España impulsará la reforma del voto en política exterior europea para acabar con los vetos
Una decena de países liderados por Alemania lanza una iniciativa para cambiar la unanimidad por mayoría cualificada en la toma de decisiones en temas clave de política exterior y seguridad
España promoverá durante su presidencia de turno de la UE, a partir de julio, una nueva propuesta para cambiar de unanimidad a mayoría cualificada el sistema de voto de los Veintisiete en temas clave de política exterior y de seguridad común, según ha adelantado este lunes en Bruselas el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. De este modo, Madrid da impulso a la iniciativa lanzada este mismo mes por Alemania, y que cuenta ya con el apoyo de una decena de países, para intentar sortear las amenazas de veto que bloquean algunas de las decisiones clave de la UE —como las negociaciones de sanciones contra Rusia— que impiden, según los promotores del cambio, que Europa se perfile como un actor geopolítico clave en momentos en que la guerra de Ucrania y otras crisis requieren que los Veintisiete actúen de forma “eficiente y rápida”. Aunque la ofensiva rusa da más argumentos que nunca a los defensores de la iniciativa, la dificultad para que salga adelante, cuando han fracasado intentos anteriores, es que requeriría el sí de todos los socios, algo que países como Hungría ya han dejado claro que no permitirán.
“La voz de Europa tiene que oírse con rapidez, eficacia y agilidad”, ha defendido Albares tras un Consejo de Asuntos Exteriores en el que precisamente algunos de los temas tratados, como son el nuevo paquete de sanciones contra Rusia o la ampliación de la UE —los ministros celebraron un almuerzo con sus homólogos de los Balcanes occidentales— evidencian la dificultad de la toma de decisiones entre los Veintisiete en cuestiones estratégicas clave. “Si queremos pensar seriamente en una ampliación, tenemos que repensar las reglas por las cuales nos organizamos para tomar decisiones de manera eficaz”, ha agregado Albares, en la misma línea que ya defendió el canciller alemán, Olaf Scholz, en su discurso en Estrasburgo este mismo mes.
Albares participó este lunes en la inauguración oficial del denominado Grupo de amigos de la mayoría cualificada, que se reunió justo antes de una cita de ministros de los Veintisiete en Bruselas que ha acabado con pocos resultados concretos, salvo una nueva ampliación de las sanciones por violación de derechos humanos en Irán a cinco individuos y dos entidades más. Los Veintisiete también han acordado un plan para reforzar y acelerar el despliegue de sus misiones civiles en respuesta a crisis en cualquier parte del planeta, unas células creadas en el marco de la brújula estratégica aprobada el año pasado para reforzar la política de seguridad y defensa de la UE hasta 2030. El nuevo plan permitirá el despliegue de hasta 200 expertos civiles en un plazo máximo de 30 días si la crisis lo exige, incluso “en entornos complejos”.
Budapest ha respondido al nuevo intento —van varios en los últimos años— de sortear el tipo de bloqueos como el que ejerce el Gobierno de Viktor Orbán manifestando la importancia, a su juicio, de “mantener el requisito de unanimidad para proteger los intereses nacionales”.
Berlín puso en marcha la iniciativa a comienzos de mes junto con España, Bélgica, Finlandia, Francia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Eslovenia. Rumania ha anunciado su adhesión este lunes, algo que la jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock, ha celebrado como una muestra de que el bloqueo de votos por el requisito de unanimidad no es una preocupación solo de países grandes como Alemania o Francia, como alegan sus detractores. Un informe del Parlamento Europeo revela que, entre 2016 y 2022, se produjeron al menos “30 vetos individuales, amenazas de veto o retrasos” en política exterior y de seguridad común, lo que ha creado, señala, un “descontento generalizado frente a las normas sobre tomas de decisión” en la materia. Según fuentes diplomáticas, también Suecia podría unirse al Grupo de amigos cuando acabe la presidencia de la UE.
Ante el escepticismo de quienes han vivido constantes fracasos de iniciativas similares en los últimos años, sus defensores defienden el cambio geopolítico que se ha operado desde 2022: la guerra de Ucrania ha evidenciado la importancia de actuar rápido y de forma unida, algo que ha chocado con intereses de países como Hungría, que han demostrado que no tienen ningún reparo en provocar un bloqueo de las decisiones comunes si ello les permite avanzar sus propios intereses.
Reforma de los tratados
Reformar totalmente la forma de voto requeriría una reforma de los tratados. Pero el Grupo de amigos considera que no hace falta ir tan lejos para lograr cambios significativos.
Más allá del uso de las cláusulas pasarelas, que permiten “pasar” de una votación por unanimidad a una votación por mayoría cualificada para adoptar un acto en un ámbito determinado, siempre y cuando dicha cláusula haya sido previamente aceptada por unanimidad, el Grupo de Amigos ha analizado este lunes la posibilidad de “un uso más frecuente de las abstenciones constructivas”, según el documento de trabajo que ha podido consultar EL PAÍS. Además, los participantes aseguran que se proponen “explorar activamente las opciones para garantizar los intereses nacionales de los Estados miembros” para atender los casos en que una decisión pueda “tocar aspectos políticamente sensibles” para alguno de los países. “El paso a una mayoría cualificada es un avance para que aquel que no se sienta cómodo con alguna medida, no obstaculice a todos los demás cuando queremos que la presencia de la UE se sienta con rapidez en el mundo”, subraya Albares.
Los Estados que impulsan esta iniciativa consideran que el paso de la unanimidad a la mayoría cualificada sería posible en el campo de las sanciones o las declaraciones de derechos humanos: una vez apoyada por todos los Estados miembros la decisión de emitir, por ejemplo, sanciones contra Rusia o Irán, la inclusión de nuevos nombres a la lista negra podría ser tomada por mayoría cualificada, que requiere el apoyo de 15 de los 27 miembros siempre que estos representen al menos el 65% de la población total de la UE.
La propuesta cuenta con el visto bueno del alto representante de Política Exterior y Seguridad común de la UE, Josep Borrell. “Siempre he apoyado el voto por mayoría cualificada, porque de lo contrario hemos demostrado que somos muy lentos en la toma de decisiones”, ha recordado.
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