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La trumpista Marjorie Taylor Greene anuncia una moción de censura contra el presidente de la Cámara de Representantes

La aprobación de los presupuestos divide a los republicanos y amenaza con sumir otra vez en el caos al Congreso de EE UU

Marjorie Taylor Greene
La representante republicana por Georgia Marjorie Taylor Greene atiende a los periodistas este viernes en el Capitolio.SHAWN THEW (EFE)
Miguel Jiménez

El fantasma del caos ha sobrevolado de nuevo el Capitolio de Estados Unidos. La congresista Marjorie Taylor Greene, la escudera más fiel de Donald Trump, ha anunciado este viernes una moción de censura contra el presidente de la Cámara de Representantes, el también republicano Mike Johnson. Este llegó al puesto tras otra moción de censura que destituyó a Kevin McCarthy y provocó un vacío de poder. La republicana ha asegurado a las puertas del Capitolio que el speaker ha “traicionado” las promesas que hizo, pues ha permitido la aprobación por la vía rápida de las leyes presupuestarias para impedir el cierre parcial de la Administración. Ha añadido que está “harta” de Johnson.

El movimiento de la congresista refleja de nuevo la guerra civil entre radicales y moderados dentro del grupo republicano. Sin embargo, no habrá votación sobre una moción para destituir a Johnson, al menos hasta después del receso de dos semanas que emprende ahora el Congreso. La propia Taylor Greene no ha aclarado cuándo pedirá que se vote la propuesta de censura y ha dicho que se trata de un aviso.

Los republicanos son conscientes del espectáculo de desorden y caos que dieron tras el cese de McCarthy y de las dificultades que atravesaron hasta que un candidato reuniese los votos necesarios. Eso podría disuadirles de votar a favor de la iniciativa de Taylor Greene. De forma colateral, la crisis interna desatada entre los republicanos puede afectar a la nueva ayuda a Ucrania e Israel, que lleva meses atascada en el Congreso.

Buena parte de los republicanos se oponen a su aprobación y Marjorie Taylor Greene ha avisado expresamente a Johnson de que pedirá la votación de la moción de censura si la desbloquea, así que podría no tentar la suerte. Sin embargo, también es posible que los demócratas acepten rescatar al presidente de la Cámara de Representantes y evitar su destitución si este acepta promover un acuerdo entre ambos partidos con esa ayuda. Eso agravaría la crisis interna entre los republicanos.

El detonante del nuevo motín ha sido la aprobación en la Cámara de Representantes de un paquete de leyes presupuestarias por importe de 1,2 billones de dólares que aún tiene que pasar por el Senado. El resultado de la votación ha sido de 286 votos a favor y 134 en contra; la mayoría de los representantes republicanos ha votado en contra.

Pero Marjorie Taylor Greene y otros compañeros se quejan tanto del fondo como de la forma. Por una parte, consideran que el gasto es excesivo y favorece los intereses de Joe Biden, sin atender a sus prioridades. Por otro, se quejan de que el texto, de más de 1.000 páginas, se haya tramitado a toda prisa, sin tiempo para estudiarlo a fondo y presentar enmiendas.

Las reglas internas del grupo republicano exigían un mínimo de 72 horas para estudiar las normas a aprobar. Además, comprometían al presidente de la Cámara a no impulsar leyes que no contasen con un apoyo mayoritario dentro del propio grupo republicano. Ninguno de los dos requisitos se ha cumplido. “Esta era nuestra oportunidad de asegurar la frontera, y no lo ha hecho. Y ahora esta ley de financiación se ha aprobado sin la mayoría de la mayoría”, ha dicho Greene a las puertas del Congreso.

En un hecho sin precedentes, McCarthy fue destituido a principios de octubre por pactar con los demócratas una prórroga presupuestaria que impidió el cierre parcial de la Administración al cerrarse el año fiscal, el 30 de septiembre pasado. Johnson ha aprobado desde entonces varias prórrogas similares, incluso con menos apoyo dentro de su mismo partido. En esta ocasión lo que se aprobaba no era una prórroga, sino las propias leyes presupuestarias, aunque con seis meses de retraso.

Los líderes parlamentarios republicanos y demócratas alcanzaron esta semana un acuerdo con la Casa Blanca para sacar adelante esas leyes de financiación. El Congreso aprobó la primera parte de las leyes de gasto a principios de marzo, financiando alrededor del 30% del Gobierno. Ahora se centraban en el paquete más amplio, que incluía el Pentágono, el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional, entre otros.

Los republicanos han conseguido incluir en las leyes presupuestarias una disposición que prohíbe financiar hasta marzo de 2025 al principal organismo de la ONU que provee alimentos, agua y refugio a la población civil de Gaza. También han introducido financiación para 2.000 agentes fronterizos adicionales, aunque rechazaron una norma más ambiciosa que dotaba de hasta 20.000 millones de dólares adicionales a la lucha contra la inmigración ilegal.

Estados Unidos no tiene una ley presupuestaria, sino una docena, pero es incapaz por sistema de aprobarlas a tiempo del inicio del año fiscal, el 1 de octubre. La última vez que lo hizo a tiempo fue en 1997. Lo habitual es aprobar una prórroga presupuestaria, llamada resolución continuada, mientras se tramitan las leyes que habilitan los gastos del ejercicio, que suelen seguir un procedimiento engorroso y complejo, lleno de enmiendas.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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