Los rehenes liberados estuvieron cuatro meses en un piso de Rafah sin ver la luz del sol y mal alimentados
La comunidad argentina de Israel celebra la liberación de los dos secuestrados, pero espera la vuelta de otros siete. “Esperemos que pronto nos toque a todos volver a estar juntos”, anhela el padre de dos de ellos
Las familias de origen argentino de los rehenes capturados por Hamás el 7 de octubre celebraron este lunes la liberación de dos de los nueve secuestrados de esta comunidad en Gaza. “En nuestro WhatsApp se han sucedido las felicitaciones y la alegría”, comenta Itzik Horn por teléfono. Sin embargo, añade de inmediato: “Esperemos que pronto nos toque a todos volver a estar juntos”. Hace referencia a dos de sus hijos, que siguen todavía como rehenes en la Franja, donde han muerto más de 28.000 palestinos por los ataques israelíes.
Los liberados este lunes, Fernando Simón Marman, de 60 años, y Norberto Luis Har, de 70, contaron a sus familiares que no vieron la luz del sol durante 129 días, que no fueron golpeados y que pasaron días de hambre, según el diario Yedioth Ahronoth. Alimentados básicamente de pan de pita y queso blanco, los dos han vuelto con una ostensible pérdida de peso y muy débiles, según ese mismo medio, pese a que su cautiverio ha transcurrido en condiciones menos duras que las de otros secuestrados. Marman y Har han permanecido en el apartamento de una familia ―para la que a veces cocinaban― en el segundo piso de un bloque de viviendas de Rafah, en el sur de la Franja. Ese edificio se encuentra apenas a una decena de kilómetros del kibutz Nir Yitzhak, donde fueron capturados durante el ataque de Hamás del 7 de octubre. Nada que ver con el confinamiento de otros rehenes, transcurrido bajo tierra en la red de túneles horadados por Hamás y otros grupos radicales palestinos.
Fernando Marman, conocido como Nano, es un manitas que se gana la vida restaurando muebles en un comercio de la localidad de Ramat Hasharon, al norte de Tel Aviv, cuentan de él fuentes del foro de familias de rehenes y desaparecidos. Es alguien que “ama la vida y sabe disfrutar de las pequeñas cosas”. “Le encanta viajar, el buen vino, el fútbol y la música”, añade. De hecho, el fútbol ha salvado algunas de las conversaciones que los dos rehenes liberados han mantenido durante estos cuatro meses largos con los palestinos una vez que estos se enteraron de que eran argentinos.
Luis Har, que trabajó de contable hasta su jubilación hace escasos meses, es hoy un “abuelo entregado a sus nietos” que emigró a Israel en 1971 y reside en el kibutz Urim, unos 15 kilómetros al este de Gaza. “Es conocido por sus habilidades culinarias y su amor por la danza folclórica”, lo describen en el foro de familias. Har mantiene desde hace 22 años una relación con Clara Marman, hermana de Fernando, y que también estuvo secuestrada hasta su liberación durante los canjes por presos palestinos que tuvieron lugar durante el alto el fuego a finales de noviembre.
“Sentimientos encontrados”
Pero la vuelta a casa de los dos rehenes no hace olvidar a las familias que todavía quedan en el enclave palestino otros siete ciudadanos con doble nacionalidad argentina-israelí. “Los sentimientos son encontrados. Por un lado, alegría porque cualquiera que pueda salir de ese infierno, bienvenido sea. Por otro lado, uno teme cuáles pueden ser las reacciones, porque te imaginas que, tras una cosa así, pueden llegar a tratarlos peor. No lo podemos saber, porque no están en manos de gente normal”, explica Itzik Horn. “Si me dices que [Fernando y Luis] son los dos últimos, pero mira todos los que quedan y no se sabe quiénes están vivos y quiénes muertos”, añade en referencia a los 134 que siguen dentro de Gaza, de los que 31, según las autoridades, estarían muertos.
Entre ese grupo se encuentran sus hijos Yair, de 45 años, y Eitam, de 37, secuestrados en el kibutz Nir Oz. Fue gracias a los testimonios de rehenes de esa comunidad liberados en noviembre a cambio de presos palestinos de cárceles israelíes que Horn supo que estaban vivos. “Vieron que los chicos estaban bien, que no estaban heridos”, comenta el padre. Es “la única noticia, aunque es una información de hace ya dos meses casi”, recalca.
Pese al fracaso en otras operaciones de rescate por parte del ejército israelí, Horn mantiene la calma y la esperanza después de las dos liberaciones. “Ha sido una operación muy riesgosa. Que podía haber terminado para un lado o para otro, algo planificado hace mucho…”, sostiene. Considera “prácticamente un milagro” que los dos rehenes hayan podido salir sin heridas tras una complicada operación, según explicaron fuentes militares de Israel. Los integrantes de las fuerzas especiales entraron en la casa a rescatarlos e hicieron de parapetos con sus cuerpos para que no resultaran heridos en medio de los intensos intercambios de disparos.
“Agradecemos a los soldados que demostraron fuerza y valentía para lograr la liberación de los dos rehenes y deseamos que todos regresen a sus hogares sanos y salvos con prontitud”, señaló el foro que agrupa a las familias en un comunicado. “El tiempo se está acabando para los rehenes que quedan cautivos de Hamás. Sus vidas están en riesgo con cada momento que pasa. El Gobierno israelí debe agotar todas las opciones sobre la mesa para liberarlos”, añade el texto.
Hamás llevó a cabo el 7 de octubre el mayor ataque que ha sufrido Israel en sus 75 años de historia como Estado. Fue el detonante de la actual contienda. Aquel día, los islamistas asesinaron a unas 1.200 personas y secuestraron a unos 240. Un centenar largo fue liberado en la semana de alto el fuego de noviembre. Las partes tratan de pactar estos días un nuevo paréntesis en la guerra que permita canjear a los que quedan, como entonces, por presos palestinos de cárceles israelíes.
Rafah, donde Fernando Simón Marman y Norberto Luis Har han permanecido secuestrados, es el próximo objetivo que se marcan las autoridades y el ejército de Israel en su intento de acabar con Hamás. Allí, en el extremo sur de Gaza y lindando con Egipto, se agolpan en condiciones inhumanas y sin apenas comida y agua más de un millón de palestinos.
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