Biden viajará a Hawái la semana próxima para supervisar los daños del incendio de Maui
El presidente recibe críticas por evitar pronunciarse sobre el peor fuego en un siglo en EE UU, que ha causado al menos 106 muertos
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en entredicho por su respuesta al incendio en la isla hawaiana de Maui, visitará la semana próxima el archipiélago para supervisar de primera mano las tareas de recuperación tras el fuego más mortífero en la historia del país en más de un siglo, que ya deja al menos 106 muertos y centenares de desaparecidos y ha calcinado la histórica ciudad de Lahaina. Biden, que viajará al archipiélago acompañado de su esposa, Jill, se reunirá con los equipos de asistencia, supervivientes del desastre y funcionarios locales y federales, según ha apuntado la Casa Blanca.
En un comentario en X, la antigua Twitter, Biden declara este miércoles que “sigo comprometido con la entrega de todo lo que necesite el pueblo de Hawái para recuperarse de este desastre”.
El presidente había recibido numerosas críticas sobre su respuesta a la catástrofe después de contestar durante un paseo en bicicleta con un “no hay comentarios” a una pregunta de la prensa sobre la tragedia. La Casa Blanca apunta que Biden ha estado informado de forma permanente sobre los acontecimientos y dio órdenes desde el primer momento de poner todos los recursos federales necesarios a disposición de la isla.
Pero el comentario, o la falta de él, dejó un profundo malestar en Maui, donde miles de residentes de Lahaina que han perdido todo en el fuego necesitan el reparto de alimentos para subsistir. El acceso a la ciudad, la antigua capital del reino de Hawái, continúa aún muy limitado: un primer intento de abrir las carreteras el fin de semana se suspendió casi de inmediato cuando un gentío comenzó a buscar entre las ruinas del casco antiguo, completamente calcinado. Ante el temor de que la muchedumbre pusiera en peligro las tareas de búsqueda de cuerpos, los accesos volvieron a cerrarse. Este miércoles se abrirá la carretera de circunvalación, una vía imprescindible para conectar el noroeste y el sur de la isla, a los residentes de la zona.
El fuego comenzó el martes en una ladera de las montañas sobre Lahaina y se propagó a toda velocidad, alimentado por una vegetación muy seca tras meses de sequía y unos vientos de más de 90 kilómetros por hora, los coletazos del distante huracán Dora que pasaba al sur del archipiélago. En menos de cuatro horas había reducido a cenizas el casco antiguo de una ciudad de rico pasado histórico, clave para la identidad hawaiana, y pujante centro turístico.
Los cálculos de la Agencia Federal de Gestión de Desastres (FEMA) apuntan a que el paso de las llamas dejó daños por valor de 5.500 millones de dólares (unos 5.040 millones de euros) y destruyó 2.200 edificios. Hasta el momento, los equipos de búsqueda, ayudados por cuarenta perros especialmente entrenados, han examinado un 32% del área afectada para localizar posibles cuerpos, según ha declarado la administradora de FEMA, Deanna Criswell, en una rueda de prensa en la Casa Blanca. Se espera que, para el fin de semana, esa proporción alcance el 80% o 90%.
Las tareas de búsqueda se han visto complicadas por el nivel de devastación. “Es una misión realmente difícil”, apuntaba Criswell. Los perros adiestrados tienen que pasar por lugares donde los rescoldos del fuego aún retienen un intenso calor, y los cristales y otros escombros dañan sus patas, lo que hace que necesiten frecuentes pausas. Los equipos caninos se verán reforzados en los próximos días, señaló. “Trabajamos con cuidado para buscar a fondo y con empatía en las zonas afectadas, respetando todas las sensibilidades culturales”, aseguró. Cerca de 700 empleados federales colaboran con funcionarios locales en la búsqueda de víctimas.
Hasta el momento, el gobierno federal ha aportado cerca de 2,3 millones de dólares (unos dos millones de euros) a las familias afectadas y ha aprobado más de 1.300 solicitudes de asistencia, según los datos de Criswell.
Uno de los grandes miedos de la población autóctona en esta isla que tiene en el turismo su principal motor es que promotores inmobiliarios y turistas muy acomodados quieran aprovechar la crisis para adquirir terrenos a bajo precio en uno de los enclaves más populares de Maui, donde ya mantienen residencias multimillonarios como el fundador de Amazon Jeff Bezos o la estrella televisiva Oprah Winfrey.
Las autoridades hawaianas habían instado a abandonar la isla a los turistas en Maui que se encontraban allí de vacaciones cuando comenzó el incendio, ante la necesidad de concentrar todos los recursos en la atención a los desplazados por el fuego. Más de 15.000 visitantes se marcharon en los días inmediatamente posteriores. La Casa Blanca asegura en un comunicado que el viaje de Biden la semana próxima se producirá en un momento en el que las autoridades estatales consideran que “los esfuerzos de búsqueda y rescate habrán llegado a una etapa que permita una visita presidencial”.
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