La guerra en Gaza trunca la huida de refugiados palestinos hacia la UE
Las peticiones de asilo de ciudadanos de Gaza y Cisjordania triplicaron el año pasado las de 2021, pero los ataques de Israel desde el 7 de octubre han ralentizado el flujo de los que buscan protección en suelo europeo
Cuando comenzaron los ataques israelíes sobre Gaza, en octubre pasado, el ministro griego de Migración y Asilo, Dimitris Kairidis, expresó su preocupación por la posibilidad de que este nuevo conflicto provocara un aumento de la inmigración irregular. “Como si la multitud de focos de tensión en el norte de África y Siria no estuvieran empujando ya a miles de migrantes hacia Europa, ahora esto”, dijo. A mediados de 2023, las peticiones de asilo de palestinos ya triplicaban las de 2021 en la UE, pero el ministro se equivocaba: los ataques del 7 de octubre han ralentizado las salidas, a la luz de los indicios recogidos por varias agencias de la UE y de Naciones Unidas, que apuntan a una reducción de los flujos desde Gaza y Cisjordania en los últimos meses.
Fátima —nombre falso— es palestina y tiene 35 años. Su marido e hijos son algunos de esos gazatíes que generaban inquietud en el ministro griego conservador. Salieron de la Franja el 15 de septiembre, tres semanas antes de que Israel clausurara los accesos para bombardear el enclave en respuesta a los 1.200 muertos y casi 300 secuestrados con los que se saldó el ataque de Hamás.
Desde el 7 de octubre, todos sus hermanos y sobrinos han sido víctimas de las bombas israelíes, sumándose a los más de 31.000 personas que hasta ahora han muerto en la Franja. El marido de Fátima es el único superviviente de una familia de 50 miembros, ella ha perdido a 39 parientes y todavía no sabe cómo decirle a su hijo, de siete años, que sus abuelos siguen bajo los escombros. Sus hijos, tres niñas y un niño, son los únicos vivos de su generación. “Para los palestinos no hay ninguna institución más importante que la familia”, explica esta licenciada en Psicología. Llora durante toda la conversación, pero quiere que su historia se conozca. Él no quiere hablar con nadie y hace semanas que se provoca autolesiones.
En 2023, los palestinos que solicitaron protección en territorio comunitario fueron 11.561, principalmente en Grecia y Bélgica, según los datos más recientes de la Agencia Europea de Asilo (EUAA); el triple que dos años antes. .
En las islas griegas, son la tercera nacionalidad entre los refugiados: supusieron un 16% de los registrados en 2023, según datos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Hasta 2020 no entraron en los tres primeros puestos, coincidiendo con un incremento de las muertes de ciudadanos de Gaza y Cisjordania a manos de militares o civiles israelíes: fueron 230 hasta el día antes de los ataques de Hamás, 191 en 2022 y 320 en 2021, según la asociación pro derechos humanos israelí B’tselem.
Es el caso de Fátima, que llegó a Grecia cruzando el Mediterráneo oriental desde Turquía de manera irregular mucho antes de los sucesos del 7 de octubre. O el de Ghada —tampoco es su nombre real—, que es de Beit Lahia, en las afueras del mayor campo de refugiados gazatí, el de Yabalia, y que ahora es vecina de Fátima, residentes las dos en el campo de refugiados de Kara Tepe, en Lesbos (Grecia). Ghada ha perdido a 60 miembros de su familia, pero su sufrimiento tampoco empezó el 7 de octubre: en mayo, su casa fue destruida durante un enfrentamiento anterior entre la Yihad Islámica y el ejército israelí. “No hay vida en Gaza, solo miedo”, lamenta durante una conversación junto a su vivienda temporal.
Como Fátima y Ghada, en 2023 llegaron 41.561 palestinos por mar y 7.160 más cruzaron la frontera de Turquía a pie. Forman el 16% de las llegadas irregulares a las islas, la tercera nacionalidad más frecuente, según el Ministerio de Migraciones griego. .
.
Desde el 7 de octubre las fronteras de Gaza están cerradas. Si los números de palestinos llegados a Grecia siguieron subiendo, fue por quienes salieron antes de los ataques, apunta otro informe de Europol de enero de 2024. Seweryn Stopa, jefe del Centro Europeo de Tráfico Ilícito de Migrantes de esta agencia, lo corrobora: “Vemos algunos individuos [llegando irregularmente], pero no un aumento significativo”, afirma a EL PAÍS. En Turquía, el país desde el que la mayoría accede a Grecia, fueron detenidos más de 18.000 palestinos sin papeles, la mayor cifra registrada en la última década, según datos del Ministerio del Interior turco. Entre el 1 de enero y el 22 de febrero de 2024 se han realizado 1.740 nuevos arrestos.
