La policía de Londres pide disculpas a los activistas republicanos arrestados durante la coronación de Carlos III
El Gobierno de Sunak defiende la actuación de las fuerzas de seguridad. El líder de Republic, Graham Smith, anuncia acciones legales contra Scotland Yard
Disipada la niebla y el entusiasmo de un acontecimiento, la coronación de Carlos III, que puso Londres ante los ojos de medio mundo, la Policía Metropolitana ha decidido responder con urgencia preventiva a las críticas que se acumulan contra la mano dura que empleó el sábado contra activistas republicanos. A última hora del lunes, Scotland Yard emitía un comunicado en el que se disculpaba por los arrestos realizados durante las horas previas a que comenzara el espectáculo de la ceremonia. Bajo el manto de la nueva Ley de Orden Público que el Gobierno conservador de Rishi Sunak había aprobado aceleradamente el miércoles pasado, 72 horas antes de los fastos, los agentes acusaron al líder de la organización Republic, Graham Smith, y a otras personas concentradas en los alrededores de Trafalgar Square, por donde iba a desfilar la comitiva real, de manejar correajes y sirgas con las que podían atarse al mobiliario urbano y alterar el evento público.
“El equipo de investigación ha examinado ya por completo los objetos requisados, y revisado las circunstancias concretas en las que se produjeron los arrestos. Los detenidos afirmaron que los objetos tenían el propósito de amarrar y fijar los carteles, y la investigación ha sido incapaz de demostrar que la intención fuera utilizarlos para encadenarse y alterar el evento”, ha asegurado la policía en su comunicado. “Esta misma tarde se han cancelado las fianzas de los seis detenidos y no se tomarán más acciones legales contra ellos. Lamentamos que los seis arrestados no pudieran sumarse al amplio grupo de manifestantes que se concentró en Trafalgar Square y en otros puntos de la procesión”, ha añadido.
This evening three Met police officers visited my home to hand back my phone and the luggage straps. They apologised while wearing a body cam. I made it clear the apology is not accepted as we will be taking further action. https://t.co/BwPxw2aNx5
— Graham Smith 🇺🇦 🏳️🌈 (@GrahamSmith_) May 8, 2023
Smith ha dejado claro que no acepta unas medias disculpas, y que se plantea emprender acciones legales contra las autoridades policiales: “A la puerta de mi domicilio llegaron tres agentes [el lunes por la mañana, en el barrio londinense de Reading], para ofrecer personalmente sus disculpas y entregar los correajes. Eran un inspector jefe y dos agentes. Parecían bastante avergonzados, para ser honestos”, ha explicado el líder de Republic a la agencia PA News. “Mi respuesta fue: para que conste, no acepto las disculpas. Tenemos mucho en lo que pensar y habrá una respuesta”.
Poco después, en su cuenta de Twitter, Smith anunciaba que iba a hablar con sus abogados sobre “posibles acciones legales” ante “un episodio vergonzoso” y que confiaba en que las autoridades llevaran a cabo “una investigación completa sobre por qué habían mentido a la organización y sobre quién autorizó las detenciones”.
70 detenidos
La policía llegó a detener a casi 70 personas durante las celebraciones. En algunos casos, por una evidente alteración del orden público. En otros, por la interceptación de material que, según los agentes, podía provocar el nerviosismo de alguno de los cientos de caballos empleados en la procesión. Con esta excusa, tres voluntarias del Programa de Seguridad para la Mujer, del Consejo Municipal de Westminster, fueron arrestadas en el barrio del Soho cuando los agentes descubrieron que portaban alarmas antiviolación, que emiten un elevado ruido para intentar espantar a los presuntos agresores. “El alcalde [de Londres] exige urgentemente que se aclaren las circunstancias que culminaron con el arresto de las tres voluntarias en la madrugada del viernes”, ha dicho un portavoz de Sadiq Khan.
Scotland Yard contaba con la complicidad de una ciudadanía ensimismada con la pompa de los fastos y predispuesta a disfrutar de la celebración. De hecho, los miles de asistentes al evento concentrados en los alrededores de Trafalgar Square se esforzaron por acallar con sus abucheos los gritos de los activistas republicanos.
La resaca del día después, sin embargo, ha sacado los colores al Gobierno, que ha recibido duras críticas por su actuación de varias organizaciones de derechos humanos, y hasta de columnistas relevantes de la prensa conservadora. “Estés o no de acuerdo con las protestas, esta supresión de aquellos que disienten es profundamente antidemocrática. Republic es una organización respetable, no una turba. Respetaron en su momento los funerales de Isabel II y negociaron previamente con la policía las protestas que estaban preparando para la coronación”, ha escrito Suzanne Moore en el Daily Telegraph, el periódico más influyente en el ala dura de los tories.
El Gobierno de Sunak, y el propio primer ministro, se han lanzado a defender a la policía, pero bajo el conveniente argumento de que las decisiones operativas se toman de modo independiente por Scotland Yard. “La policía es independiente del Gobierno en su capacidad operativa, y toma sus decisiones sobre la base de lo que considera que es mejor para la seguridad general. El esfuerzo realizado fue extraordinario por parte de muchas personas, y estoy profundamente agradecido a todos ellos”, ha dicho Sunak.
La oposición laborista, todavía eufórica por su victoria en las elecciones municipales de Inglaterra de la pasada semana, ha decidido esquivar un asunto que le incomoda, pero en el que tiene mucho que perder ante una ciudadanía celosa del orden público. “Las protestas pacíficas son importantes en una democracia”, se ha limitado a decir la diputada del principal partido de la oposición Lisa Nandy, antes de reclamar que se investigara “qué se había hecho mal”, pero elogiara a la vez la labor de la policía en el operativo de seguridad de la coronación. El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, que en su día ejerció como abogado defensor de los derechos humanos, ha dado instrucciones para frenar las críticas a la policía o cualquier compromiso de derogar la nueva legislación antiprotestas en el hipotético caso de que su partido llegue al poder en unas elecciones generales.
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