En Ecuador cada 26 horas es asesinada una mujer: torturadas, degolladas y enterradas a orillas de un río
El crimen de tres jóvenes evidencia una ola de feminicidios que a menudo queda eclipsada por el clima de violencia general
Sus nombres eran Nayeli, Yuliana y Denisse, y, a una semana de su feminicidio, poco se habla de ellas en Ecuador. Eran de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, pero sus cuerpos fueron encontrados a 90 kilómetros de distancia el jueves 6 de abril. Estaban enterradas en una fosa común, una encima de la otra, a orillas de un río en la provincia de Esmeraldas, hasta que unos pescadores de la zona alertaron del hallazgo tres días después de haber sido asesinadas.
Lo último que Yuliana dijo a su madre fue que se iba con una amiga, dice su tía Paulina Rueda, quien también ayudaba a Yuli a impulsar su carrera como cantante, tenía 21 años y la conocían en el mundo artístico como Siria, la Diosa Griega. “Cantaba baladas, merengue, cumbia, cantaba de todo. Era una profesional y muy emprendedora”, añade Paulina, quien le había conseguido una audición y sobre eso fue la última conversación que tuvieron.
La siguiente vez que vio a su sobrina fue para reconocer el cadáver. Las tres mujeres tenían atadas las manos y tapada la boca con cinta. Fueron torturadas antes de ser degolladas. El cuerpo de Nayeli es el que más marcas de violencia tenía, ocho puñaladas en la cara, el cuello, la mandíbula fracturada. “Las desfiguraron, las torturaron”, relata Paulina. “Estaban en estado de putrefacción, ni siquiera pudimos darle un beso, ni un abrazo”, añade Rueda, quien conoce de cerca las formas violentas en las que las mujeres son asesinadas en el país porque hace años ayuda a víctimas de violencia de género desde su cargo de coordinadora del Observatorio de la Erradicación de Violencia de Género en Santo Domingo de los Tsáchilas.
Y aunque este crimen afecta directamente a su familia, no puede hacer plantones, ni protestar, como lo ha hecho con muchos otros crímenes. “Me han amenazado, un sujeto se me acercó en el velorio y me dijo, deja de hurgar, tienes hijas”, afirma la tía que solo espera los resultados de las investigaciones de la Policía, que a una semana del feminicidio de las tres jóvenes no hay detenidos y sus muertes se han diluido entre más de una docena de crímenes que ocurren a diario en el país sudamericano, atentados terroristas con explosivos y masacres. La violencia ya toca una nueva cifra récord de 1.400 homicidios entre enero y abril de 2023, un 60% más que los ocurridos en el mismo periodo el año pasado.
El 2022 también ha sido el año más violento para las mujeres desde el 2014 que se registraron los feminicidios en Ecuador. Se registraron 412 muertes violentas contra mujeres, según datos del Consejo de la Judicatura, el administrador de la Función Judicial. Aunque esa cifra está desagregada en 82 feminicidios y 330 corresponden a “otras muertes violentas”, como asesinato, homicidio, sicariato y violación con muerte. Según la misma fuente, hasta marzo de 2023, 138 mujeres han sido asesinadas, de las cuales, 31 de esos crímenes son procesados como femicidios.
Un registro paralelo sitúa en 332 los feminicidios en el país en el 2022, según la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo (ALDEA) en el que participan varias organizaciones en el mapeo de los casos. De ellas 134 fueron femicidios íntimos, familiares, sexuales o de otra índole, nueve transfemicidios y 189 femicidios por delincuencia organizada; es decir, cada 26 horas ocurrió un femicidio en Ecuador. “Hay un descontrol absoluto por parte de las autoridades y los cuerpos de las mujeres están siendo sacrificados”, opina María José Machado, vocera de la Coalición Nacional de Mujeres del Ecuador.
En noviembre pasado el presidente Guillermo Lasso creó el Ministerio de la Mujer para ejecutar la política pública, que había ofrecido el mandatario como parte de una paquete de medidas para erradicar la violencia contra la mujer, después del asesinato de María Belén Bernal al interior de la Escuela de Policía en Quito, que conmocionó al país. “Pero no se ha cumplido con todas las disposiciones de la Ley, como la coordinación institucional, que no está fortalecida”, dice Machado.
“Tampoco hay una adecuada capacitación de los agentes estatales como policías, fiscales, judiciales, implicados en la investigación, sanción y reparación de estos crímenes”, añade la abogada, quien critica que las mujeres son constantemente revictimizadas por todo el sistema. Esto genera un ambiente de impunidad, que perpetúa que la violencia contra las mujeres sea visto como algo natural, “que no tienen derechos y sin respuestas por parte del Estado”, dice la vocera de la Coalición de Mujeres que alerta sobre las consecuencias que tendrá la medida de Lasso de liberar el porte de armas, en un país donde el 40% de los feminicidios son ejecutados con un arma de fuego.
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