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De los atentados al crimen en la sombra: la Mafia se reorganiza tras la muerte del capo Messina Denaro

La Cosa Nostra deja de lado las matanzas mediáticas, se centra en el narcotráfico y la corrupción e intenta recuperar terreno a la calabresa ‘Ndrangheta

Mafia Italiana Messina Denaro
El coche fúnebre que transporta al difunto jefe de la mafia Matteo Messina Denaro llega al cementerio de la ciudad siciliana de Castelvetrano, el 27 de septiembre de 2023.STRINGER (REUTERS)

El histórico jefe de la Mafia Matteo Messina Denaro, fallecido esta semana en prisión, se había convertido en un elefante en la habitación para la mafia siciliana. Era el último capo que aún quedaba vivo de la época más sanguinaria de los atentados, las matanzas públicas, las bombas o las guerras abiertas entre clanes. Y era una figura con mucho magnetismo mediático que atraía peligrosamente los focos. Nadie dudaba de que era un problema para la organización criminal, a pesar de que no lo dejaron caer y le ayudaron a pasar tres décadas en la clandestinidad, en las que siguió operativo hasta su arresto el pasado enero.

Las cosas comenzaron a cambiar en la Cosa Nostra con la entrada de Messina Denaro, casi una figura mitológica para la Mafia, en la prisión de máxima seguridad de L’Aquila. Pero ahora, tras su muerte, ha vuelto a pesar la duda de en qué situación queda la histórica organización mafiosa siciliana. Parece que se está reorganizando para retornar a las sombras y esquivar los radares de las autoridades, aunque sigue “viva y todavía fuerte”, como ha avisado el general de los Carabinieri que detuvo al capo, Pasquale Angelosanto.

Pietro Grasso, antiguo fiscal nacional antimafia, ha advertido también de que la organización siciliana ha entrado en una nueva fase, pero sigue activa. “Con la muerte de Matteo Messina Denaro termina una vida llena de violencia, conspiraciones y misterios. También termina una era de la Cosa Nostra, pero no la Cosa Nostra. No terminó con la muerte de Salvatore Totò Riina, ni con la de Bernardo Provenzano, ni termina hoy. La Cosa Nostra cambia, evoluciona, se transforma, pero sigue siendo el principal obstáculo para una Sicilia y para una Italia libres del yugo de la violencia, del chantaje, de la pobreza”, ha dicho.

El investigador y escritor Antonio Nicaso, especializado en mafias, explica, en conversación con este diario, que la Cosa Nostra está atravesando “un momento importante”, porque se encuentra en plena reorganización y “está dejando atrás la larga etapa de las matanzas y los atentados” contra jueces, representantes de las instituciones, periodistas e incluso contra el patrimonio artístico, propios del periodo en el que el grupo de los corleoneses dominaban en Sicilia, en las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado, con Riina al frente, del que Messina Denaro fue discípulo. “La mafia siciliana está volviendo a hacer lo que siempre había hecho: usar la violencia solo cuando es estrictamente necesario. La fase de los corleoneses fue una excepción, una anomalía en la historia de la organización criminal”, considera Nicaso.

Y señala que la mafia siciliana se está centrando de nuevo en los negocios sucios y la corrupción. “Se nota, por ejemplo, porque las autoridades han interceptado recientemente cargamentos ingentes de cocaína en Palermo y Catania”, agrega. El experto, que es consultor de gobiernos y de distintos organismos que estudian la criminalidad organizada, cree que la Cosa Nostra trata de recuperar el terreno que perdió durante la etapa de los atentados de los años noventa, y que le ganó la ‘Ndrangheta, la mafia calabresa, actualmente la más potente de Italia, que “fue capaz de adelantar al resto de mafias, porque creció económicamente en silencio mientras el Estado se concentraba en la lucha contra la Cosa Nostra”, según apunta Nicaso.

