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El desalojo de la mezquita de Al Aqsa desemboca en ataques cruzados entre Gaza y el ejército de Israel

La irrupción de la policía israelí en el templo fue respondida con varios cohetes lanzados desde la franja palestina, seguidos por ataques israelíes a varios objetivos

Franja de Gaza
Palestinos observan cohetes lanzados hacia Israel, cerca de la frontera con la Franja de Gaza.MOHAMMED SABER (EFE)
Marc Español

La policía israelí asaltó durante la madrugada del miércoles la emblemática mezquita de Al Aqsa, en la Jerusalén Este ocupada, y desalojó por la fuerza a decenas de fieles que se encontraban en el interior. Gaza respondió con el disparo de varios cohetes hacia el sur de Israel, lo que llevó a su ejército a atacar varios objetivos en la franja a primera hora de la mañana. Horas después, en la noche del miércoles, la situación volvió a tensarse, con nuevos choques entre policía y fieles en el complejo de la mezquita y el lanzamiento de dos cohetes más desde Gaza.

Los vídeos e imágenes difundidas en redes sociales tras el asalto de la madrugada muestran a agentes de policía israelíes desplegándose en el interior del templo de Al Aqsa mientras disparaban pelotas de goma y golpeaban a personas en el suelo. También se puede observar el lanzamiento de petardos y de fuegos artificiales contra ellos, así como múltiples fieles esposados y tendidos boca abajo. La Comisión Palestina de Asuntos de los Detenidos registró el arresto de más de 400 personas. La Media Luna Roja Palestina informó de que atendió a al menos 25 heridos en ese primer asalto.

La policía israelí confirmó el arresto y el desalojo de más de 350 personas. Según su versión, decidió entrar en la mezquita tras intentar evacuarla de forma pacífica para sacar a decenas de jóvenes que habían accedido al recinto con fuegos de artificio, porras y piedras y que se habían “atrincherado violentamente” en el interior.

En respuesta al incidente, el brazo armado del Frente Democrático por la Liberación de Palestina anunció en su canal de Telegram el lanzamiento de proyectiles dirigidos hacia la ciudad israelí de Ascalón, al sur de Tel Aviv. El ejército de Israel, por su parte, aseguró que habían interceptado cinco cohetes y que otros cuatro habían caído en zonas no habitadas. También informó del ataque contra objetivos del movimiento palestino Hamás, que controla la franja de Gaza.

Segundo choque

En la noche del miércoles, agentes fuertemente armados de la policía israelí volvieron a entrar en el complejo de Al Aqsa e intentaron evacuar a los fieles usando granadas de aturdimiento y disparando pelotas de goma, de acuerdo al personal de Waqf, la organización que gestiona el lugar. El nuevo asalto se produjo cuando todavía había miles de fieles en el complejo, congregados por la plegaria nocturna que se celebra durante el mes de Ramadán, asegura la agencia de noticias palestina WAFA. Testigos citados por Reuters afirman que los fieles respondieron lanzando objetos a la policía.

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En un comunicado, la policía israelí aseguró que decenas de jóvenes entraron con mochilas cargadas de material pirotécnico en la mezquita e intentaron hacer barricadas dentro del edificio. Waqf aseguró, sin embargo, que la policía entró antes de las oraciones hubieran terminado. La Media Luna Roja atendió a seis heridos tras los nuevos choques y el Ejército israelí informó del lanzamiento de otros dos cohetes desde Gaza, uno de los cuales cayó dentro de la propia franja.

La violencia en los territorios ocupados palestinos hace meses que es elevada y existen temores de que la situación se deteriore todavía más durante el mes sagrado de Ramadán, que arrancó a finales de marzo y que coincide con la Pascua judía, que empieza este miércoles. El principal foco de tensión es la Explanada de las Mezquitas —que alberga la mezquita de Al Aqsa—, ya que se trata de un símbolo nacional palestino y es el tercer lugar más sagrado del islam y el primero del judaísmo, que se refiere a ella como el Monte del Templo, a cuyos pies está el Muro de las Lamentaciones.

En los últimos días, algunos grupos judíos habían hecho llamamientos a sacrificar cabras en el interior del complejo, siguiendo una antigua práctica de tiempos bíblicos para marcar el inicio de la Pascua, durante la que se espera que un mayor número de fieles acuda al lugar. La policía israelí ha insistido en que no permitirá tales prácticas, pero los palestinos han instado a que haya una presencia continuada en el recinto para evitarlo.

Pese al intercambio de fuego y a la retórica encendida, Hamás evitó hacer referencia a una posible escalada militar tras el primer asalto, y la policía israelí aseguró que no había ningún cambio en su conducta en la Explanada de las Mezquitas y que no permitiría que nadie, incluidos grupos judíos, perturben la rutina festiva de los próximos días.

El primer ministro de la Autoridad Palestina, Mohammad Shtayyeh, declaró en un mensaje en las redes sociales que “lo ocurrido en Jerusalén es un grave crimen contra los fieles”, mientras que el jefe del buró político del movimiento palestino Hamás, Ismail Haniyeh, se limitó a instar a las masas a acudir a Al Aqsa “para defenderla” tras los choques de la madrugada.

El Ministerio de Exteriores de Jordania, que es custodio oficial de los lugares santos cristianos e islámicos de Jerusalén, también condenó en un comunicado el asalto inicial contra Al Aqsa y en coordinación con la Autoridad Nacional Palestina, convocó una reunión extraordinaria de la Liga Árabe. Egipto, un mediador habitual entre israelíes y palestinos, también manifestó su rechazo a los hechos, como Arabia Saudí, que ha expresado asimismo su preocupación. La Casa Blanca, también “extremadamente preocupada”, urgió a evitar una mayor escalada de la violencia. El coordinador especial de la ONU para el proceso de paz en Oriente Medio, Tor Wennesland, aseguró estar “horrorizado por las imágenes de violencia dentro de la mezquita”.

Israel ocupó la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde se encuentra la Explanada, en la guerra de 1967, y aunque accedió a que Jordania mantuviera la autoridad religiosa sobre el recinto, ha permitido que judíos visiten el lugar sin rezar, si bien en los últimos años la policía permite que algunos grupos lo hagan en una esquina. Esta situación, sin embargo, es cada vez más frágil debido a la creciente influencia de sectores ultranacionalistas, que actualmente forman parte del Gobierno más escorado a la derecha de la historia de Israel.

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