El opositor ruso Navalni, condenado a otros 19 años de prisión tras ser acusado de “apoyar el extremismo”
La defensa del opositor y sus seguidores afirman que el caso ha sido fabricado para mantenerlo alejado de la esfera política
El líder opositor ruso Alexéi Navalni, de 47 años, ha sido condenado a 19 años más de prisión por un tribunal que lo acusa de “apoyar al extremismo”. El fallo, emitido a puerta cerrada, extiende la pena de cárcel de nueve años que ya cumple por supuesto fraude, acusado de enriquecerse con las donaciones realizadas a su plataforma contra la corrupción. Esta pena ya se había sumado a otra de 2,5 años emitida en 2021 por desvío de fondos en el denominado caso Kirovles, que se remonta a 2013. La defensa del opositor, así como sus seguidores, afirman que el caso ha sido fabricado para mantener a Navalni lejos de la esfera política por un periodo aún más prolongado de tiempo. Además, la declaración de su movimiento político como “extremista” ha intensificado su aislamiento político.
El proceso judicial se ha llevado a cabo en el tribunal de la colonia penal IK-6, en Mélejovo, a unos 240 kilómetros de Moscú, donde Navalni cumple su condena actual. Durante la audiencia de este viernes, ha sido condenado por seis cargos penales, entre ellos incitación y financiación de actividades extremistas, así como la creación de una organización con tendencias extremistas, en referencia a su formación política. Los cargos presentados están relacionados con su papel en el movimiento político que lideraba, ahora extinto en Rusia. Las autoridades alegan que dicho movimiento buscaba fomentar una revolución al intentar desestabilizar la situación sociopolítica de Rusia.
La odisea de Navalni arrancó cuando sus investigaciones sobre corrupción apuntaron al Kremlin. Desde entonces, el presidente ruso, Vladímir Putin, y su entorno han ido estrechando el cerco contra él. El equipo legal del opositor ha informado que la jueza añade 19 años más a su tiempo de reclusión debido a los nuevos cargos presentados. Los fiscales estatales habían solicitado la imposición de 20 años adicionales. Navalni, con su uniforme oscuro de reo y acompañado por sus abogados, escuchó la sentencia con una media sonrisa.
“Villanos y ladrones del Kremlin”
En un mensaje compartido en redes sociales la víspera de la audiencia, Navalni anticipaba la prolongación de condena y la relacionaba con la imposición del miedo en la sociedad rusa. Sin embargo, el opositor pidió a la ciudadanía que esto no la amedrente y que reflexione sobre las formas más efectivas de resistir a “los villanos y ladrones en el Kremlin”. La sentencia contra Navalni se suma a una serie de medidas de represión alentadas por Moscú que han estrechado el cerco en torno a la disidencia en Rusia.
Se espera que Putin, en el poder desde 1999, se postule para otro mandato presidencial de seis años en 2024. Con Rusia inmersa en la invasión en Ucrania, que sostiene que es una batalla existencial contra Occidente, el presidente ruso considera vital que el país se mantenga unido. En febrero, el jefe del Kremlin ordenó al servicio de seguridad FSB intensificar sus esfuerzos para “identificar y detener las actividades ilegales de aquellos que intentan dividir y debilitar” la sociedad rusa.
Navalni, que en la década de 2010 movilizó a decenas de miles de personas contra el régimen de Putin, fue detenido en enero de 2021 tras regresar a Moscú desde Alemania, donde había sido tratado debido a un envenenamiento con un agente nervioso de la era soviética, según determinaron varios expertos occidentales.
El Kremlin, que en un momento lo acusó de trabajar para la CIA con la finalidad de socavar a Rusia, negó su participación en el envenenamiento y que persiga a Navalni. Pero lo ha retratado como un agente perturbador. También rebaja su papel como opositor y sostiene que su caso es un asunto exclusivamente judicial. Para los seguidores de Navalni, el opositor es una versión rusa de Nelson Mandela, que algún día será liberado de prisión para gobernar el país.
El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, ha arremetido contra la condena al líder opositor ruso y ha pedido su liberación. En un comunicado, Türk ha afirmado que este nuevo fallo “aviva las preocupaciones sobre el acoso judicial y el uso político del sistema de justicia ruso”. Además, ha resaltado que la condena se basa en acusaciones vagas y demasiado amplias y que fue emitida tras un juicio a puerta cerrada. “Exhorto a las autoridades rusas a respetar sus obligaciones, poner fin a las violaciones de los derechos humanos contra Navalni y liberarlo”, ha pedido el alto comisionado.
