Pablo Ibar pide la anulación de su cadena perpetua en una apelación en Florida
El abogado del hispano-estadounidense alega que en el juicio de 2019 que le condenó se cometieron una docena de errores graves
Doce motivos. Desde unas muestras de ADN en una camiseta que no coinciden con las del sospechoso a un jurado que se declara arrepentido del veredicto de entonces y alega haber recibido “presiones”. En una vista ante el tribunal de apelaciones del Distrito Cuarto de Florida (EE UU), el abogado del hispano-estadounidense Pablo Ibar, Joe Nascimento, ha alegado este cúmulo de conclusiones para exigir que se declare nulo el juicio que condenó a su cliente a cadena perpetua en 2019 y que se celebre uno nuevo. El tribunal de tres magistrados, presidido por la jueza Melanie May, deliberará ahora sobre los argumentos del abogado y la Fiscalía. Su decisión puede tardar meses en producirse.
Ibar, sobrino del boxeador vasco José Manuel Ibar Urtáin, lleva casi treinta años en la cárcel en Florida, acusado del triple asesinato de Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y a las modelos Sharon Anderson y Marie Rogers el 26 de junio de 1994. El sospechoso siempre ha negado su implicación en el caso, del que fue declarado culpable en 2000 y condenado a muerte. Tras 16 años en el corredor de la muerte, en 2016 un tribunal de apelación anuló esa sentencia al considerar las pruebas “demasiado endebles” y ordenó un nuevo juicio. En 2019, ese nuevo proceso condenó al hispano-estadounidense de origen vasco a cadena perpetua.
Pero la defensa alega que en 2019 en ese juicio se cometieron errores graves. Fallos que “cruzan casi cada garantía constitucional que se concede a cualquier defendido”, según ha expuesto Nascimento en la vista de este martes, celebrada por vídeoconferencia -algo habitual a raíz de la pandemia- y en la que Ibar no participó. A lo largo de los veinte minutos de los que disponía para presentar sus argumentos, el abogado señaló que, entre las irregularidades en la vista de hace cuatro años, se “admitió el testimonio poco fiable de testigos presenciales, se limitaron de manera impropia los testigos periciales y se restringió el interrogatorio a testigos clave”.
La noche de autos, una cámara de seguridad había grabado a dos embozados mientras cometían el crimen. Ibar resultó acusado por un fotograma en el que el asesino mira a la cámara. Según la Fiscalía, esa imagen permite identificarlo. Pero, según ha apuntado su abogado, la Policía no siguió otras pistas que encaminaban las sospechas en otra dirección. En el lugar del crimen no se encontró ningún resto de ADN de Ibar; las huellas, sangre y pelo localizadas en la vivienda tampoco se correspondían con las del acusado. En el juicio de 2019, la Fiscalía aportó como prueba adicional una pequeña muestra de ADN de Ibar procedente de una camiseta encontrada en la casa de Sucharsky y que el asesino utilizó para secarse la cara, según el vídeo. Pero, según Nascimento, de haber sido el acusado quien usó esa prenda, hubieran debido encontrarse muchas más muestras de su ADN en ella.
Otras dudas se refieren al testimonio de un testigo clave, que describió al asesino como un hombre blanco o de rasgos latinos, con bigote y apariencia “descuidada”. Además, ha apuntado Nascimento, uno de los doce miembros del jurado que decidió el veredicto en 2019 se declaró inmediatamente después arrepentido y denunció que se había sentido “presionado” y “acosado”.
La fiscal Deborah Koenig, por su parte, rechazó las alegaciones de Nascimento y consideró que el juicio se había desarrollado de manera adecuada. Según recordó, el testigo clave identificó a Ibar en una rueda de reconocimiento -en la que, según Nascimento, también se produjeron irregularidades-. El jurado arrepentido, indicó, “nunca dijo que nadie hubiera hecho nada impropio”.
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