Las apreciaciones de Europol coinciden con el punto de vista de la EUAA, que advierte que el aumento de peticiones de asilo fue más acusado a partir de julio, pero la tendencia empezó a revertir en diciembre de 2023, y que no pueden vincular directamente el aumento de las solicitudes con los acontecimientos del 7 de octubre debido a las limitaciones existentes para salir de Gaza. “Los palestinos registrados que solicitan protección internacional, probablemente ya se encontraban en la UE”, explica una fuente de la agencia.
Otro indicio que apunta a que están llegando menos palestinos es que el número de alojados en los campos de refugiados de Grecia desde octubre hasta finales de enero está disminuyendo, asegura George Skordilis, de la oficina de prensa del Ministerio que dirige Kairidis. “En octubre había 2.621, y en enero quedaban 1.630”, detalla. Esa disminución se debe a dos razones: la agilización de las resoluciones de las solicitudes de asilo y la principal, según Skordilis: “la gran reducción del flujo de palestinos hacia Grecia”, añade el portavoz.
Devoluciones en caliente
Los informes de Europol describen cómo los contrabandistas organizan los viajes desde Turquía, al menos hasta el 7 de octubre. Los palestinos viajaban de Gaza a Egipto en autobús. Desde El Cairo, volaban a Estambul con visados de turista y una vez allí iban por carretera a Esmirna, desde donde los facilitadores locales los llevaban clandestinamente por mar a las islas griegas. “Las tarifas apuntan a 550 euros por persona para la ruta Egipto – Turquía – Grecia, pero una red criminal cobraba hasta 15.000 euros por persona”, dice Europol.
Fatima y Ghada vivieron ese periplo. Antes de partir de Gaza habían pactado que cada familia pagaría 5.580 euros por la travesía en zódiac desde Turquía a Grecia, pero tuvieron que renegociar el precio porque los familiares que las financiaban murieron mientras ellas estaban de viaje. Depositaron la cantidad de dinero acordada, 3.720 euros, a un intermediario conocido como hawala, que la desbloquea una vez que los migrantes llegan al destino.
Ambas mujeres intentaron llegar a Grecia siete veces antes de lograrlo, pues fueron víctimas de las devoluciones en caliente, que en las islas griegas son una práctica ilegal, pero habitual desde 2020. Los migrantes son detenidos en aguas griegas por embarcaciones tripuladas por guardacostas y hombres encapuchados que retiran o destruyen el motor, antes de abandonarlas a la deriva. En 2023 hubo 25.145 devoluciones de ese tipo en el mar Egeo y los palestinos fueron la segunda nacionalidad que más los sufrió, con 9.697 afectados. “Veía la muerte en la mirada de mis hijos cada vez que nos echábamos a la mar”, dice Fátima. En dos ocasiones les apuntaron con sus armas directamente a la cabeza para que detuvieran la lancha. Una de las veces, un guardacostas turco les dijo “¿Por qué venís aquí? Volved a Gaza para que os maten los israelíes”. Finalmente, el 6 de diciembre de 2023 llegaron a Lesbos.
Fátima y la hija mayor de Ghada, de 13 años, aún se están curando de unas quemaduras de consideración que sufrieron durante la travesía por mar. Es una herida común entre los migrantes, que se produce por la reacción entre el agua salada y la gasolina del motor de la lancha. En Kara Tepe la vida no es fácil. El Gobierno ha conseguido acortar la tramitación de las solicitudes de asilo y la estancia en los campos. Fatima y Ghada ya han obtenido los papeles. Por ello ya no tienen derecho a recibir comida y deben abandonar el campo, pero no tienen dinero ni para comprar el billete de ferry a Atenas. “Ni siquiera tenemos para el autobús al puerto”, matiza Ghada.
El objetivo de ambas familias es Bélgica. Su Gobierno, afirma Fátima, ha mostrado mayor sensibilidad hacia los palestinos que el resto de la UE. Aunque no conocen a nadie allí, esperan conocer compatriotas que les ayuden a dar los primeros pasos de su nueva vida.
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.