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Polonia quiere duplicar el número de aviones de combate que transferirá a Ucrania

Zelenski visita Varsovia en su tercer viaje internacional desde el inicio de la guerra para fortalecer las relaciones con su mayor aliado europeo

El presidente polaco, Andrzej Duda, saluda a su homólogo ucranio, Volodímir Zelenski, este miércoles en el palacio presidencial de Varsovia. Foto: KACPER PEMPEL (REUTERS) | Vídeo: EPV
Cristian Segura (Enviado Especial)

Ucrania está preparando una contraofensiva en la que el apoyo armamentístico de sus aliados occidentales será determinante. Tanques, blindados de infantería, nuevos obuses, misiles de largo alcance, vehículos antiminas y mucha munición procedente de países de la OTAN están fluyendo por la frontera polaca hacia Ucrania. Pero hay un armamento que las grandes potencias se resisten a entregar a Kiev, aviones de combate. Polonia se ha puesto otra vez al frente de la defensa de los intereses ucranios y su presidente, Andrzej Duda, confirmó este miércoles que no solo enviará los 14 cazas MiG-29 a los que se comprometió, sino que su objetivo es enviar otros tantos más.

Duda reiteró su compromiso en una recepción en Varsovia para Volodímir Zelenski, su homólogo ucranio. Ha sido el tercer viaje oficial al exterior de Zelenski desde el inicio de la invasión rusa, en febrero de 2022, y el primero que realiza acompañado de su esposa, Olena Zelenska. Los anteriores fueron a Washington y su gira por Europa de febrero. Mientras Estados Unidos, Francia y Alemania se oponen a entregar los cazas F-16 que reclama Kiev por temor a elevar la tensión con Rusia, Polonia encabeza el bloque de la Europa del Este que presiona para que el país agredido sí reciba las aeronaves.

El presidente polaco confirmó que cuatro MiG-29 de las Fuerzas Aéreas polacas ya habían sido transferidos a Ucrania y que otros cuatro llegarán en cuatro o seis semanas. Duda expresó su voluntad de ceder toda su flota de estos cazas de fabricación soviética, es decir, 14 más, pero recordó que esto requiere una negociación con Washington, que tiene capacidad de veto para su exportación porque estas aeronaves fueron mejoradas con tecnología estadounidense. El envío de esta segunda partida también dependerá de que Polonia sustituya estos aviones por otros modelos occidentales más modernos, como tiene planeado hacer.

Eslovaquia es el otro país de la Europa del Este que ya ha dado aviones a Ucrania: entregó cuatro MiG-29 y se ha comprometido a transferir un total de 13. Para las Fuerzas Aéreas ucranias, estos cazas son una bendición porque su inferioridad aérea respecto al invasor es aplastante: el ejército defensor empezó la guerra con una flota de 312 cazas y helicópteros de combate, mientras que Rusia tenía 4.200 unidades —con 1.200 cazas destinados a cubrir la invasión—, según datos recientes de Flight Global, una de las publicaciones de referencia del sector aeronáutico.

Pero Ucrania ha sido muy clara al señalar que para ganar la guerra necesita aviones de la OTAN y no viejos modelos soviéticos. El portavoz de las Fuerzas Aéreas ucranias, el coronel Yuri Ihnat, explicó en enero a EL PAÍS que el objetivo era conseguir en una primera fase dos escuadrones de 12 F-16 estadounidenses cada uno. Ihnat advirtió en rueda de prensa el 17 de marzo de que sin estos aviones, la contraofensiva que está preparando su ejército para finales de primavera no tendrá éxito. Las defensas rusas se están reforzando y el avance ucranio requerirá de mucha mayor potencia de fuego y recursos que en las exitosas operaciones de reconquista de las provincias de Járkov y Jersón en 2022.

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Los gobiernos de Estados Unidos, Francia y Alemania han dejado claro que no está en la agenda el suministro de los F-16. La ventaja del F-16 es que es uno de los aviones de combate polivalentes —diseñados para el combate aéreo y el bombardeo— de uso más extendido en todo el mundo, por lo que la provisión para Ucrania estaría garantizada. Pero las autoridades estadounidenses, que tienen la capacidad de vetar su exportación —porque han sido fabricados en su país—, dudan de que sea lo más conveniente. Por un lado, temen que puedan ser utilizados para atacar en territorio ruso; por otro, entre la formación de sus pilotos, su traslado a Ucrania y el establecimiento de la cadena de suministros, pasaría más de un año. En cambio, los pilotos ucranios ya están familiarizados con los MiG soviéticos. Pero los MiG-29 no son competencia para los cazas rusos más modernos.

Los militares estadounidenses también son escépticos sobre la eficacia de la guerra aérea en Ucrania cuando ambos ejércitos han demostrado ser muy efectivos en el uso de baterías antiaéreas móviles. “Es una guerra de negación aérea mutua”, afirmó en septiembre el general de cuatro estrellas de Estados Unidos Philip Breedlone, en unas jornadas del centro de estudios Atlantic Council de Washington.

Conflicto sobre la historia

Zelenski no dudó en afirmar ante Duda que el apoyo de Polonia “ha salvado a Ucrania”. Lo manifestó en una comparecencia conjunta en la que el presidente polaco recordó que su Gobierno tenía el récord de suministro de tanques a Ucrania —300 unidades de antiguos modelos soviéticos—, entre muchos otros tipos de armamento donados y ayuda humanitaria para refugiados. Polonia también es el país de la UE que acoge a un mayor número de familias ucranias huidas de la invasión rusa —1,3 millones de personas, frente a los 1,05 millones de Alemania—.

Polonia es fundamental para la supervivencia ucrania y pese al buen momento de las relaciones bilaterales, Duda no perdió la oportunidad de poner sobre la mesa una de las pocas fricciones que existen entre los dos países: el tributo como mitos de la patria a dirigentes del nacionalismo radical ucranio de los años treinta y cuarenta del siglo XX, responsables algunos de ellos de la deportación y ejecución —en connivencia con las fuerzas ocupantes nazis— de miles de polacos que residían en el oeste de Ucrania. El nombre más conocido y polémico es el de Stepan Bandera. La mitificación de Bandera ha provocado reiteradas protestas por parte de Polonia. El Parlamento ucranio compartió en enero en sus redes sociales una foto de Valeri Zaluzhni, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ucranias, frente a un retrato de Bandera. El mensaje fue borrado después de las críticas polacas.

“Hoy hemos hablado de temas importantes para el futuro”, afirmó Duda, “pero cuando pensamos en el futuro, no hemos de olvidarnos de la historia, porque no hay tabús entre nosotros. Queremos construir una política de memoria honesta y fiable”.

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Sobre la firma

Cristian Segura (Enviado Especial)
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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