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Un juez ordena a Texas retirar las boyas sobre el Río Bravo

El Gobierno de Texas, que apelará a la decisión, tiene once días para quitar el muro flotante en la región de Eagle Pass

Luis Pablo Beauregard
Migrants who crossed the Rio Grande from Mexico
Un grupo de migrantes camina en julio frente a las boyas instaladas por el gobierno de Abbott.Eric Gay (AP)

Golpe a las artimañas contra la inmigración de Texas. Un juez federal ha obligado este miércoles a retirar el muro flotante que el gobernador Greg Abbott mandó a establecer en el Río Bravo, la frontera natural entre México y Estados Unidos. La decisión judicial sigue a meses de protestas de colectivos de derechos humanos y varias voces que desde Washington y Ciudad de México calificaban de inhumana la barrera. La Administración del presidente Joe Biden demandó a Texas en julio por la medida, que considera poco humanitaria y un riesgo al ecosistema. David Ezra, el togado federal, ha dado la razón al Departamento de Justicia y dio al Gobierno local hasta el 15 de septiembre para levantar las boyas. Abbott ha anunciado que apelará la decisión.

Las boyas fueron desplegadas a principios de julio en una franja frente a la ciudad texana de Eagle Pass, que colinda con Piedras Negras, Coahuila. El gobernador republicano, Greg Abbott, firmó en junio una declaratoria de emergencia que le permitió hacerse con recursos especiales para instalarlas a lo largo de 350 metros de río. Eran unas grandes esferas de color naranja rodeadas de alambre de púas.

El mandatario, uno de los más radicales en la política inmigratoria, aseguró que las boyas podían auxiliar en la disminución de las muertes por ahogamiento. En realidad, la medida resultó más peligrosa. A lo largo del verano, los medios locales informaron de migrantes heridos por el alambre de púas. En agosto, el Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS, por las siglas en inglés) hizo público el hallazgo de dos cuerpos que flotaban cerca de las boyas.

Estas muertes provocaron la reacción del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Este calificó el empleo de las boyas como algo inhumano. “Nadie debería ser tratado así”, dijo en una de sus conferencias de prensa matutinas. En la misma rueda de prensa, el mandatario agradeció a Biden haber emprendido acciones legales contra Abbott.

El muro provocó roces diplomáticos entre México y el estado fronterizo. La Cancillería mexicana emitió una nota diplomática después de la instalación del muro. En esta, se mostraba la preocupación de la medida adoptada de manera unilateral y que violaba un tratado vigente desde hace más de un siglo. Una comisión internacional determinó además que las boyas estaban en territorio mexicano.

A pesar de ser una decisión hostil que ha crispado las relaciones con Washington y el extranjero, el muro flotante encuentra respaldo entre los estadounidenses. Una encuesta hecha pública en agosto por el periódico británico Daily Mail asegura que el 51% de la población aprueba las boyas. El apoyo es incluso alto entre los demócratas, con cuatro de cada diez simpatizantes del partido en el Gobierno mostrándose en favor de la barrera.

El gobernador Abbott ha asegurado que apelará la decisión del juez federal. “Esta meramente prolonga el vehemente rechazo del presidente Biden a reconocer que Texas tiene el derecho de hacer el trabajo que él debería estar haciendo”, asegura el mandatario. Abbott señala en el comunicado que continuará con otras medidas polémicas, como la movilización a la frontera de tropas de la Guardia Nacional y del Departamento de Seguridad Pública de Texas y la instalación de “barreras estratégicas”.

La Patrulla Fronteriza, que depende de Washington, ha informado que la zona de Eagle Pass se mantiene como una de las más problemáticas en la frontera entre México y Estados Unidos. En esa región se han registrado más de 270.000 encuentros de agentes fronterizos con inmigrantes irregulares en lo que va del año fiscal (que inició en septiembre de 2022). Es la segunda zona con mayor flujo migratorio en los más de 3.000 kilómetros de frontera común. La cifra, no obstante, es menor a la que se documentó en el mismo periodo de 2021. De acuerdo con el Departamento de Seguridad Interior, la inmigración irregular ha disminuido desde que EE UU levantó el Título 42, una medida de la pandemia que permitía expulsar a inmigrantes en caliente.

Tácticas inhumanas

Las boyas no son el único motivo de preocupación en esa zona. La prensa texana hizo públicos durante el verano una serie de correos electrónicos de médicos de la DPS que dejan constancia de que son empleadas tácticas “inhumanas” para contener la migración en Eagle Pass.

Los documentos obtenidos por The Houston Chronicle citan a un agente de la DPS que informa a sus superiores de que ha recibido órdenes de “empujar a la gente que llega de vuelta al agua para volver a México” y de negar el agua a los migrantes en la zona. Esto a pesar de las altas temperaturas que se han registrado en Texas desde el mes de mayo. El calor de junio hizo que una niña de cuatro años se desmayara cuando el grupo con el que venía fue obligado a retornar a México.

La menor fue solamente una de varias emergencias médicas que los médicos del departamento texano observaron en un turno de siete horas. Otro caso fue el de un hombre que tuvo una herida de profundidad en la pierna provocada por el alambre de púas de las boyas del río. De acuerdo a la parte médica enviada a los superiores, el migrante se lastimó cuando trataba de salvar a un niño de engancharse al cable metálico.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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