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Los unionistas levantan dos años de bloqueo al autogobierno de Irlanda del Norte

El DUP mantenía paralizadas las instituciones autonómicas en protesta por el protocolo pos-Brexit firmado entre el Reino Unido y la UE

Partido Democratico Unionista Jeffrey Donaldson
El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, acompañado de los diputados unionistas, anunció en febrero de 2022 el bloqueo del Gobierno autónomo de Irlanda del NortePAUL FAITH (AFP)
Rafa de Miguel

El Partido Unionista Democrático (DUP, en sus siglas en inglés) ha anunciado este martes a primera hora su decisión de poner fin a casi dos años de bloqueo de las instituciones autonómicas de Irlanda del Norte. Su líder, Jeffrey Donaldson, ha confirmado que el acuerdo alcanzado con el Gobierno del Reino Unido, en torno al Protocolo de Irlanda, que fijaba la situación posterior al Brexit de este territorio británico —un tratado que los unionistas contemplaron siempre como una traición de Londres— ha convencido finalmente a la dirección de la formación.

“El paquete de medidas [acordado entre el DUP y el Gobierno de Rishi Sunak] en su totalidad proporciona la base para que nuestro partido pueda designar miembros del Ejecutivo de Irlanda del Norte, y lograr de este modo la restauración de las instituciones autonómicas”, anunciaba Donaldson.

El Acuerdo de Paz de Viernes Santo de 1998, que puso fin a décadas de un conflicto violento entre unionistas y republicanos —los llamados troubles, o problemas—, obliga a las dos principales corrientes políticas de la región a compartir Gobierno, como condición ineludible para que funcionen las instituciones autonómicas. Lo que en principio sería útil para forzar una colaboración y consenso continuos se convirtió en la práctica en una herramienta de coacción utilizada tanto por el DUP como por los republicanos del Sinn Féin (el histórico brazo político de la organización terrorista del IRA) para bloquear en su propio interés el normal funcionamiento de las instituciones de autogobierno.

Desde febrero de 2022, los unionistas decidieron hacer uso de esta capacidad, en protesta por el Protocolo de Irlanda. El acuerdo entre Londres y Bruselas, probablemente la parte más delicada y compleja de las largas negociaciones en torno al Brexit, nunca fue aceptado por el DUP. La idea de que Irlanda del Norte se mantuviera dentro del mercado interior y del espacio aduanero de la UE, para salvaguardar la frontera con la República de Irlanda (territorio comunitario) fue interpretada por los unionistas como una deslealtad de Londres, y un paso más en el distanciamiento entre el Reino Unido y este territorio.

La aplicación de un protocolo que conllevaba controles aduaneros, sanitarios y fitosanitarios de gran parte de los productos y mercancías que viajaban desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte y viceversa aumentó la irritación de la comunidad protestante. Las calles de Belfast y de Londonderry vivieron escenas de violencia callejera como no se recordaban desde hacía décadas, con incendios de vehículos y contenedores y vandalismo contra los comercios.

El Gobierno británico conservador —primero con Boris Johnson al frente; poco después con Liz Truss— inició los trámites legislativos en la Cámara de los Comunes para aprobar una ley que permitía a sus ministros desobedecer las disposiciones del Protocolo de Irlanda. La UE interpretó el gesto como un desafío en toda regla, y el anuncio por parte de Londres de que estaba dispuesto a infringir de modo deliberado la legalidad internacional.

La ‘paz’ de Rishi Sunak

El 27 de febrero de 2023, Rishi Sunak sorprendió a propios y extraños cuando firmó, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el llamado Acuerdo Marco de Windsor, en esa histórica localidad inglesa. El nuevo primer ministro hacía gala de pragmatismo y lograba destensar las relaciones con Bruselas. La UE, que vio en la figura de Sunak la oportunidad de mejorar las relaciones con Londres, también mostró la flexibilidad necesaria para enderezar el entuerto. El Gobierno comunitario relajó gran parte de los controles aduaneros entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña, e incluso se abrió a dar cierta participación y voz a la Asamblea Autónoma de Irlanda del Norte frente a futuros cambios normativos en el mercado interior que afectaran al territorio norirlandés.

El Acuerdo Marco de Windsor fue celebrado como un gran hito de paz a ambos lados del canal de la Mancha, y contribuyó en gran parte a sacar finalmente al Brexit del debate político del Reino Unido y de las preocupaciones de las instituciones de Bruselas.

La situación en Irlanda del Norte, sin embargo, seguía gangrenada. El DUP nunca se fio de lo acordado en Windsor y reclamaba más garantías, mientras mantenía bloqueadas las instituciones autonómicas. La consecuencia de esta parálisis fue que la gobernanza diaria de Irlanda del Norte, en sus asuntos más básicos, fue llevada a cabo de modo remoto desde Londres. Los funcionarios autonómicos llevan dos años sin ver un aumento de sueldo. Unos 170.000 de ellos protagonizaron a principios de este mes la huelga más amplia de su historia. Además, la ayuda financiera ofrecida por el Gobierno británico, unos 3.800 millones de euros, lleva todo este tiempo paralizada.

La sombra del Sinn Féin

Los conocedores de la realidad norirlandesa creen que las reticencias de los unionistas frente al Protocolo de Irlanda, aun siendo reales, ocultan un miedo mucho más profundo. En mayo de 2022, el Sinn Féin logró por primera vez, frente a un unionismo dividido, una histórica victoria en las elecciones autonómicas de Irlanda del Norte. Tal y como establece el Acuerdo de Viernes Santo, el resultado implicaba que Michelle O’Neill, la candidata republicana, debía ocupar el sillón de ministro principal del Gobierno norirlandés, algo difícil de tragar para el unionismo más radical, que nunca ha dejado de ver al Sinn Féin como los herederos del terrorismo del IRA.

En los últimos años, la formación se ha alejado de aquel pasado para presentarse como un partido moderno de izquierdas, con un discurso más social que político. La estrategia le ha permitido lograr grandes avances electorales en la República de Irlanda y también en Irlanda del Norte.

Tanto el DUP como el Gobierno británico se han comprometido a dar a conocer los detalles del acuerdo alcanzado este miércoles. Parte de la garantía ofrecida para lograr que los unionistas cedieran en su posicionamiento consiste en aprobar nueva legislación en el Parlamento británico que recoja lo pactado. Donaldson ha asegurado que el acuerdo tiene el consenso de conservadores y laboristas británicos, para blindarlo frente a futuros cambios de Gobierno en Londres.

“La nueva legislación reafirmará el lugar de Irlanda del Norte dentro del Reino Unido. Y restaurará la capacidad para comerciar libremente con el resto del país a la vez que mantenemos nuestro acceso al mercado interior de la UE”, ha prometido Donaldson a los suyos. Parte de la dirección del partido se ha negado a respaldar el acuerdo, y medio centenar de ciudadanos protestó en la noche del lunes frente a la sede del partido para evitar lo que, para ellos, sería la enésima puñalada en la espalda.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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