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El Pentágono alerta de que la filtración de documentos secretos sobre la guerra en Ucrania supone un “riesgo grave” para la seguridad de EE UU

Un centenar de textos difundidos en internet confirman la implicación de Washington en el curso diario de la contienda y los planes de aliados como Corea del Sur

Un soldado ucranio, el 1 de abril en Hostomel, en la región de Kiev.Foto: EUROPA PRESS/CONTACTO/VOLODYMYR TARASOV | Vídeo: EPV (REUTERS)

La filtración de un centenar de documentos secretos de inteligencia militar estadounidense ha expuesto datos operativos sobre la guerra en Ucrania que podrían cambiar el curso de la contienda en las próximas semanas, así como la respuesta de los aliados occidentales. Su difusión en internet supone “un riesgo muy grave para la seguridad nacional y puede potencialmente alimentar la desinformación”, declaró el lunes Chris Meagher, portavoz del Departamento de Defensa estadounidense. La filtración puede también poner en peligro fuentes de inteligencia estadounidenses, así como proporcionar a Rusia valiosa información sobre el estado y la situación de las tropas ucranias. La inmensa mayoría de los documentos son auténticos, han confirmado fuentes de la Administración, pero se desconoce si el goteo de información ha cesado, según John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional.

Los documentos vieron la luz en enero en internet, según el diario The Wall Street Journal, y habían venido circulando por redes sociales hasta el viernes, cuando se conoció la filtración. Entre otros detalles, muestran mapas de las defensas aéreas ucranias y un profundo análisis de los planes secretos de Corea del Sur, entre los de otros aliados, para entregar 330.000 proyectiles para la defensa antiaérea, necesarios para la contraofensiva de primavera de Ucrania, cuyos planes pueden verse alterados. De hecho, una fuente próxima a la presidencia ucrania ha asegurado a la CNN que la filtración de los documentos, la más grave desde la publicación por WikiLeaks de más de 700.000 cables diplomáticos en 2013, fuerza un cambio en los planes ofensivos de Kiev. Ningún representante político o militar ucranio ha querido comentar oficialmente este extremo.

La novedad de los documentos secretos y ultrasecretos, y las pistas que ofrecen sobre inminentes operaciones, los hace especialmente perjudiciales, según la Administración de Joe Biden, dado que algunos tienen una antigüedad de solo 40 días. La filtración ha sido notificada a los comités del Congreso y remitida al Departamento de Justicia, que la está investigando. Las más de 100 páginas de imágenes y documentos informativos confirman también la implicación de EE UU en el curso diario de la guerra, proporcionando la inteligencia y la logística que explicarían en parte la resistencia de Ucrania ante el gigante ruso. Aunque no hay tropas estadounidenses en combate y Washington se ha negado de momento a enviar armas que pudieran penetrar en territorio ruso, los documentos dejan claro que EE UU es un actor principal de la guerra.

La supuesta debilidad del sistema de defensa antiaérea de Ucrania ante una contraofensiva de primavera en ciernes es la información más relevante del goteo de un centenar de documentos secretos de la inteligencia militar. La urgencia de proporcionar munición para reforzar la defensa aérea ha provocado también, según los cables, debates en el seno de gobiernos aliados de EE UU, como los de Corea del Sur e Israel, reticentes al envío. Además, la divulgación de estos planes arroja sobre Washington la sospecha de espiar a importantes aliados en la campaña de apoyo a Ucrania.

Un cable del 28 de febrero vaticina que las existencias de misiles para los sistemas de defensa antiaérea S-300 y Buk de la era soviética, que constituyen el 89% de la protección de Ucrania contra la mayoría de los aviones de combate y algunos bombarderos, se agotarán totalmente entre mediados de abril y el 3 de mayo. El cable también apunta que las defensas aéreas que protegen a las tropas en la línea del frente, donde se concentra gran parte del poder aéreo ruso, “se reducirán por completo” para el 23 de mayo. De hecho, un funcionario de defensa estadounidense citado por el diario The New York Times ha confirmado que el Pentágono estaba alarmado por el deterioro de la defensa aérea y que esta ha sido una preocupación constante durante meses.

Si las previsiones se confirman, Moscú puede aprovechar la vulnerabilidad para cambiar el curso de la guerra. El colapso de la defensa aérea facilitaría bombardeos de cazas rusos contra posiciones y objetivos clave sobre el terreno, ya que tendrían prácticamente expedito el vuelo. Hasta ahora, Moscú había recurrido a la acción de drones y misiles disparados desde territorio ruso o bielorruso o de cazas concentrados en salidas a lo largo de las líneas del frente. Rusia sigue teniendo una considerable capacidad aérea, con unos 900 cazas y unos 120 bombarderos, según el Directorio Mundial de Aviones Militares Modernos. Otro documento filtrado cifra el número de aviones de combate rusos desplegados actualmente en el teatro de operaciones en 485, frente a 85 aviones ucranios.

