La OTAN promete una “respuesta decidida” frente a los ataques contra las infraestructuras claves de los países aliados
La Alianza Atlántica advierte sobre las consecuencias de la guerra híbrida tras el sabotaje de los gasoductos rusos
La OTAN promete una respuesta contra la guerra híbrida. Con una nueva fuga en los gasoductos Nord Stream al mar Báltico, la Alianza Atlántica ha declarado este jueves que la serie de fugas en las tuberías que unen Rusia a Alemania son el resultado de actos de sabotaje que se enfrentarán a una “respuesta unida y decidida”. Es la primera vez que la alianza militar —que el miércoles aseguró que reforzará la seguridad de las instalaciones críticas— advierte de forma tan clara de que está preparada y dispuesta a contestar a los ataques a infraestructuras claves de sus aliados y protegerlas.
Ni la OTAN ni la Comisión Europea, que también prometió una respuesta a los sabotajes, culpan a nadie abiertamente de las explosiones en las tuberías, que han causado un desastre medioambiental, han vuelto a sacudir los mercados de la energía y han puesto sobre la mesa las vulnerabilidades de las instalaciones clave de los Veintisiete ante posibles ataques. Sin embargo, fuentes comunitarias, de la Alianza y analistas especializados señalan a Rusia como el autor más probable de los sabotajes, que las autoridades alemanas, danesas y suecas están investigando.
“Nos comprometemos a prepararnos, disuadir y defendernos contra el uso coercitivo de la energía y otras tácticas híbridas por parte de actores estatales y no estatales”, dice una declaración conjunta el Consejo del Atlántico Norte.
Los incidentes en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 —que no estaban bombeando gas en el momento de las explosiones— llegan en plena escalada de tensión del presidente ruso, Vladímir Putin, contra Occidente. El líder ruso, que ha ondeado amenazas nucleares y está utilizando la energía como palanca de presión, se apresta a anexionarse cuatro regiones ucranias a través de votaciones ilegales y agudiza la guerra que lanzó en febrero en el país vecino, enviando a combatir a decenas de miles de reclutas movilizados estos días en Rusia.
Los pseudorreferendos, que servirán a Putin para pavimentar la anexión con la que busca rediseñar el mapa para que esos territorios formen parte de Rusia, elevan además el riesgo de guerra nuclear, han advertido la UE y la OTAN. El Kremlin ha advertido de que considerará un ataque a Rusia cualquier ataque en las cuatro regiones ucranias que quiere anexionarse —Jersón, Zaporiyia, Lugansk y Donetsk— y en las que ha colocado a autoridades títere.
Llamada de atención
Los vertidos derivados de las potentes explosiones en los gasoductos, que se encontraban llenos para mantener una presión constante, han sido una llamada de atención importante sobre la seguridad de las infraestructuras claves para los países, apuntan fuentes aliadas. La guerra híbrida —que puede incluir desde propaganda a ciberataques, pasando por estos sabotajes a instalaciones críticas— tiene como objetivo desestabilizar e incluso llegar a paralizar un país.
Rusia ha definido los incidentes en los gasoductos como un “acto de terrorismo” y ante las informaciones de que había submarinos rusos en una zona cercana a las explosiones, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha recalcado que había una presencia “mucho mayor” de la OTAN en el área.
Tras la alerta por los sabotajes a los gasoductos, Bruselas se está moviendo para reforzar la protección de sus infraestructuras. Es un tema complejo. Una directiva comunitaria de 2021 plantea fórmulas para reducir vulnerabilidades en instalaciones críticas —tanto físicas como aquellos sistemas que proveen servicios básicos, como la banca, el suministro de agua, energía, el ciberespacio, las telecomunicaciones—, pero son los Estados quienes se ocupan de la protección de sus infraestructuras. El viernes, los ministros de Exteriores de los Veintisiete analizarán el incidente y una posible respuesta en una reunión en Bruselas en la que se aprobarán medidas de emergencia para hacer frente a los problemas de suministro derivados de la batalla energética del Kremlin contra la UE.
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