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Los partidos extremistas desbordan por la derecha al Gobierno de Netanyahu en plena guerra

El primer ministro se limita a amonestar, para no romper la coalición, a un ministro de una fuerza judía radical que planteó el uso de la bomba atómica en el conflicto de Gaza

Guerra Israel Gaza
Los cadáveres de varios palestinos yacen en el suelo cerca de un camión acribillado a balazos en el barrio de Tel al Hawa, en la zona sur de Ciudad de Gaza, este lunes.BASHAR TALEB (AFP)
Juan Carlos Sanz

Benjamín Netanyahu se garantizó a finales del año pasado su designación para el cargo de primer ministro, que de paso le protege frente a la justicia en los tres casos de corrupción por los que está siendo juzgado, pero tuvo que pagar el precio de incorporar al Ejecutivo a fuerzas de la extrema derecha judía que hasta entonces habían quedado excluidas del marco parlamentario. Sus miembros no participan en el Gabinete de Seguridad, el sanedrín ministerial que toma las decisiones en tiempo de guerra, pero sus fanáticas proclamas amenazan con abrir un nuevo frente en la retaguardia política de Netanyahu. Cuando se cumple el primer mes del mayor conflicto armado en Israel desde hace medio siglo, las maniobras de algunos ministros extremistas han desbordado por la derecha al jefe de un Gobierno que ha sido considerado como el más conservador en toda la historia del Estado judío.

La gota que ha colmado el vaso del extremismo ha venido de la mano del titular de la cartera de Patrimonio, Avihai Eliyahu, miembro del partido Poder Judío. Esta formación es heredera del radicalismo de Meir Kahane, quien en los años setenta y ochenta del siglo pasado abanderó la lucha armada contra los árabes al frente del partido Kach (proscrito en 1988 por apología del terrorismo), antes de ser asesinado a tiros por un egipcio en Nueva York en 1990. Eliyahu fue sancionado el domingo por el primer ministro, que le apartó de las reuniones del Gobierno, después de que ese mismo día se hubiera mostrado de acuerdo con la “opción” de lanzar una bomba atómica sobre la franja de Gaza durante un programa de radio.

El ministro ultranacionalista había declarado durante la emisión que no estaba completamente satisfecho con la intensidad de los bombardeos contra Hamás, tras el ataque lanzado por la milicia islamista el 7 de octubre, en el que murieron más de 1.400 personas en Israel y otras 240 fueron secuestradas. Al ser preguntado en una entrevista qué le parecía la posibilidad de arrasar la franja palestina con el arma nuclear y “matar a todo el mundo”, replicó que era una “opción” factible, aun a costa de acabar también con la vida de los rehenes capturados en Israel.

“Las vidas de los secuestrados no valen más que las de los soldados”, enfatizó, “y en la guerra siempre se paga algún precio”. A su juicio, en la franja de Gaza todos son combatientes contra Israel y no es precisa la entrada de ayuda humanitaria. El gabinete interno del primer ministro se apresuró a advertir de que las declaraciones de Eliyahu estaban “desconectadas de la realidad”, antes de informar de que Netanyahu había “suspendido” la participación de este en las sesiones del Ejecutivo “hasta nueva orden”.

Israel nunca ha reconocido que posea el arma nuclear, pero es considerado como una potencia nuclear desde hace seis décadas. El Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (SIPRI) estima que cuenta con cerca de un centenar de cabezas atómicas. Los exgenerales Yoav Galant, actual ministro de Defensa, y Benny Gantz, su predecesor en el puesto y actual miembro del Gabinete de unidad nacional para la guerra de Gaza, tacharon a Eliyahu de “irresponsable” y “dañino”, frente a las familias de los secuestrados en particular.

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Eliyahu puntualizó horas más tarde en las redes sociales que sus declaraciones en la radio habían tenido un tono “metafórico”. En medio del clamor de cancillerías de los países árabes y de la condena del Departamento de Estado de EE UU, Netanyahu se ha limitado a amonestar al ministro de Patrimonio y a apartarle temporalmente de las sesiones del Gobierno, relegadas en tiempo de guerra al concentrarse el poder de decisión en el Gabinete de Seguridad. El líder de la oposición, Yair Lapid, exigió su inmediata destitución. “La presencia de extremistas en el Gobierno nos pone a todos en peligro y perjudica los objetivos centrales de la guerra: eliminar a Hamás y liberar a todos los rehenes”, apostilló en un tuit en la red X (antes Twitter).

Netanyahu lidera una coalición de seis partidos: el que preside (el conservador Likud); tres de extrema derecha que concurrieron en una sola lista (Poder Judío, donde se encuadra Eliyahu; Sionismo Religioso y el partido de sesgo homófobo Noam); y dos ultraortodoxos, el sefardí Shas y el askenazí Judaísmo Unido de la Torá. En total, suman 64 de los 120 escaños de la Kneset o Parlamento.

En medio del recorte general presupuestario impuesto por la guerra, los dos grupos ultraortodoxos han seguido exigiendo un incremento de las partidas para la financiación de las yeshivas (escuelas rabínicas) y la enseñanza religiosa judía. El ministro de Finanzas y líder de Sionismo Religioso, Bezalel Smotrich se lo ha concedido. A su vez, este mismo lunes, Smotrich ha instado a crear “zonas tapón” para “impedir la entrada de árabes” en torno a asentamientos de colonos judíos y aumentar la seguridad en Cisjordania.

En una carta enviada a varios medios de comunicación hebreos citada por la agencia Efe, Smotrich ha advertido de que el ejército de Israel está “fracasando a la hora de mantener niveles de seguridad aceptables” en la zona. Para ello, ha solicitado también el cierre las carreteras en las áreas de recolección de aceitunas, una de las principales actividades agrarias palestinas en esta época del año. La posible prohibición amenaza con desatar nuevos protestas en Cisjordania, que durante el primer mes del conflicto en Gaza se han saldado con la muerte de decenas de palestinos a manos de las fuerzas de seguridad y de grupos de colonos judíos armados.

“La pura realidad es que este Gobierno de ministros radicales está saboteando la estrategia de la guerra (contra Hamás)”, ha advertido este lunes el columnista político Nadav Eyal en las páginas del diario Yediot Ajronot. “Mientras Smotrich se muestra incapaz de avanzar en la recuperación de la economía israelí (en tiempo de guerra), Eliyahu propone cometer un genocidio en Gaza”, apostilla Eyal.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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