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Bruselas presiona a Kosovo para que rebaje la tensión con Serbia en pleno agravamiento del conflicto

El Gobierno de Prístina restringe el paso de vehículos con matrícula serbia después de acusar a Belgrado de “secuestrar” a tres de sus policías

Kosovo
Camiones de mercancía hacen cola en Merdare, en la frontera entre Kosovo y Serbia, este jueves 15 de junio de 2023.STRINGER (REUTERS)

El Gobierno de Kosovo ha restringido desde este miércoles el paso de vehículos procedentes de Serbia, como reacción a lo que el primer ministro kosovar, Albin Kurti, califica de “secuestro” de tres policías kosovares a manos de Serbia. Las autoridades de Belgrado sostienen que los agentes fueron detenidos en territorio serbio, en la localidad de Gnjilica (a más de un kilómetro de Kosovo) mientras que el Gobierno de Prístina asegura que los agentes se encontraban en el municipio de Leposavic, a 300 metros de la frontera. Ante esta escalada, la UE ha endurecido su postura con Prístina. El alto representante de la Unión Europea para Política, Josep Borrell, envió este miércoles una carta a Kurti en la que le urge a destensar la situación. En caso contrario, advirtió, los 27 miembros tomarán medidas que tendrán “consecuencias negativas”.

Bruselas ya había reclamado a Kosovo la repetición de unas elecciones locales en el norte del país (donde la población de origen seribio es mayoritaria) que han derivado en una crisis con los serbokosovares. Borrell ha convocado a los mandatarios de Prístina y Belgrado la próxima semana para un “encuentro de gestión de crisis”.

De momento y mientras amenaza con más consecuencias, la UE ya ha suspendido las visitas de alto nivel a Kosovo. Además, Bruselas amenaza con congelar las contribuciones financieras y suspender el proceso de liberalización de visados, aprobado por el Consejo de la UE en marzo y que debe entrar en vigor en enero de 2024, según apuntan fuentes comunitarias. Esta exención de visado permitirá a los ciudadanos de Kosovo viajar a la UE sin tener que solicitarlo, durante un máximo de 90 días en periodos de 180 días.

El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, se ha reunido este jueves en Belgrado con los embajadores de Estados Unidos, Italia, Alemania, Francia y el Reino Unido. “Les he pedido que hagan todo lo posible para impedir que Kurti inicie una nueva guerra en los Balcanes”, aseguró tras el encuentro en un mensaje difundido en redes sociales.

En el fondo de esta última crisis subyace el mismo problema de soberanía que ya provocó disturbios el pasado lunes 29 de mayo y que se saldaron con 80 heridos, entre ellos 29 miembros de las fuerzas de paz de la KFOR, la misión de la OTAN en la zona. Ese episodio de violencia llegó después de que las autoridades de Prístina celebraran en abril unas elecciones locales en el norte de Kosovo, boicoteadas por la gran mayoría de la población serbokosovar. La razón del boicot es que los serbios reclaman la creación de una confederación de municipios serbios que les permita obtener mayor autonomía. Kurti se niega en rotundo a la creación de ese organismo.

En Kosovo hay 1,8 millones de habitantes, de los cuales el 90% son de origen albanés, alrededor del 6% de origen serbio y el resto pertenece a otras minorías. La mitad de la población de origen serbio, estimada en unas 100.000 personas, se concentra en cuatro municipios del norte: Mitrovica, Zubin Potok, Liposavic y Zvecan. Ahí fue donde el Gobierno de Kurti convocó comicios locales en abril. Finalmente, solo participó un 3,4% de los electores y resultaron elegidos cuatro alcaldes de origen albanokosovar.

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Cuando el Gobierno de Kurti envió el viernes 26 de mayo a los ediles a tomar posesión de sus cargos, la población local de mayoría serbia se opuso. En la localidad de Zvecan se produjeron enfrentamientos ese día contra las fuerzas especiales kosovares y tres días después, contra los miembros de la misión de la OTAN destacados en Kosovo. La Unión Europea emplazó a principios de junio a Prístina a que dimitieran los cuatro alcaldes albanos kosovares. También la conminó a que se diseñaran nuevos comicios en el plazo de una semana y a que se retirasen del norte de Kosovo las fuerzas especiales albano-kosovares. Prístina desoyó a la Unión Europea. Y el pasado martes las autoridades kosovares detuvieron al ciudadano serbokosovar Milun Milenkovic, alias Lune, al que acusan de estar implicado en los enfrentamientos contra las fuerzas de la OTAN del 29 de mayo.

Este miércoles podía presenciarse una larga cola de camiones detenidos en Merdare, el mayor puesto fronterizo entre Serbia y Kosovo, según informó la agencia Reuters. Un periodista que habita en el norte de Kosovo y que habla con la condición del anonimato indicó a este diario: “[Las autoridades de Kosovo] están dejando pasar a los coches, pero registran cada vehículo. A los camiones no los dejan pasar”. La misma fuente subrayó que esta medida ya la han tomado varias veces las autoridades de Prístina en los últimos años. “Cada vez que lo hacen, las tiendas del norte de Kosovo se suelen quedar vacías”, señaló.

La serbia Aleksandra Tomanic, directora de la ONG European Fund for The Balkans, cree que es muy difícil analizar ahora la actualidad en los Balcanes. “Durante muchos años la UE y Estados Unidos han apoyado a Kosovo. Sin embargo, ahora hay un cambio difícil de explicar. De pronto, Bruselas presiona a Prístina. Y no sabemos muy bien la razón del cambio”.

Tomanic cree que la UE debe implicarse más en la resolución del conflicto: “Durante dos décadas, la UE ha insistido en que ella solo facilita el diálogo entre las partes. Pero eso no es suficiente. Ya está demostrado. Tiene que actuar antes de que sea demasiado tarde”. La activista cree que la situación se ha vuelto “muy peligrosa” en la región. “Los serbokosovares llevan más de tres semanas protestando contra la designación de los alcaldes. En menos de un mes hemos visto disturbios, detenciones de policías kosovares, cierre de carreteras… Ya hemos visto con qué facilidad puede derivar todo esto en violencia. Hay que detenerlo ya”, concluye.

La invasión de Ucrania por parte de Rusia espoleó los esfuerzos de Bruselas por acelerar la integración de los países balcánicos en la Unión Europea. Pero la condición indispensable para avanzar hacia esa adhesión, que tanto Kosovo como Serbia desearían, es que ambos países lleguen a un acuerdo de paz estable y duradero. Hoy por hoy, ese acuerdo parece improbable.

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