Giorgia Meloni afronta una cita electoral clave que medirá la fortaleza de la coalición de derechas en Italia
Las elecciones de la región de Abruzo de este domingo pueden ser un punto de inflexión para la izquierda después de la victoria en Cerdeña hace dos semanas y de los signos de debilidad mostrados por la líder de Hermanos de Italia
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, atravesaba un momento de excelente forma electoral. Los sondeos no dejaban de sonreírle, ganaba las elecciones locales sin apenas esfuerzo y los comicios europeos del próximo junio aparecían a lo lejos como un horizonte dorado. Hace dos semanas, sin embargo, frunció el ceño. La región de Cerdeña, donde había nombrado a dedo a un candidato que no contaba con el apoyo de sus socios de coalición (Forza Italia y Liga), pasó a manos de la izquierda. La inesperada derrota sirvió para dar alas a la nueva alianza entre el Partido Democrático (PD) y el Movimiento 5 Estrellas. Y para demostrar que la primera ministra de Italia no es imbatible. “No ha sido mi mejor día”, tuvo que admitir la siguiente noche. Este domingo, la región de Abruzo marcará definitivamente la tendencia de los próximos meses.
Meloni, escarmentada por lo ocurrido en Cerdeña, se ha tomado muy en serio las elecciones de este domingo. El martes viajó a Pescara, capital de la región, para cerrar uno de los mítines de campaña personalmente. Una región en el centro-este de Italia con 1,3 millones de habitantes. El lugar podría parecer poco relevante en el mapa político electoral, pero es uno de los pocos territorios donde gobierna Hermanos de Italia, que además tiene al frente del Ejecutivo regional a Marco Marsilio, amigo íntimo de Meloni. Los últimos sondeos internos que manejan los partidos señalan que el candidato de la derecha debería ganar. Las cifras, sin embargo, son muy ajustadas y la coalición de Meloni y Matteo Salvini no se fía. En Cerdeña, señalan fuentes de la Liga, los sondeos se equivocaron. “Aquello, claramente, no fue un error nuestro. El candidato que había propuesto Salvini no era el que perdió”, expresa un diputado.
La líder de Hermanos de Italia gestionó bien la comunicación después de la derrota en Cerdeña y logró desviar la atención hacia otros asuntos internos. Pero, más allá de la tendencia que marcaría ahora un nuevo tropiezo en Abruzo, un fracaso abriría todavía más la herida con su socio Matteo Salvini, cuyo electorado funciona como un vaso comunicante con el de Meloni.
El líder de la Liga lleva semanas tensando la cuerda para poner en evidencia los errores de su aliada en los pasados comicios. Nadie duda de que una derrota ahora aumentaría la tensión entre ambos, necesaria para llegar a las elecciones europeas con un perfil propio que les permita competir. De hecho, Salvini y Meloni pertenecen a los dos grandes grupos de derecha radical en el Parlamento de Estrasburgo. La primera ministra es la presidenta del grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), mientras que el líder de la Liga forma parte de Identidad y Democracia (ID), el mismo contenedor político en el que se encuentran Alternativa para Alemania (AfD) o Reagrupamiento Nacional (RN), el partido de Marine Le Pen.
El problema para Meloni ahora en Abruzo será la abstención. O más bien el voto que la izquierda podría recuperar si la participación aumenta y se moviliza a un electorado tradicionalmente progresista. Y que el candidato ha perdido popularidad. Marsilio es romano y ni siquiera tiene residencia fija en la región. El actual gobernador comenzó su carrera desde los rescoldos del posfascismo del Movimiento Social Italiano, como la propia Meloni, y hoy muchos le ven como un político amortizado. Por ese flanco ha atacado la líder del PD, Ely Schlein, que se ha cuidado en los últimos meses de aparecer demasiado en los medios y en las contiendas electorales, pero que ha visto cómo estos comicios podían cambiar algunas dinámicas políticas en Italia.
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