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Netanyahu cede y anuncia que abrirá un paso y usará un puerto para que entre más ayuda a Gaza

La Casa Blanca afirma que el Gobierno adopta estas medidas “a instancias” de Biden tras su conversación telefónica este jueves con el primer ministro israelí

Camiones en la entrada al puerto de Ashdod, sur de Israel, este viernes.
Camiones en la entrada al puerto de Ashdod, sur de Israel, este viernes.ABIR SULTAN (EFE)
Antonio Pita

La advertencia de Estados Unidos a Israel de que la continuidad de su apoyo depende de las medidas que tome para proteger a los civiles en la guerra en Gaza y los ecos del ataque aéreo que mató a siete cooperantes de la ONG del chef José Andrés, World Central Kitchen, han tenido efecto los primeros efectos este viernes. El Gabinete político y de seguridad que lidera el primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha decidido una serie de medidas ―a las que no pone fecha― que le reclamaban desde hace tiempo sus propios aliados, como Washington, y las organizaciones humanitarias y que suponen el reconocimiento implícito de una contradicción: tras meses argumentando que no limita en modo alguno el ingreso de ayuda a Gaza y que el problema está en la distribución y en que Hamás la roba, da luz verde ahora por presiones a dos nuevas vías y al aumento de otra.

Israel abrirá el paso fronterizo de Erez, atacado por Hamás el 7 de octubre y el único que podían cruzar unos pocos miles de palestinos para trabajar en Israel, acudir a hospitales o visitar familiares en Cisjordania sin tener que dar un inmenso rodeo por Egipto. Como ya no cruza nadie y resultó dañado en el ataque, lo reconvertirá de forma temporal e improvisada en paso de mercancías.

Erez da directamente al norte, la zona de Gaza en la que al menos 210.000 personas están al borde de la hambruna, según Naciones Unidas. Su apertura es importante no solo porque el hambre hace allí más estragos, sino también porque los escasos convoyes que Israel permite llegar por tierra desde el sur se arriesgan en el camino a asaltos de multitudes hambrientas o de clanes armados.

También volverá a recibir ayuda humanitaria por el puerto de Ashdod, unos 30 kilómetros al norte de la Franja. Es uno de los más importantes del país y la entrada natural de bienes para Gaza hasta el 7 de octubre, cuando fluían los bienes comerciales y entraban tres veces más camiones de ayuda humanitaria.

La decisión de usar el hambre como arma de guerra y la sensibilidad en Israel de ver las mercancías llegar al puerto (la mayoría de la población se opone a la entrada de ayuda humanitaria mientras haya rehenes israelíes en Gaza) llevaron a su suspensión. De hecho, grupos ultranacionalistas se han manifestado allí para impedirlo, igual que en el único cruce israelí por el que venía entrando ayuda de forma regular: Kerem Shalom, que da al sur de la Franja. Los suministros pasarán a entrar por tres cruces fronterizos: Erez y Kerem Shalom, con Israel; y Rafah, con Egipto.

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Israel además aumentará “significativamente” el acceso de la ayuda que provee Jordania, un importante aliado de Washington. “Este aumento de la ayuda evitará una crisis humanitaria y es esencial para garantizar la continuación de los combates y lograr los objetivos de la guerra”, indicó la oficina de Netanyahu en un comunicado. Los objetivos son el regreso de todos los rehenes (quedan 134 y al menos un cuarto son cadáveres), destruir por completo política y militarmente a Hamás y asegurarse de que Gaza “no vuelve a representar una amenaza”.

La decisión se produce apenas unas horas después de que el presidente de EE UU, Joe Biden, y Netanyahu conversasen por teléfono por primera vez desde la muerte de los cooperantes de WCK, uno de los cuales tenía nacionalidad estadounidense. La organización tiene además su sede en el país. Las imágenes y la dificultad de explicar el lanzamiento de tres misiles no simultáneos ―uno contra cada uno de los vehículos con el logo de la ONG en el techo y que habían avisado del trayecto y hora― convertían la llamada en una de las más complicadas entre ambos líderes, que se conocen desde hace décadas y cuya relación atraviesa su punto más bajo por la guerra de Gaza, aunque no ha afectado a las fundamentales entregas de armamento. La Casa Blanca ha dejado claro en un comunicado que Israel ha tomado estas medidas “a instancias” de Biden y el secretario de Estado, Antony Blinken, ha señalado que la piedra de toque serán ahora “los resultados”. “Veremos cómo se desarrollan en los próximos días o semanas”, ha declarado Blinken durante una visita a Bélgica.

Vista general del paso fronterizo de Erez.
Vista general del paso fronterizo de Erez.Hannah McKay (REUTERS)

Este jueves entraron a Gaza 176 camiones, según los datos de la oficina de asuntos humanitarios de Naciones Unidas. Con algunas variaciones por semana, es una cifra similar a la media desde principios de marzo y equivalente a la de la semana de alto el fuego a finales de noviembre, cuando Israel aflojó ―como parte del acuerdo para la entrega de rehenes― el “cerco completo” que había decretado sobre Gaza. Sin embargo, aprobó 30 misiones humanitarias al norte de Gaza, pero rechazó otras 22 y pospuso o retiró otras 13, según la oficina.

Miriam Marmur, directora de Incidencia Pública de Gisha, una ONG israelí dedicada a proteger la libertad de movimientos de los palestinos, con especial foco en Gaza, califica las medidas como “necesarias” y “relativamente importantes”, aunque “insuficientes”. “Son medidas que habíamos señalado y un ejemplo de decisiones políticas que se estaban haciendo y que directamente dificultaban la entrada de ayuda”, señala por teléfono.

Gisha es una de las ONG que llevó el jueves al Estado de Israel ante el Tribunal Supremo, por primera vez en medio año de guerra, por sus trabas a la ayuda humanitaria. En la vista, en la que la corte dio seis días al Gobierno de Netanyahu para responder a una serie de preguntas, este presentó un documento que probaba la reapertura horas antes de una tubería de agua potable para la capital, cerrada al principio de la guerra, cuando el ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo: “No habrá electricidad, ni alimentos, ni gas, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia”.

Marmur lo señala como ejemplo de las incoherencias en la argumentación del Ejecutivo, que consiste en señalar que carece de responsabilidad legal sobre los civiles en Gaza porque no es la potencia ocupante desde que en 2005 retiró sus soldados y colonos (técnicamente lo sigue siendo) y que también está cumpliendo sus obligaciones de acuerdo al derecho internacional sobre protección de civiles en caso de conflicto armado. “Se sabía que hay un grave falta de agua, no hay ningún motivo por el que no se haya tomado antes la decisión que la presión”, apunta.

Asimismo, recuerda que los graves datos de malnutrición en el norte de Gaza se deben a que el mismo ejército israelí no permite el paso de muchos convoyes y a “la ausencia de protección efectiva” en la distribución para ONG y agencias de la ONU, como evidencia la reciente muerte de los cooperantes de la ONG del chef José Andrés, que el ejército ha definido este viernes, en las conclusiones de su investigación interna, como un “grave error” motivado por un error de identificación y de decisión. Israel considera que su responsabilidad se limita a no frenar que entre la ayuda que otros prestan, mientras que las ONG insisten en que también está obligado a garantizar que se reparte de forma segura y ordenada.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.
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