Israel intensifica sus ataques por tierra y aire sobre una Gaza casi incomunicada
La ONU denuncia por primera vez crímenes de guerra en el conflicto y la agencia para los refugiados palestinos advierte de que muchos palestinos morirán pronto de hambre
El ejército israelí ha incrementado los bombardeos aéreos sobre Gaza y anunciado una “expansión” de las operaciones terrestres este mismo viernes. Poco después, residentes de Gaza han dado cuenta del ingreso de tropas israelíes en el enclave, que ha quedado prácticamente incomunicado al caer las comunicaciones teléfónicas y por internet, según indican diferentes medios locales. El ejército no ha aclarado si el movimiento de tropas es la invasión terrestre para derrocar a Hamás que lleva días anunciando o si se trata de una incursión temporal con tanques e infantería como las de los últimos días. Lo primero, ha advertido el ministro de Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, supondría una “catástrofe humanitaria de proporciones épicas”.
“En las últimas horas, hemos aumentado los ataques”, ha dicho en la tarde de este viernes el portavoz militar israelí Daniel Hagari. Los bombardeos se han centrado en “objetivos subterráneos”, en referencia a los túneles de Hamás, e “infraestructuras terroristas”, según publicó en la red social X (antes, Twitter). El observatorio Netblocks registró “un hundimiento de la conectividad, después de que se haya informado de un fuerte bombardeo”. La compañía palestina Jawal informó también de la caída de las comunicaciones, que sitúa a la Franja en un apagón informativo.
Todo, cuando se cumplen tres semanas desde que, al amanecer del 7 de octubre, también en plena festividad del shabat judío y con el país medio aletargado, Hamás diera su golpe sorpresivo matando a 1.400 personas en una incursión nunca vista en territorio israelí.
Antes, Naciones Unidas había elevado el tono respecto a la gravedad de lo que ocurre en la Franja al hablar de “crímenes de guerra”, en la que ha sido la primera vez que se usa ese término en el ámbito institucional para referirse a lo que ocurre en Gaza. Tras más de 7.300 muertos palestinos como consecuencia de los bombardeos israelíes sobre la Franja desde el 7 de octubre, la oficina de derechos humanos de la ONU advirtió de que “el castigo colectivo” a la población de Gaza es uno de esos crímenes, según un comunicado divulgado este viernes. En su nota, Naciones Unidas reclama, asimismo, que cesen los “ataques indiscriminados cometidos por grupos armados palestinos” y que se libere de manera “inmediata e incondicional” a los civiles secuestrados, cuya captura es otro “crimen de guerra”, sostiene el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk.
Este comunicado llega en la misma semana en la que Israel ya ha protagonizado un agrio enfrentamiento con Naciones Unidas, que se ha traducido en el bloqueo del visado a su Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths, y a otros cargos de la organización. Previamente, el Gobierno israelí había acusado al secretario general, António Guterres, de justificar a Hamás por haber afirmado que los ataques del día 7 “no vienen de la nada”, sino tras “56 años de ocupación asfixiante”.
También este viernes, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución en la que pide un alto el fuego humanitario inmediato en Gaza, por 120 votos a favor —entre ellos el de España—, 14 en contra (entre ellos, los de EE UU e Israel) y 45 abstenciones. De los cuatro miembros restantes del Consejo de Seguridad, además de Estados Unidos, China, Francia y Rusia votaron a favor y Reino Unido se abstuvo. En la UE, Austria, Hungría y República Checa votaron en contra, mientras que Alemania se abstuvo. Esta resolución,que no es vinculante pero que sí tiene un importante peso símbólico, fue duramente criticada por el embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, que afirmó que Naciones Unidas “ya no tiene ninguna legitimidad ni relevancia” y acusó a los países que la respaldaron de preferir apoyar “la defensa de los terroristas nazis” en lugar de a Israel.
“Migajas”
Antes de que se conociera el resultado de la votación, el director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, había definido, en una rueda de prensa en Jerusalén, como “migajas” el volumen de ayuda que está entrando en Gaza a través de la frontera con Egipto para atender a una población de 2,3 millones de habitantes. Este responsable aseguró que unos pocos camiones no significan el fin del bloqueo de la Franja y que sin un “alto el fuego humanitario” no será posible atender a las víctimas del bloqueo y los bombardeos.
El acuerdo entre Israel y Estados Unidos para permitir el ingreso de mercancía básica para los habitantes de Gaza había sido definido la semana pasada como un “destello de esperanza” por parte de la ONU. Ahora, esas “migajas” a las que aludió Lazzarini “distraen” además —aseguró el responsable de Naciones Unidas—, del hecho de que agua, comida, combustible y medicamentos están siendo “usados para castigar colectivamente a más de dos millones de personas”, según lamentó el máximo responsable de la UNRWA.
Lazzarini insistió en que “muchos” palestinos morirán “pronto”, no por los bombardeos, sino por las consecuencias del bloqueo completo impuesto por Israel. Sus compañeros en Gaza, 57 de los cuales han perdido la vida en las tres semanas de ataques aéreos, han empezado a comunicarle los primeros casos de hambre dentro de la Franja, ha añadido. La ONU sostiene que habitualmente entraban en la Franja 450 camiones cada día y que se precisan al menos un centenar diario para poder plantar cara a la actual crisis humana en Gaza.