“Ahora la Cosa Nostra está volviendo a tejer relaciones con la política, con los entornos institucionales, con las altas esferas de la economía y las finanzas, para tornar a los niveles anteriores a los atentados, ahora está más interesada en hacer dinero y adquirir poder que en usar la violencia o desafiar al Estado”, agrega el experto. Y aclara que, tradicionalmente, “las mafias no desafían al Estado, sino que se infiltran en él”. “Tratan de infiltrarse en el tejido económico, urden relaciones con la política y las finanzas, porque este tipo de violencia, sustentada en la corrupción y las relaciones de poder, es mucho más difícil de detectar y de derrotar”, explica Nicaso, que recuerda que la Mafia siempre fue “una de las primeras en potencia económica”, sobre todo gracias al tráfico internacional de heroína y a su ingente red de laboratorios, que le permitían enviar la droga a Estados Unidos y a medio mundo.

Ahora, la Cosa Nostra “se está centrando más en su dimensión económica y menos en la militar”, apunta Nicaso. El propio Messina Denaro ya se alejó de los métodos sangrientos en su última etapa y se focalizó más en los negocios, lo que incluso le acarreó las críticas de su mentor, Riina. “Creó una red de relaciones que le permitió pasar 30 años en la clandestinidad, al lado de su casa; si no es por su enfermedad [padecía un cáncer terminal], hubiera sido difícil que lo hubieran arrestado”, indica el experto. Y concluye: “Es prematuro escribir la necrológica de la mafia siciliana, que tiene una gran capacidad para regenerarse y adaptarse a las nuevas situaciones”.

Aunque las autoridades no saben exactamente en qué consiste la reorganización ni tienen todas las piezas del puzle criminal, sí tienen claro que el final de la Mafia aún está lejos. El último informe de la Dirección Antimafia (DIA) sostiene que la captura de Messina Denaro privó a la organización de una “histórica y relevante figura de referencia y agravó sus duraderas dificultades para hallar líderes respetables”, después de la muerte de Totò Riina en 2017 y de Bernardo Provenzano en 2016. Pero, al mismo tiempo, considera que “esa circunstancia no incidió en la operatividad de la organización ni se cree que pueda atenuar la presión criminal” en Sicilia.

Messina Denaro era el mafioso más buscado de Italia desde 1993 por sus múltiples crímenes y por participar en la sangrienta oleada de atentados de los años noventa, en la que fueron asesinados, entre otros, los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en 1992. La policía lo arrestó el pasado enero en la localidad siciliana de Campobello di Mazzara, cerca de su pueblo natal, Castelvetrano, donde hacía una vida casi normal gracias a una identidad falsa y una red de encubridores. Murió en prisión sin arrepentirse de sus crímenes y se llevó todos sus secretos a la tumba.

Matteo Messina Denaro
Una fotografía distribuida muestra a Matteo Messina Denaro, el jefe de la mafia más buscado de Italia después de ser arrestado en Palermo, Italia, el 16 de enero de 2023.CARABINIERI (via REUTERS)

Los investigadores tienen claro ahora que Messina Denaro lideraba el importante clan de la provincia mafiosa de Trápani, una de las varias ramas en las que se divide la organización, pero nunca fue capo dei capi (capo de capos) en Sicilia, el hombre en la cima de toda la pirámide mafiosa, como Totò Riina, que fue el último gran líder de una estructura jerárquica que probablemente desapareció con él. Aunque sin duda su poder era enorme y el resto de familias criminales “veían su figura como un símbolo”, como ha señalado Angelosanto.

El fiscal jefe de Palermo, Maurizio De Lucia, ha explicado que el capo fue “una figura muy importante en la dinámica mafiosa por haber sido criado por Totò Riina, por lo que conocía bien no solo las reglas de la organización, sino también muchos de los secretos, especialmente de los años 1992-1993, los años de las masacres”. Y ha aclarado que los clanes de Palermo nunca se pondrían a las órdenes de alguien que no sea palermitano. Los investigadores saben que el clan de Trápani “continúa desarrollando sus propias actividades criminales, infiltrándose en el tejido económico legal”, es decir, corrompiendo a los políticos y empresarios, y participando en el tráfico de estupefacientes.

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