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Ascienden a 92 los muertos del cayuco que pasó más de un mes a la deriva en el Atlántico

Una ONG española alertó el pasado 20 de julio de la existencia de la embarcación, que llevaba a bordo 130 personas y no 101 como se difundió en un principio. Solo han hallado 38 supervivientes

Lola Hierro
Senegal
Imagen de los supervivientes del cayuco encontrado a la deriva en el Atlántico tomada desde el pesquero español que los rescató el pasado 15 de agosto.Validated UGC (AP)

La cifra de muertos en el cayuco hallado esta semana a la deriva en aguas del Atlántico asciende a 92 porque los ocupantes de la embarcación no eran 101, como se informó en un principio, sino 130. Esta cifra ha sido confirmada por la ONG española Caminando Fronteras, que ya el 20 de julio avisó de la existencia de esta embarcación, repleta de gente y perdida en algún punto del océano.

“Nuestra organización recibió la alerta el 20 de julio, cuando varios familiares empezaron a llamarnos, preocupados por una barca que había salido 10 días antes y en la que viajaban 130 personas”, afirma Helena Maleno, fundadora de Caminando Fronteras. Este observatorio lleva más de dos décadas realizando labores de localización y seguimiento de aquellos migrantes que intentan cruzar por la frontera occidental euroafricana para alertar a las autoridades y evitar muertes. Ese mismo día, Maleno publicaba en X (antes Twitter) el siguiente mensaje: “URGENTE. Desaparecido un cayuco senegalés con más de 120 personas a bordo. Salieron hace 14 días y las familias desesperadas piden un refuerzo de medios de búsqueda”.

El cayuco sobre el que la ONG fue alertada ha resultado ser el mismo que el pasado 15 de agosto encontró un pesquero vasco, el Zillarri, a 150 millas, unos 240 kilómetros, al norte de la isla de la Sal, en Cabo Verde. En su interior, los marineros hallaron siete cadáveres y 38 personas aún vivas, entre ellas cuatro menores de entre 12 y 16 años. El resto de desaparecidos fueron lanzados al mar según iban pereciendo, para evitar que sus cuerpos se empezaran a descomponer dentro de la nave.

Una vez recibidos los avisos de los familiares, la ONG recopiló toda la información disponible y la envió a Marruecos, España, Mauritania y Senegal, que son los países que vigilan la ruta migratoria del Atlántico, empleada sobre todo por migrantes que quieren alcanzar las islas Canarias. “Hemos hecho todo este tiempo un seguimiento de qué estaban haciendo las autoridades, pero las búsquedas han sido insuficientes”, sostiene Maleno. “Pocas búsquedas, poca colaboración entre ellos, informaciones complicadas de gestionar entre los países que deben coordinarse para defender el derecho a la vida en esa zona…”, lamenta.

Los navegantes eran en su mayoría de nacionalidad senegalesa —una o dos personas procedían de Guinea-Bisáu— y habían partido de Fas Boye, una localidad situada en la región de Thiès, a 130 kilómetros al norte de Dakar, la capital de Senegal. Se dirigían a las islas Canarias, según los familiares, pero en algún momento de la travesía se desviaron y nunca llegaron a su destino. “Se quedaron sin gasolina, a la deriva, y no había agua ni comida suficiente para las 130 personas. Poco a poco fueron muriendo durante ese tiempo hasta que el pesquero les vio”, explica Maleno.

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El cayuco fue arrastrado por las corrientes marítimas al menos 37 días, hasta que el 15 de agosto, los marineros del Zillarri dieron con ellos y los trasladaron al puerto de Palmeira, en la isla de la Sal de Cabo Verde, donde se les brindó asistencia médica. Algunos siguen ingresados en el hospital y todos ellos serán repatriados a Senegal, según confirmó este jueves el Ministerio de Asuntos Exteriores de Cabo Verde.

Una vez en tierra firme, los supervivientes llamaron y enviaron mensajes a sus familias en Fas Boye. “Este caso tiene un impacto brutal, porque la gente que navegaba en aquella embarcación era de la misma zona; eran amigos, vecinos… El impacto en la comunidad está siendo terrible”, ha afirmado Maleno. Hay “tristeza, consternación y desesperación”, ha declarado Moda Samb, concejal de Fas Boye, a AFP.

Las características de esta ruta migratoria, una de las más peligrosas del mundo, hacen que los cayucos puedan perderse fácilmente o quedar a la deriva si se produce un fallo en el motor, explica la fundadora de la ONG. “Por ello, hemos solicitado mayores medios de búsqueda que podrían haber salvado más vidas, pero sin respuesta por parte de las autoridades”.

La arriesgada travesía es la misma que miles de personas realizan cada año, y más este 2023, año en el que se ha registrado un repunte de las salidas clandestinas desde Senegal, principalmente, a causa de las buenas condiciones meteorológicas, pero también de la crisis política que vive el país y que en los últimos meses derivó en violentos disturbios, con cientos de detenidos.

Entre el 1 de enero y el 17 de agosto de 2023, al menos 387 han muerto o desaparecido, incluyendo este último naufragio. En el mismo periodo del año anterior, fueron 327, y en todo el año 2022, se registraron 559 muertos o desaparecidos, incluyendo 22 niños, según los datos recabados por la Organización Internacional de las Migraciones. Para Caminando Fronteras, esta cifra podría ser hasta tres veces mayor.

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Sobre la firma

Lola Hierro
Periodista de la sección de Internacional, está especializada en migraciones, derechos humanos y desarrollo. Trabaja en EL PAÍS desde 2013 y ha desempeñado la mayor parte de su trabajo en África subsahariana. Sus reportajes han recibido diversos galardones y es autora del libro ‘El tiempo detenido y otras historias de África’.

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