El responsable de derechos humanos de la ONU ha subrayado que esta sentencia se produce en un contexto de creciente represión de la libertad de expresión y persecución de la oposición política en Rusia. “Desde febrero de 2022, alrededor de 20.000 personas han sido detenidas en Rusia por actividades contrarias a la guerra en Ucrania, incluyendo protestas o publicaciones en redes sociales”, ha incidido Türk. Además, el comunicado solicita una revisión imparcial y transparente de casos similares, en línea con las normas internacionales de derechos humanos.
Cronología: Vladímir Putin (y el poder de Moscú) contra Alexéi Navalni
Alexéi Navalni, graduado en derecho de negocios, comenzó en 2007 a comprar acciones de empresas semipúblicas con el propósito de acceder a sus cuentas y exigir transparencia en su gestión. Ese mismo año, fue excluido del partido de oposición liberal Yábloko acusado de posturas ultranacionalistas. Tres años después, desde su web Rospil comenzó a rastrear casos de corrupción analizando cuentas y contratos administrativos. En el invierno de 2011, el opositor lideró el movimiento de protesta contra las elecciones legislativas ganadas por el partido en el poder. Las manifestaciones alcanzaron una magnitud sin precedentes desde la llegada al poder de Putin en 2000.
Entonces, Navalni enfrentó sus primeras penas de prisión. Para combatir la corrupción gubernamental, fundó la Fundación Anticorrupción (FBK). En julio de 2013, el opositor fue condenado a cinco años de cárcel acusado de desviar fondos (el llamado caso Kirovles). Navalni denunció que se trataba de un procesamiento político. En la apelación de la condena, consiguió la libertad condicional. Un par de meses más tarde, en septiembre, se consolidó como líder de la oposición a Putin al conseguir el 27,2% de los votos en las elecciones a la alcaldía de Moscú frente al alcalde saliente Serguéi Sobianin, cercano a Putin. Dos años después de ese hito, su formación, el Partido del Progreso, fue prohibida.
En diciembre de 2016, Navalni anunció su candidatura a las presidenciales de 2018. Medio año después de hacerlo, la comisión electoral declaró su inelegibilidad debido a la condena en el caso Kirovles. En paralelo a sus aspiraciones políticas, Navalni siguió persiguiendo la corrupción política. En 2017 publicó una investigación en la que acusaba a Dmitri Medvédev de liderar un imperio inmobiliario financiado por oligarcas. De nuevo, miles de personas salieron a la calle por todo el país con patos de plástico, en referencia a una de las residencias del político, fiel al presidente.
El 20 de agosto de 2020, Navalni estuvo al borde de la muerte. Después de ser hospitalizado en estado grave en Siberia, fue trasladado en coma a Berlín por solicitud de sus allegados. El 2 de septiembre, Berlín concluyó que fue envenenado con una sustancia similar al Novichok, un neurotóxico desarrollado con fines militares en la era soviética. Navalni culpó directamente a Putin. Moscú calificó estas acusaciones de “inaceptables”. Navalni pasó cinco meses recuperándose del veneno y a primeros de 2021 decidió regresar a Rusia. Sabía que sería detenido nada más llegar a su país, lo que ocurrió en cuanto aterrizó en Moscú, el 17 de enero, y con decenas de miles de simpatizantes manifestándose en su apoyo.
El colectivo del opositor había publicado una información sobre un palacio construido por Putin en el mar Negro. El vídeo fue visto por millones de personas en YouTube. Y el presidente ruso tuvo que aclarar el asunto y negar las acusaciones. El 2 de febrero, la justicia volvió a recurrir al caso Kirovles: cambió la libertad condicional que le había sido otorgada por una condena a dos años y medio de cárcel. Fue trasladado a un penal en Pokrov, a unos 100 kilómetros al este de Moscú. Las protestas en su apoyo no se hicieron esperar: hubo 10.000 arrestos. Su organización de investigación de la corrupción FBK fue clausurada tildándola de “extremista”.
Mientras en Rusia Navalni era descrito como “terrorista y extremista”; la Unión Europea le otorgaba, en octubre de 2021, el premio Sájarov a la libertad de conciencia. En marzo de 2022, fue condenado a nueve años de prisión por supuesta “estafa” y “desacato a la autoridad”. Fue trasladado a la prisión de alta seguridad de Mélejovo, a unos 240 kilómetros al este de Moscú. Desde la cárcel ha mantenido sus críticas a la invasión de Ucrania. El opositor suma ahora 19 años con la nueva condena por “extremismo”. El juicio se realizó en la misma prisión y a puerta cerrada. Navalni ha asegurado que espera una condena “larga y estalinista”.
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