hincapié [durante los encuentros con los líderes chinos] en que las empresas, incluidas las de la RPC, no deben proporcionar apoyo material a la guerra de Rusia y que se enfrentarán a importantes consecuencias si lo hacen”, añadió.
Pekín y Moscú han enfatizado su visión de un mundo “multipolar”, esto es, uno que no esté liderado por Estados Unidos. “Tanto China como Rusia creen que los grandes cambios actuales en el mundo se están acelerando y que el Sur Global está cobrando impulso”, ha dicho Wang. Y, juntos, han condenado los intentos de Occidente de “destruir la arquitectura de seguridad existente” en la región de Asia-Pacífico, según Tass. Wang ha avisado a la OTAN de que no debe llegar a la zona. “Cualquier comentario o hecho que cause división o suma en la confrontación no es bienvenido en Asia-Pacífico, y no tiene futuro”, ha enfatizado.
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