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La Administración estadounidense anunció la semana pasada que enviaría más interceptores y municiones para el sistema antiaéreo como parte de un paquete de ayuda de 2.600 millones de dólares (unos 2.400 millones de euros), parte del cual se utilizará para ayudar a Kiev en la ofensiva de primavera. Que cubra las necesidades de Ucrania dependerá de varios factores, uno de ellos si los aliados de la OTAN secundan el refuerzo estadounidense. La supuesta presión de Washington a socios como Corea del Sur e Israel ha provocado debates internos, especialmente delicados en el último caso, pues el envío contravendría la actual política del Estado judío en plena crisis interna y pondría en peligro la buena relación existente entre el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el presidente ruso, Vladímir Putin. Uno de los cables filtrados sugiere que también se habría espiado al Mosad, el servicio de espionaje exterior israelí.

Más sensible si cabe resulta la información contenida en un documento, al que ha tenido acceso el diario The Washington Post, sobre los planes de Egipto de suministrar misiles a Rusia. El Cairo es uno de los mayores aliados en la región de EE UU, del que recibe cada año alrededor de mil millones de dólares en ayuda militar, pero también mantiene fuertes vínculos con Moscú. Según el cable, datado el 17 de febrero, el presidente Abdelfatá al Sisi planteó a comienzos de año la producción de 40.000 cohetes para Rusia y dio instrucciones a sus funcionarios de que lo mantuvieran en secreto, “para evitar problemas con Occidente”. No hay indicación alguna de que el plan haya salido adelante.

Secretismo en Kiev

Tan solo cinco personas saben cómo, cuándo y dónde se desarrollará la contraofensiva de primavera. Así lo aseguró el 6 de abril Oleksii Danilov, secretario del Consejo de Seguridad Nacional de Ucrania, en una entrevista en la radio Svoboda. Los documentos filtrados no aportan datos concretos sobre el momento o las localizaciones en el frente desde las que intentarán avanzar las tropas ucranias, pero sí revelan información sensible sobre el refuerzo con vehículos blindados de nueve brigadas mecanizadas. De hecho, la distribución de los tanques y los blindados de transporte de infantería occidentales en esas nueve brigadas identificadas es otra de las filtraciones más sensibles.

El propio Danilov escribió este lunes en sus redes sociales que el ruido mediático no ayuda a los planes de contraataque de finales de primavera y principios de verano. El secretismo es absoluto y la trascendencia es tal que el ejército está aplicando nuevas restricciones estrictas a los medios de comunicación para acceder a sus posiciones en el frente de Donbás y en el del sur, para que no se hagan públicas informaciones que puedan señalar al enemigo dónde se están concentrando las fuerzas. El grupo de análisis militar prorruso Rybar informó el domingo de que la artillería rusa había dado con un depósito de munición en el frente de Zaporiyia en el que se localizaban además dos baterías de misiles Himars, en reserva para la futura campaña de ataque. Los documentos del Pentágono muestran también el ritmo de uso de los proyectiles de los Himars facilitados por EE UU, un secreto que el Pentágono había evitado divulgar.

Las condiciones climáticas en los meses de primavera son adversas para el movimiento de vehículos pesados porque las pistas rurales son un lodazal en el que los blindados se hunden. Además de no haber recibido munición de artillería suficiente, las Fuerzas Armadas ucranias tampoco cuentan todavía con la mayor parte de los cerca de 200 tanques que se han comprometido a entregar sus aliados internacionales.

Los informes filtrados también confirmarían las cifras de bajas en ambos ejércitos que barajaban en público los servicios de inteligencia de Estados de la OTAN: en el lado ruso, hasta febrero se contabilizaron entre 189.500 y 223.000 bajas, de las cuales, 43.000 serían muertos; en el lado ucranio, las bajas oscilarían entre los 124.500 y los 131.000 soldados, de los cuales 17.500 habrían fallecido en combate. Estas cifras coinciden con la teórica militar, que indica que la cifra de muertos se mueve entre un tercio y una décima parte de las bajas, dependiendo sobre todo de los sistemas de evacuación médicos en el frente. No obstante, al menos uno de los documentos parece haber sido modificado para minimizar las pérdidas rusas. El cable, distribuido en cuentas de analistas militares rusos en Telegram, un servicio de mensajería muy popular en Rusia, es sensiblemente favorable a Moscú, pues apunta a un número de entre 61.000 y 71.500 militares ucranios muertos en la guerra, frente a solo 16.000-17.500 rusos.

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