México envía una nota diplomática a EE UU por la instalación de boyas en el río Bravo
El Gobierno de Texas puso en el último año cercos de alambre, boyas y barriles con el fin de evitar el ingreso de migrantes al territorio estadounidense
El Gobierno de México ha enviado este viernes una carta diplomática a Estados Unidos para manifestar su preocupación ante las instalaciones de un muro flotante y cercos de alambre que Texas puso en el último año en el río Bravo y sus alrededores. Las autoridades tejanas instalaron las barreras flotantes y las obstrucciones en el tramo del gran río que divide a las ciudades de Eagle Pass (Texas) y de Piedras Negras (Coahuila), para evitar el cruce de migrantes en la frontera. El Ejecutivo liderado por Andrés Manuel López Obrador ha expresado por su parte una preocupación por “los efectos de obstrucción y desviación” que puede cometer la cerca y los barriles instalados.
“[Estas instalaciones] pueden provocar [efectos] sobre los escurrimientos normales y de avenidas del río Bravo, mismos que se agravan con los arrastres que queden atrapados en la cerca, especialmente si esta llega a ser arrastrada hacia aguas abajo por alguna avenida”, expone el Gobierno mexicano en el comunicado. La Administración texana, liderada por el republicano Greg Abbott, comenzó a trasladar boyas naranjas de grandes dimensiones al lugar durante la semana pasada, y terminó de desplegarlas en las aguas del río el miércoles. “[La extensión de las boyas] contraviene al artículo 17 del Tratado de Aguas Internacionales de 1944, el cual establece que ‘El uso del cauce de los ríos internacionales para las descargas de aguas de avenida o de otros excedentes será libre’”, ha recogido el Gobierno de López Obrador en su escrito.
Pero esta frontera flotante es solo uno de los cambios que ha sufrido el límite entre Texas y Coahuila. En el último año, el Ejecutivo de Abott también puso barricadas en el puente internacional que conecta ambas ciudades; e instaló cercos con alambres de púas en las orillas del río. El Gobierno mexicano también ha abordado esas obstrucciones, y asegura que pidió a Estados Unidos que removieran los barriles y las cercas desde el pasado 26 de junio. “[El Gobierno pide retirar las barreras instaladas] por los efectos de obstrucción y desviación de los escurrimientos hacia territorio mexicano”, han expuesto, y piden que en el futuro no se vuelva a considerar la zona para poner este tipo de elementos.
El Ejecutivo de López Obrador ha concluido en su escrito que cualquier trabajo, “incluyendo el desmonte en islas y cauce del río Bravo”, esté avalado por la Comisión Internacional de Límites y Aguas entre los dos países.
México sobresalió como un país de tránsito el año pasado, al alcanzar cifras récord como lugar de origen y destino de procesos migratorios, de acuerdo a los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas. A partir de 2020, la nación se ha convertido en la segunda del mundo (tras la India) en ver marchar a su población más allá de sus fronteras; pese a que el número de migrantes mexicanos ha disminuido de 12,42 millones en 2010 a 11,19 en 2020 —con el 97% en Estados Unidos—. La migración de México a Estados Unidos ha sido objeto de crítica por parte de las autoridades del vecino del norte desde hace años. En enero, durante la Cumbre tripartita con Canadá, los dos ejecutivos se comprometieron a atajar el problema. Un mes después, México se opuso al reinicio de la política migratoria de Estados Unidos a través del plan Quédate en México, una medida que permite devolver en caliente a personas no mexicanas mientras esperan la resolución de las autoridades estadounidenses.
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