Al menos un muerto y varios desaparecidos tras un corrimiento de tierra en la isla italiana de Ischia
El ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini, cifra en ocho las personas fallecidas por el deslizamiento de una ladera tras una noche de lluvias torrenciales. Interior contradice esta versión
Una persona ha fallecido y varias permanecen desaparecidas tras un violento desprendimiento de tierra que se ha producido en la isla italiana de Ischia provocado por las lluvias torrenciales que cayeron durante la madrugada del sábado. Los equipos de rescate continúan buscando a supervivientes en el fango con mucho esfuerzo y grandes dificultades debido a las condiciones meteorológicas adversas. Las búsquedas continuarán durante la noche. Un centenar de residentes quedaron aislados, sin luz ni agua y han sido evacuados a lo largo del día. El delegado del Gobierno en Nápoles, Claudio Palomba, ha explicado que la cifra de afectados es provisional y ha agregado que todavía hay entre 10 y 12 personas cuyo paradero se desconoce.
Durante la noche se desató en esta pequeña isla frente al golfo de Nápoles, —de una extensión similar a la mitad de Formentera y en la que viven cerca de 64.000 habitantes—un aguacero que provocó inundaciones y un grave corrimiento de tierra que arrastró violentamente todo lo que encontró a su paso en la zona del municipio de Casamicciola Terme, en su vertiente norte y que cuenta con 8.000 habitantes. Una parte de la montaña cedió y la corriente de barro del desprendimiento sepultó numerosas casas, destrozó edificios, arrastró rocas y árboles arrancados de raíz y empujó decenas de coches hasta el mar.
En un primer momento, el ministro de Infraestructuras y vicepresidente, Matteo Salvini, anunció que habían fallecido ocho personas en la catástrofe, pero poco después el titular de Interior, Matteo Piantedosi, le rectificó y señaló que no constaba muerto alguno, sino desaparecidos. Aunque poco después, los equipos de rescate recuperaron el cadáver de una mujer joven, de unos 30 años, originaria del este de Europa, según apuntan los medios locales.
Las imágenes que llegan de Ischia, una isla volcánica popular por sus aguas termales y los restos arqueológicos de época romana, son de auténtico caos y devastación. En los vídeos se aprecian barrios enteros arrasados, casas derrumbadas, calles cubiertas de fango y agua, rocas, árboles arrancados de raíz, vehículos desperdigados o sumergidos en el barro en un panorama desolador. Cerca del puerto, en el paseo marítimo se amontonan al menos una decena de coches y dos autobuses turísticos arrastrados por la corriente. Otros automóviles han acabado en el mar, que ha cambiado de color y se ha vuelto marrón por la avalancha de fango que ha bajado de la montaña.
Los derrumbes y corrimientos se han sucedido en esta isla volcánica de forma frecuente. A lo largo del último siglo se han contado en hasta 15 ocasiones, la última en 2009, cuando murió una niña y 20 personas resultaron heridas, también en Casamicciola Terme. Otro de los fenómenos que los vecinos de este lugar viven con cierta frecuencia son los terremotos. Hoy muchos recuerdan el dramático seísmo que sufrió el municipio en 1883, que dejó más de 2.200 muertos, pero el último tuvo lugar en 2017, y se saldó con dos víctimas mortales y unos cuarenta heridos.
Uno de los geólogos que trabajó como consultor del plan de reconstrucción de la zona afectada por ese terremoto, Romeo Toccaceli, ha hablado de la fragilidad de ese territorio y de “una tragedia anunciada” en una entrevista con el diario La Repubblica. “Desde los primeros años del siglo pasado en esa zona de la isla de Ischia, la vertiente norte, se han producido inundaciones y desprendimientos, por no hablar del riesgo sísmico. No es sorprendente lo que ha sucedido”, ha explicado el científico, gran conocedor del terreno. Y ha agregado: “Es una zona ya predispuesta por la morfología de sus colinas y el riesgo se ve amplificado por la urbanización anómala que se está produciendo allí desde hace tiempo, es una situación compleja”. También ha apuntado que la catástrofe se ha desatado a causa de un “evento meteorológico excepcional”, por la gran cantidad de lluvia que cayó en poco tiempo y ha lamentado que el mantenimiento de los cauces y las vías naturales del agua y el barro no era el adecuado. “Con esta cantidad de lluvias, que es extraordinaria, cualquier obstrucción puede ser fatal. La limpieza del terreno ayuda a reducir el nivel de riesgo. Y es un error recordarlo cada 10 años. O, peor aún: después de cada tragedia”, ha apuntado.
Este ha sido un año dramático para Italia desde el punto de vista climatológico marcado por la avalancha del glaciar de la Marmolada, que dejó una decena de fallecidos o las inundaciones de Las Marcas, donde fallecieron 12 personas. El país trasalpino aún espera desde 2018 la aprobación del Plan de Adaptación al Clima que tras cuatro gobiernos aún no ha avanzado. En el borrador, que aún no ha tenido luz verde, se aclaran cuáles son las competencias entre el Estado, las regiones y los municipios y cómo se van a coordinar las actuaciones en caso de catástrofes climáticas y se especifican también cuáles son los territorios de mayor riesgo, las vulnerabilidades de norte a sur y los protocolos para aumentar la capacidad de adaptación al clima de los territorios a través de infraestructuras y servicios.
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