El chavismo se abraza a los movimientos religiosos ultraconservadores venezolanos
Iglesias y sectores políticos impulsan una agenda en contra de los derechos de las mujeres y la comunidad LGBT, con la anuencia del Gobierno
La ola de movimientos conservadores ha prendido en Venezuela en la pólvora de la desinformación y las teorías conspirativas. A una multitudinaria marcha del orgullo gay que reunió a más de 30 mil personas en Caracas a principios de este mes, han seguido una serie de protestas y movilizaciones de iglesias evangélicas y otras agrupaciones que han encontrado apertura en el Gobierno para defender lo que llaman “el diseño original” de la familia.
Hace unos días, se concentraron en el centro de Caracas. Había autobuses que traían manifestantes del interior del país, camiones de sonido, grupos de baile y una enorme tarima que los esperaba frente a la Asamblea Nacional, en la plaza que une el Palacio de Justicia con el Consejo Nacional Electoral. “Estamos haciendo historia”, decía una mujer subida a un camión para animar a los asistentes, la mayoría miembros de iglesias evangélicas, mientras caminaban. Un grupo de diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela y el jefe de Gobierno de Caracas, Nahum Fernández, recibió a los representantes y, sin mayores discusiones, aceptaron una de sus exigencias. A partir de ahora, los grupos religiosos serán consultados sobre cualquier iniciativa legislativa que involucre a la familia, aunque el Estado venezolano sea laico por mandato constitucional.
Para Johana Ruiz, docente de 35 años y miembro de una iglesia evangélica, la Biblia es una Constitución más. “Hay un principio bíblico establecido. Dios creó al varón y la hembra para de ahí derivar la familia. Queremos dejarle esa visión como legado a la generación venidera y que no se pierda el diseño original porque es el deber ser”, comentó mientras caminaba por la avenida México rumbo al Palacio Legislativo. En la misma marea estaba el pastor Joel Prieto con varios de sus fieles: “Aspiramos a que este mensaje pueda llegar a las altas esferas para respetar que lo que Dios estableció en un principio debe llegar hasta el final”.
Este debate se ha cruzado con la educación sexual integral (ESI), que un grupo pide ahora erradicar de las escuelas. Para el pastor, “desviarse del diseño original de hombre y mujer va a traer confusión y perversión que terminará en caos”. Por eso, dice que las materias que se dicten “deben ser las correctas”. En la marcha también rechazaban un proyecto de ley contra todo tipo de discriminación, que surgió del propio chavismo, y fue aproabdo en marzo en primera discusión.
En este caldo de polarización también hay dos mensajes que en cadenas de whatsapp y redes sociales se repiten una y otra vez. El primero, el rechazo a la llamada “ideología de género”, que estos grupos aseguran que es “contraria a la biología” y han usado para argumentar en contra de las demandas de igualdad de derechos de las mujeres y de las comunidades LGBT. El segundo, el repudio a la llamada Agenda 2030, que refiere a los 17 objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, a los que acusan de estar promoviendo ideas contrarias a la moral como la educación sexual.
La pastora y politóloga Linda de Márquez lleva, por su lado, la bandera de la organización Por la Familia Venezolana, que se ha articulado con delegados en cada Estado del país y aspira a constituir una red municipal. La mujer se ha plantado frente al Ministerio de Educación y también consiguió reunirse con diputados de la Comisión de Familia del Parlamento nacional. En videos ha dicho: “Esto es perverso y ya está en nuestro sistema educativo”, mientras muestra una página de un libro de texto oficial en la que hay unas siluetas de color rosado que esquematizan varios tipos de pareja. “Usted me dirá si eso representa sociológicamente lo que es la familia venezolana”. Su organización lleva más de cinco oponiéndose a iniciativas como el matrimonio igualitario y la despenalización del aborto, demandas que el Estado ha dejado en el limbo.
Retroceso
En los últimos meses el chavismo ha tendido puentes con las iglesias evangélicas como parte de una estrategia política frente a 2024, un año que podría ser decisivo por las elecciones presidenciales. Nicolás Maduro Guerra, hijo del presidente, ha estrechado sus vínculos con pastores al punto de ofrecer dotaciones para sus templos, bonificaciones para sus fieles y emisoras de radio para amplificar su prédica. Pero también hay dirigentes de la oposición, incluso precandidatos a las primarias del 22 de octubre, como el católico conservador Roberto Enríquez, que le han dado eco a estos discursos y ha pedido levantar un “frente nacional contra la ideología de género”.
El crecimiento que están teniendo estos grupos preocupa a quienes trabajan en defensa de los derechos sexuales y reproductivos en Venezuela. Consideran que es al menos peligroso eliminar la educación sexual en un país que tiene la tercera tasa más alta de embarazo adolescente de América Latina: 97,7 por cada 1000 jovenes.
“Esto está inmerso en un contexto político y electoral en Venezuela, que debe ser rechazado por las heridas que dejan estos intentos de polarización que son muy graves cuando se usa a los niños”, dice Suzany González, directora ejecutiva del Centro de Estudios de Derechos Sexuales y Reproductivos. “Pero parece que nuestra clase política calcula más en número de votos que en derechos”, agrega. González señala que los países que llevan décadas impartiendo los contenidos ESI han mejorado considerablemente sus indicadores en salud sexual y reproductiva.
Mercedes Muñoz, investigadora y fundadora de la Asociación Venezolana de Educación Sexual Alternativa, advierte que no se resolverán, las adolescentes no aprenderán que “es su derecho exigir métodos anticonceptivos accesibles y que las mujeres no se mueran de parto como en la Edad Media”. La pornografía, agrega, es la que termina enseñando a los jóvenes de lo que no se habla en la escuela o en casa.
Para la médica Lila Vega, con más de una década enseñando educación sexual en escuelas, esta es una materia que también tienen pendiente los maestros. “Las resistencias siempre van a existir, si no no existirían los terraplanistas”, dice la activista. Pero las deficiencias educativas en Venezuela, donde durante el último año muchos alumnos solo asisten dos o tres días a clases, ante las dificultades para mantener los planteles operativos, son un reto adicional. “Necesitamos escuelas inclusivas y más educación e información de calidad, para que los muchachos no sigan limitando su visión sobre el mundo a la de sus padres y muchas veces a la de sus abuelos”, dice.
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