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Ucrania afirma que Rusia ha colocado explosivos para atentar contra la central de Zaporiyia

Las tropas de ocupación rusas han minado el estanque que sirve para refrigerar las instalaciones y han colocado coches bomba junto a cuatro de los seis reactores, según el jefe de la inteligencia militar

Luis de Vega
Un camión militar ruso, en la central nuclear de Zaporiyia, el pasado 15 de junio.
Un camión militar ruso, en la central nuclear de Zaporiyia, el pasado 15 de junio.SERGEI ILNITSKY (EFE)

Ucrania ha alertado de que Rusia tiene “redactado y aprobado” un plan para atentar contra la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa. Kirilo Budanov, jefe de la inteligencia militar, ha asegurado en una entrevista concedida el viernes a The New Statesman que las fuerzas de ocupación rusas, que mantienen el control de las instalaciones desde principios de marzo del año pasado, han colocado minas en el estanque que permite enfriar la planta. También añade que han movido vehículos con explosivos hasta cuatro de los seis reactores.

En estos momentos, bastan unos minutos para que alguien pueda dar la orden, entiende Budanov. Así, hay dos escenarios posibles, según él. El primero consiste en volar la central en caso de que los soldados rusos sean expulsados del lado izquierdo del río Dniéper, creando una zona por la que las tropas locales no podrían avanzar. El segundo es que Rusia, a la desesperada, utilice un desastre nuclear como “medida preventiva” para frenar la ofensiva de Ucrania en torno a las instalaciones nucleares antes de que esta comience.

La denuncia sobre la colocación de esos explosivos tiene lugar después de que varios informes apunten a las tropas de ocupación rusas como responsables de la destrucción de otra instalación crítica de Ucrania, la presa de Nova Kajovka, el pasado 6 de junio. El director de la inteligencia militar ucrania ya había alertado el pasado 20 de junio, en declaraciones a la televisión estatal, de la existencia de explosivos y del riesgo que eso suponía en caso de que fueran activados. Un día después, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que habían enviado una delegación a la planta el día 15, señaló en un informe que no habían visto minas, aunque sí sabían de su existencia cerca del estanque de agua que posibilita la refrigeración de las instalaciones.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, alertó de la posibilidad de ese ataque en su mensaje diario del día 22. “El mundo debe saber lo que el ocupante está preparando”, dijo el mandatario. “Continuaremos informando a nuestros socios. También proporcionaremos información a aquellos países que pretenden ser neutrales incluso ahora. Obviamente, la radiación no pregunta quién es neutral y puede llegar a cualquier persona en el mundo”, añadió con cierta sorna. “La desocupación total de la central nuclear de Zaporiyia es una necesidad”, insistió Zelenski, al tiempo que comentó que había dado instrucciones al ministro del Interior, Ihor Klymenko, para que tomara las medidas necesarias ante los riesgos existentes.

Desde las primeras semanas de la ocupación de la planta, el lugar ha sido frecuente escenario de enfrentamientos entre los dos ejércitos. La población que vive en los pueblos de alrededor, al menos en la zona bajo control ucranio en la orilla derecha del río Dniéper, ha sido preparada ante un posible accidente nuclear.

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Además de reconocer que saben de la existencia de minas cerca del estanque de la central, en el informe del 21 de junio el OIEA también asegura que en el pasado estos artefactos se colocaron fuera del perímetro de la planta y en varias ubicaciones del interior que, según el personal de las instalaciones, tenían carácter “defensivo”. La delegación del OIEA no pudo constatar la presencia de explosivos durante su visita, encabezada por el director de la organización, el argentino Rafael Grossi.

“Nuestra evaluación de esas ubicaciones particulares fue que, si bien la presencia de cualquier dispositivo explosivo no está en línea con los estándares de seguridad, las principales funciones de seguridad de la instalación no se verían afectadas significativamente. Estamos siguiendo la cuestión con gran atención”, señala Grossi en el informe, en el que se refieren a la denuncia de Budanov sin nombrarlo expresamente.

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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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