Amenazas a la prensa, maltrato a migrantes y violencia policial: la Eurocámara alerta contra las políticas del Gobierno conservador de Grecia
La ley del matrimonio igualitario aprobada en febrero contrasta con la mano dura del Ejecutivo de Mitsotakis
Grecia se convirtió el 15 de febrero en el primer país cristiano ortodoxo en aprobar el matrimonio igualitario. El primer ministro Kyriakos Mitsotakis reafirmaba así su intención de ocupar el centro político y abandonar la etiqueta de “conservador” para ser reconocido como “liberal”, pasando por encima de las reticencias mostradas por sectores de su propio partido. Pero ese destello de modernidad se ha visto empañado por una votación en la que el Parlamento Europeo “alza la voz de alarma” ante varias “amenazas al Estado de derecho”.
El Ejecutivo de Mitsotakis arrastra, después de cinco años en el poder, un amplio historial de denuncias relacionadas con la separación de poderes, la libertad de prensa, la violencia policial, el maltrato a migrantes y el espionaje a políticos, militares y periodistas. La Eurocámara ha tomado nota de ellas y el pasado 7 de febrero el Parlamento adoptó una resolución, aprobada por 330 votos a favor, 254 en contra y 26 abstenciones, en la que los eurodiputados expresaron su “profunda preocupación por las gravísimas amenazas que pesan sobre la democracia, el Estado de derecho y los derechos fundamentales” en Grecia.
La europarlamentaria holandesa Sophie in’t Veld, del Grupo Renew Europe, expresó durante una conversación telefónica su opinión sobre la ley del matrimonio igualitario: “Por supuesto, yo doy la bienvenida a esa norma. Pero parece más bien una política de distracción que no dará resultado, porque la sociedad no olvidará todos los casos de corrupción que hay en el país. Hace justo un año, el 28 de febrero, se produjo un accidente de tren donde murieron 57 personas. Ese caso mostró la corrupción del sector ferroviario”.
Cuando se le recuerda a In’t Veld que tan solo cuatro meses después del accidente Mitsotakis revalidó su mandato en las elecciones generales, la eurodiputada responde: “Venció con el 40% de los votos, que en el sistema electoral griego le otorgan mayoría absoluta. Y lo hizo con una oposición dividida. Pero yo no compro el argumento de que por ganar unas generales se tenga derecho a todo. Una democracia no es solo un régimen donde gobierna quien más votos obtiene, sino donde se respeta el Estado de derecho, todo el mundo es igual ante la ley y todos tienen que responder de sus actos ante la justicia”.
La europarlamentaria señala que el Tribunal Supremo de Grecia ha condenado la resolución del Parlamento Europeo en que se expresaba la preocupación por el estado de la democracia en el país. “Eso no lo había visto antes en ningún tribunal supremo de ningún país miembro. Ni siquiera de Hungría”, sostiene.
El partido de Mitsotakis, Nueva Democracia, declaró en la Eurocámara que las críticas no responden a un genuino interés por las libertades civiles, sino a una agenda política. Este periódico se ha puesto en contacto con el Gabinete del primer ministro y con la delegación de Nueva Democracia en el Parlamento europeo, pero ambos han declinado hacer declaraciones.
A la cola de la UE en libertad de prensa
Entre los temas abordados por los parlamentarios europeos se encuentra el de la libertad de prensa. Grecia figura en la posición 107 (de un total de 180 países) en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa que elabora cada año Reporteros Sin Fronteras (RSF). En 2022 descendió 38 puestos, tras el asesinato del periodista especializado en investigación criminal Giorgos Karaivaz en 2021, en circunstancias aún no aclaradas. RSF califica a Grecia con una “pésima nota” de 55,2 puntos, el peor país de la Unión Europea, por detrás de Hungría (62,96 puntos), Bulgaria (62,98 puntos) y Polonia (67,66 puntos). Las principales razones de este resultado son tres: los “procesos mordaza”, es decir, los juicios contra periodistas que investigan asuntos relacionados con la corrupción, que el asesinato de Karaivaz no haya sido resuelto y el escándalo de las escuchas telefónicas que reveló que el Servicio Nacional de Inteligencia (EYP) espiaba a periodistas, además de políticos y militares.
