El misterioso robo de cadáveres de bebés en Cusco: “No encuentro paz para mi dolor. Es un angelito”
Profanan la tumba de un niño en el cementerio de la ciudad y roban los restos de otro en la morgue
El último domingo, Celia Esquivel volvió a sentir que la vida le arrebató algo. El 11 de julio, Yván, el hijo que tanto había deseado, murió con tan solo ocho meses y medio debido a una meningitis aguda que lo tuvo hospitalizado en los últimos dos meses de su cortísimo andar por el mundo. Desde entonces, Celia lo visitó cada semana para rezarle y llevarle flores. Pero este último domingo, en el que se celebró el Día del Niño en el Perú, Celia Esquivel no solo tuvo que soportar el peso de la fecha, sino también sufrir la pérdida de su bebé por segunda vez.
Cuando llegó al cementerio Sol de Oro, ubicado en el distrito de San Sebastián, en el Cusco, halló una fosa en el nicho de Yván. La tierra removida y el peluche con el que lo enterró tirado por allí. Cuando asomó sus narices, su corazón se aceleró más: el vidrio del ataúd estaba roto: alguien se había llevado los restos de su bebé. Celia se derrumbó. Su padre, el abuelo de Yván, que la había acompañado, atinó a abrazarla fuerte.
“Solo pido justicia para mi hijo, que aparezca. Quien sepa algo, díganme. Quiero encontrarlo, por favor. Déjenmelo donde sea. Devuélvanme su cuerpo. Él necesita descansar”, ha suplicado la madre en varios medios radiales de alcance nacional. El cuidador del cementerio le ha comentado que pasó por el pabellón de su hijo el día anterior y todo estaba orden, así que se presume que la profanación de su tumba habría sido el domingo durante la madrugada. Aun así, Celia Esquivel se ha quejado de la poca colaboración que han mostrado los administradores de Sol de Oro. “Nadie quiere hacerse responsable”, señala.
El municipio de San Sebastián ha prometido revisar las cámaras de seguridad de las calles aledañas para dar con los delincuentes. Pero la familia lamenta la tardía acción de la Fiscalía. “No le han sacado las huellas dactilares al cajoncito ni al vidrio roto. Se han podido cerrar las fronteras del Cusco. Se necesita un peritaje. Que hagan levantamiento de teléfonos (secreto de las comunicaciones) a todos los que trabajan en el cementerio. La verdad tiene que saberse”, ha remarcado Celia que no se explica el por qué del robo. “Yo puedo pensar muchas cosas. Hasta que han traficado con él. Dios lo ve todo”, agrega.
Rafael Esquivel, el padre de Celia y abuelo de la criatura, sostiene que la sustracción la hizo un especialista pues no desenterraron completamente el féretro, sino solamente la cabecera para romper el vidrio y por allí retirar el cuerpo. “La responsabilidad es del municipio de Sen Sebastián. Por eso pagamos nuestro derecho de sepultura. ¿Cuántos casos como este hará? Hacer esto no es fácil. Lo ha hecho gente que sabe”, indica. La tumba de Yvan se encuentra a unos pasos de una malla de alambre que da hacia una carretera. El camposanto, denuncian, no tiene muchos agentes de seguridad.
El gerente de Desarrollo Social y Humano del distrito, Julio Jaén Rodríguez, asegura que se le está brindando apoyo y contención a la madre, pero además ha colocado a la municipalidad de San Sebastián en posición de víctimas. “Desconocemos los móviles. Eso se encuentra en una etapa de investigación. Nosotros no podemos sacar conclusiones ni tampoco supuestos a estas alturas. Lo que queremos precisar es que nosotros también somos la parte agraviada porque se ha vulnerado el tema de la seguridad en el camposanto. Personas inescrupulosas han hecho este acto delincuencial de profanar la tumba del menor”, dijo en defensa de su institución.
La noticia ha alarmado a la población cusqueña porque hace un mes se produjo otro robo de los restos de un bebé. Un feto de ocho meses que murió antes de nacer. Shirley Pachas Carbajal, la madre, denunció que el hecho sucedió en el hospital de contingencia Antonio Lorena. La explicación de las autoridades fue que unos sujetos forzaron la ventana trasera de la morgue. Prometieron una investigación exhaustiva, pero lo cierto es que el caso no se ha esclarecido todavía.
“No encuentro paz para mi dolor. Es un angelito. Les pido de corazón que me ayuden a encontrar a mi hijito”, implora por estos días Celia Esquivel. La Policía está tratando de hallar vinculación entre ambos casos. Mientras tanto, dos madres y dos familias padecen un drama: una no pudo enterrar a su pequeño y la otra se quedó con la tumba vacía.
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