“Tenemos que evitar pasar el mensaje de que unos pocos camiones al día significan el levantamiento del cerco para [introducir] ayuda humanitaria […] Ha habido negociaciones intensas y una incesante diplomacia de intermediación para abrir una línea de suministro humanitaria. Hasta ahora solo ha resultado en un puñado de convoyes de ayuda. Esto no cambiará el hecho de que Gaza está siendo estrangulada”, dijo Lazzarini, tras señalar que su población se siente “dejada de lado, alienada y abandonada” y ha empezado a cargar las tintas con el propio personal de la UNRWA (gazatíes como ellos, en su gran mayoría), al percibirlos como parte de “la misma comunidad internacional que parece haber dado la espalda a Gaza”. “El sistema actual está condenado a fracasar. Lo que necesitamos es un flujo de ayuda significativo e ininterrumpido. Y para lograrlo, necesitamos un alto el fuego humanitario que garantice que esa ayuda llega a quienes lo necesiten”, sentenció Lazzarini. António Guterres pidió, por su parte, este viernes acelerar las inspecciones en el paso de Rafah, que separa Gaza de Egipto, “para permitir que muchos más camiones entren a Gaza sin demora”, según un comunicado.
El combustible, cuya entrada impide Israel porque asegura que Hamás tiene y se lo ha robado a la UNRWA, centró buena parte de la comparecencia del jefe de la UNRWA. La agencia se ha visto obligada a “limitar drásticamente” su uso en los últimos días, a través de “decisiones difíciles” como determinar si lo necesitan más el medio centenar de panaderías a las que se lo proporciona, los centros médicos o su propio personal. “¿Cuánto podemos aguantar? No lo sé. Pero no más de unos días”, agregó.
Lazzarini insistió en que ni tiene conocimiento de robos de combustible, “ni idea” de cuánto puede tener el Gobierno de Hamás. También en la importancia de que llegue desde fuera de Gaza, si bien ha abierto la puerta a acceder a unos depósitos en el interior que guardan “algo” de combustible que entró en su momento por acuerdo entre Israel y Qatar. Su personal solo podrá hacerlo, añadió, con luz verde de las Fuerzas Armadas.
Solo dos de las panaderías que trabajan para el Programa Mundial de Alimentos (PMA) disponen de combustible, probablemente, solo hasta el sábado, según alertó un representante de esta agencia de la ONU. El PMA afirma que, desde el miércoles, solo pueden atender a 150.000 personas por falta de combustible, cuando antes socorrían a 200.000.
Comercios vacíos
Nebal Farsakh, portavoz de la Media Luna Roja palestina, describió también la ayuda que ha entrado en la Franja como “una gota en medio del océano”. Diez médicos extranjeros y diez camiones con medicinas, comida y agua ―pero no combustible, que Israel se niega a aceptar― accedieron en la mañana del viernes, según confirmó un funcionario fronterizo a la agencia Reuters. Eso eleva a 84 el total desde que comenzó la actual guerra el 7 de octubre.
“Al principio, la gente podía ir al mercado o a las tiendas. Ahora, ya no. Los comercios tienen las estanterías vacías. Los habitantes están luchando por conseguir comida, pero ya hay personas que están pasando hambre en Gaza”, alertó en conversación telefónica la portavoz de la Media Luna Roja palestina.
Todo cuando se cumplen 20 días de guerra desde que Hamás atacó Israel el 7 de octubre matando a unas 1.400 personas y el ejército israelí comenzara a bombardear la Franja de manera indiscriminada con el resultado de esas más de 7.300 víctimas mortales. Una invasión a gran escala por tierra de las tropas israelíes en el enclave palestino, como ha prometido el Gobierno que lidera el primer ministro Benjamín Netanyahu, dificultaría todavía más el acceso de los habitantes a lo indispensable para sobrevivir en un territorio donde apenas llega el suministro eléctrico y de agua.
Durante la madrugada, el ejército israelí había llevado ya a cabo una nueva incursión terrestre en Gaza, apoyada por medios aéreos, preparatoria de la invasión con la que pretenden acabar con Hamás, que gobierna en ese territorio y cuyo brazo armado lideró el gran ataque el territorio israelí hace tres semanas. El ejército israelí ha informado de que en esa incursión golpeó 250 objetivos del grupo y mató a Madhath Mubashar, el jefe de la organización en Jan Yunis, en el sur de Gaza. La cifra de muertos en la Franja asciende a 7.326, de los que 3.038 son niños, según datos del Ministerio de Sanidad de Gaza.
En paralelo, hay signos de que las chispas del conflicto pueden extenderse a la región. En el vecino Egipto, las ciudades turísticas de Taba y Nuweida, a orillas del mar Rojo y próximas a Israel, fueron escenario de ataques este viernes con seis heridos, informaron las autoridades militares del país. Estados Unidos anunció la semana pasada que uno de sus buques de guerra en el mar Rojo interceptó proyectiles lanzados desde Yemen, probablemente hacia Israel, por los rebeldes Huthi, apoyados por Irán, aliado también de Hamás. “Israel trabajará con Egipto y Estados Unidos para reforzar la defensa regional contra las amenazas de la región del mar Rojo”, dijo el portavoz militar israelí, Daniel Hagari, durante unas declaraciones en televisión que cita Reuters.
Eso se une a los ataques de Estados Unidos contra grupos proiraníes en el este de Siria en respuesta al lanzamiento de misiles de los últimos días, lo que amenaza con que la guerra se extienda a toda la región. Paralelamente, las tropas israelíes realizaron nuevas operaciones en la Cisjordania ocupada con un balance de cuatro muertos en las primeras horas de este viernes.
Mientras, en Cisjordania, las incursiones de las tropas israelíes en la madrugada del viernes causaron, al menos, cuatro muertos, según la agencia palestina Wafa, tres de ellos en Yenín y uno más en Qalqilia. Esta otra región de la Palestina ocupada vive sus semanas más convulsas y mortíferas desde el estallido de la Segunda Intifada (2000-2005).
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