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Meloni quiere todo el poder mediático en Italia

La primera ministra logra el control de los medios públicos, se garantiza el apoyo del mayor grupo de comunicación y de otro conglomerado que pretende comprar la segunda agencia de noticias de Italia

Giorgia Meloni Italia
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, durante un encuentro científico celebrado en Roma el viernes 5 de abril.Remo Casilli (REUTERS)
Daniel Verdú

La construcción del relato cultural fue un apartado político despreciado durante años por parte de la derecha. Una estrategia, creen en la sala de mandos del artefacto que gobierna Italia ahora, completamente equivocada. Y para ello, hay unanimidad, se necesita una concentración de medios afines que permita aumentar la polarización entre discursos pero, sobre todo, acaparar todo el espacio posible. La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, tomó nota y se aseguró primero el control absoluto de los medios públicos a través de grandes cambios en la RAI. Nunca antes un Gobierno había tenido el apoyo casi unánime de las tres principales cadenas (Rai1, Rai2 y Rai3). Luego, garantizó la fidelidad de Mediaset, el imperio mediático de la misma familia que financió durante años el partido con el que forma coalición de gobierno: Berlusconi-Forza Italia. Empresa, también, donde trabaja el padre de su hija, el periodista Andrea Giambruno. Ahora, con mucha probabilidad, dará un paso más con la adquisición por parte de Antonio Angelucci, un empresario afín y diputado de la Liga, de la segunda agencia de noticias del país en una extraña operación.

La lucha por el control de los medios en Italia encontró su máximo apogeo con Silvio Bersluconi en el poder, propietario de Mediaset. Sin embargo, incluso entonces, las cadenas públicas estaban repartidas entre partidos en lo que se conocía como la lottizzazione, una suerte de distribución histórica de los canales, nacida en tiempos de la Democracia Cristiana y el Partido Comunista. La primera ministra, particularmente beligerante con la prensa crítica, avanza ahora hacia una concentración de periódicos, televisiones y radios afines que culminará, probablemente, con la venta de la agencia AGI en los próximos días. El caso escuece particularmente en las filas de la oposición del Parlamento, porque la agencia es actualmente propiedad de ENI, la energética controlada por el Estado con un 35% de participación. Es decir, el Ministerio de Economía es el accionista mayoritario de la empresa, que deberá decidir la venta de una pieza clave de la información italiana a un diputado de la Liga que ya ha demostrado con creces su cercanía con Meloni en las informaciones de sus medios. “El hombre del año”, tituló hace unos meses, colocando una foto de la líder del partido ultra Hermanos de Italia, que ocupaba toda la portada de uno de sus periódicos.

La agencia AGI fue creada en 1950 por el entonces presidente de ENI, Enrico Mattei. Actualmente, es una agencia plural, rigurosa, con sede en distintos países del mundo, y que cuenta con 73 periodistas en plantilla. Sus trabajadores llevan manifestándose varias semanas en la calle y han llevado el caso hasta Bruselas. Massimo Maugeri, excorresponsal en Bruselas de AGI y jefe de la sección de Internacional, recuerda que “se trata de una agencia de noticias histórica”. “Siempre hemos hecho el trabajo sin estar de una parte o de otra. Ahora estamos seriamente preocupados por dos motivos. El primero es porque se trata de nuestro trabajo y tememos que habrá despidos. Pero la segunda, más grave, es que una agencia tan importante, que ha asegurado un gran pluralismo, vaya a terminar en manos de un grupo editorial que es claramente de derechas y que es propiedad de un diputado de la mayoría de Gobierno. Angelucci compraría una cabecera histórica para que forme parte de un polo mediático de la derecha. Se apagará una luz libre y plural. Y sucede en un momento en que el Gobierno ya ha hecho de todo con la RAI, Mediaset…. Nosotros no somos un periódico, somos una agencia que elabora información primaria. Y eso exige ser plural por naturaleza”, apunta.

La operación, que preocupa seriamente en el la Presidencia de la República, se entiende a través de la figura de Angelucci, uno de los principales empresarios de la sanidad y el diputado más rico de la Cámara Baja y que, a través de una asistente, ha declinado hablar con este diario. Además, tiene ya tres periódicos: Il Giornale, Libero e Il Tempo. Los tres son devotos de la actual primera ministra. Pero Angelucci, y eso es lo más relevante, ha sido parlamentario en cuatro legislaturas. Las tres primeras lo hizo con Forza Italia, cuando la formación de Silvio Berlusconi era la más fuerte de la órbita de la derecha. Luego, en esta última legislatura, pasó a las filas de la Liga, cuando la formación de Il Cavaliere confirmó su decadencia y el artefacto de Matteo Salvini, líder de la Liga y actual vicepresidente del Gobierno, comenzó a crecer. Ahora, pese a que Angelucci sigue siendo diputado por ese partido ―es uno de los que cuenta con un mayor absentismo en las sesiones de la Cámara―, se encuentra muy cerca de Giorgia Meloni.

La oposición lleva desde enero luchando contra esta operación. El diputado Peppe Provenzano, exministro del segundo Gobierno de Giuseppe Conte, cree que “sería un escándalo de Estado”. “Es un atentado contra la libertad de información: se crea una concentración de medios sin precedentes, porque también implica a una agencia de noticias. Es un diseño totalitario. Además, es un gigantesco conflicto de intereses, y no solo de Angelucci. También del ministro de Economía, que es vicesecretario de la Liga y estaría vendiendo la empresa a un parlamentario de su partido. ENI es una de las más grandes empresas de Italia, además de participada por el Estado, y no tiene ninguna necesidad de vender. Si lo hace, será para hacer un favor a esta mayoría o a este Gobierno”.

El mediador en esta operación, apuntan fuentes de la agencia, ha sido Mario Sechi, exportavoz de Meloni y exdirector de AGI. Hoy, Sechi es el director de Libero, también propiedad de Angelucci. Pero la operación, consideran en la oposición, carece de transparencia. Expertos en la materia, como el exdiputado del PD Michele Anzaldi, que ha dedicado gran parte de su carrera política al análisis y fiscalización de los medios, considera que “hay cosas raras”. “Lo primero es que Angelucci es un parlamentario y AGI está controlada por una empresa semipública. De hecho, es el ministro de Economía [Giancarlo Giorgetti] quien decide sobre la venta, que es de su mismo partido. Pero lo más raro es que las agencias no operan en el libre mercado. Mientras todos los periódicos están en crisis porque han perdido lectores y publicidad, las agencias tienen subvenciones o son directamente públicas. Comprar una agencia es un gran negocio, y algo así sebe hacerse con una gran transparencia. Y más con una agencia que es la segunda de Italia”, apunta al teléfono.

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El interés que tiene la derecha en esta operación es evidente. Pero, ¿por qué es importante AGI ahora para este empresario? Algunas voces dentro de la empresa señalan que los planes pasarían por crear un servicio de noticias que distribuiría artículos completos para diarios pequeños sin capacidad para redactarlos. Especialmente, en el norte de Italia, lugar donde querría que sus empresas de sanidad tuviesen una mayor presencia ―ahora sus empresas están radicadas en el centro de Italia― y donde, según los trabajadores, planea trasladar la sede de la agencia.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.
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