Más allá de las cifras, las escenas de violencia son recurrentes en las manifestaciones. Incluso contra los reporteros que las cubren. La policía golpeó el 6 de diciembre a una veintena de periodistas que cubrían una manifestación en el barrio ateniense de Exarjia. Dos sindicatos de fotoperiodistas denunciaron que las agresiones se produjeron en diferentes momentos por parte de distintos agentes, sin que los mandos superiores intervinieran para evitarlas. En uno de los episodios, tras recibir varios porrazos y una patada, un periodista gritó “¡soy reportero!”, mientras mostraba su cámara, ante lo que el policía respondió: “Por eso”.
Stavros Malichudis es un periodista especializado en investigaciones relacionadas con la inmigración y actuaciones policiales irregulares. En julio de 2022, una investigación parlamentaria sobre las escuchas a líderes políticos de la oposición reveló que tanto el teléfono de Malichudis como el del periodista Thanasis Koukakis estaban siendo vigilados con el software Predator.
El espionaje del que fue objeto condiciona aún el día a día de Malichudis. “Dudo mucho más a la hora de contactar con fuentes porque no quiero ponerlas en el punto de mira con mi trabajo, en especial las que son confidenciales”, explica. “Ante todo, nuestro deber es proteger a las fuentes”, recuerda. Su vida privada también se resintió tras la revelación. “No solo te espían a ti, sino que alguien irrumpe también en la vida de tu círculo cercano”. Para Malichudis, lo peor es la normalización del espionaje. “Es tan habitual que los colegas de más edad, sobre todo, lo aceptan como un fenómeno natural”.
En la citada resolución, el Parlamento Europeo también se pronunció sobre la violencia contra migrantes y refugiados. Desde que gobierna Mitsotakis, las devoluciones en caliente se han convertido en una práctica habitual en las islas y el mar Egeo. Aunque el primer ministro siempre ha negado su existencia, organismos internacionales como ACNUR o la Oficina de Derechos Fundamentales de Frontex (OFD), investigaciones periodísticas y el testimonio de cientos de migrantes afirman que esta es una realidad cotidiana.
Numerosos migrantes han denunciado que las devoluciones en caliente se efectúan con enorme violencia, con el objetivo desalentar nuevas tentativas. Haroum, refugiado afgano que llegó a la isla de Lesbos tras cuatro intentos, asegura que, tras recibir una paliza, un agente guardacostas griego le dijo mientras lo dejaba a la deriva en aguas turcas: “si vuelves, será peor”. En ocasiones, estas acciones de la policía griega han comportado incluso torturas con resultado de muerte de migrantes. La OFD de Frontex acusó a Grecia de serias negligencias en el naufragio del Adriana en junio de 2023, en el que murieron más de 500 personas que intentaban alcanzar Europa.
El pasado enero, seis organizaciones de periodistas, abogados y defensores de derechos civiles, entre las que se encuentra la Liga Helena por los Derechos Humanos, envió a la Comisión Europea un detallado informe titulado Grecia en declive institucional sobre la administración de justicia, la lucha contra la corrupción, la libertad de prensa y el pluralismo informativo. En él alertan de que los malos tratos no se dirigen solo contra la población migrante. “Los incidentes de violencia y arbitrariedad policial son un fenómeno frecuente y cada vez más común en Grecia”, explican.
Pero ni la condena de la Eurocámara, ni los escándalos policiales, ni tan siquiera una masiva huelga general del 28 de febrero parecen hacer mella en la expectativa de voto de Nueva Democracia. Las encuestas señalan 20 puntos porcentuales de diferencia respecto a los partidos de la oposición. La popularidad de Mitsotakis, al menos de momento, parece imbatible.
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