Corea del Norte lanza dos nuevos misiles balísticos
El lanzamiento se produce mientras Pyongyang se prepara para celebrar el 70º aniversario del final de la guerra de Corea, en el que contará con la presencia de delegaciones de China y Rusia por primera vez desde la pandemia
Corea del Norte ha disparado en la noche del lunes al martes dos nuevos misiles balísticos en lo que puede interpretarse como una calculada respuesta a la llegada, el lunes, de un submarino estadounidense de propulsión nuclear a la isla surcoreana de Jeju. Los cohetes, lanzados desde las proximidades de Pyongyang, la capital del país, han recorrido cerca de 400 kilómetros antes de caer al mar sin causar daños, según han recogido las agencias de noticias de Corea del Sur y de Japón, los países vecinos.
El ejercicio, que supone un nuevo envite en la región por parte del régimen que gobierna con puño de hierro Kim Jong-un, llega mientras el país se prepara para celebrar los 70 años del final de la guerra de Corea (1950-53), que dividió la península.
Este pasado fin de semana, Pyongyang también disparó misiles de crucero desde sus costas y a mediados de julio elevó de nuevo el pulso con el lanzamiento de un misil balístico de largo alcance hacia Japón mientras el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, y el primer ministro nipón, Fumio Kishida, se encontraban en la cumbre de la OTAN en Vilnius (Lituania), algo que levanta más que suspicacias en el vecino del norte. Poco antes, Corea del Norte había acusado a Washington de violar su espacio aéreo con supuestos aviones de espionaje y condenado sus planes de desplegar misiles nucleares submarinos cerca de la península coreana.
Washington ha condenado los lanzamientos balísticos que “violan múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y suponen una amenaza para los vecinos de [Corea del Norte] y la comunidad internacional”, ha reaccionado la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, en una comparecencia en la que ha resaltado que el compromiso de Washington con la defensa de Corea del Sur y de Japón sigue “blindado”.
Mientras, el aislado país nuclear se engalana para los fastos del 70º aniversario del final de los combates de la guerra de Corea, en la que el bando comunista del norte contó con el apoyo de China y de la Unión Soviética, mientras el sur tuvo el respaldo de Estados Unidos y Naciones Unidas. En la contienda, que la propaganda norcoreana denomina la “guerra de liberación de la patria”, murieron unos 2,5 millones de personas.
A los festejos acudirán una delegación china capitaneada por Li Hongzhong, miembro del politburó del Comité Central del Partido Comunista chino, uno de los máximos órganos de poder, y otra rusa, encabezada por el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, según ha anunciado la agencia de noticias norcoreana. Se trata de las primeras visitas oficiales que recibe el país desde que se cerró al mundo en 2020 por la pandemia de la covid.
Con motivo del atraque en Jeju del submarino nuclear estadounidense, el mando militar surcoreano también ha querido recordar las siete décadas de colaboración con Washington. “Con motivo de la visita de [el sumergible] USS Annapolis, las armadas de Corea del Sur y de Estados Unidos planean fortalecer una postura de defensa combinada y realizar actividades de intercambio en conmemoración del 70 aniversario de la alianza” entre ambos países, ha dicho, según la agencia Yonhap.
Entre tanto, el Comando de la ONU, la misión multinacional capitaneada por Washington que supervisa la tregua de la guerra de Corea, logró el lunes arrancar el diálogo con Pyongyang sobre Travis King, el soldado estadounidense que cruzó la semana pasada sin permiso a Corea del Norte mientras realizaba una visita turística por la zona desmilitarizada que divide al norte y el sur desde 1953. El militar permanece desde entonces bajo custodia del hermético régimen, que no ha facilitado detalles sobre su situación.
Las conversaciones se iniciaron a través de un mecanismo previsto bajo el armisticio de la guerra de Corea, según explicó el teniente general Andrew Harrison, un oficial del ejército británico que ejerce como subcomandante de la fuerza multinacional, tal y como ha recogido Reuters. “Nuestra principal preocupación es el bienestar del soldado King”, dijo Harrison en una conferencia de prensa en la que se negó a entrar en detalles por miedo a “perjudicar el proceso”, añadió.
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