El camionero español del accidente que causó siete muertes en Países Bajos tenía rastros de cocaína en la sangre
La Fiscalía holandesa no le acusa, por ahora, de conducir bajo el efecto de las drogas y acepta que siga en libertad provisional. Tiene prohibido conducir
El conductor español que iba al volante del camión de carga que causó siete muertes el pasado 27 agosto en Países Bajos tenía rastros de cocaína en la sangre. Así se lo ha hecho saber la justicia holandesa, indicando que en los análisis realizados, dos días después del accidente, “hay indicios de la presencia de una concentración de cocaína”. El camionero, de 45 años, no ha sido acusado formalmente de conducir bajo los efectos de las drogas y seguirá en libertad provisional, aunque está sujeto a una serie de condiciones: no puede ponerse al volante de nuevo y deberá informar de sus movimientos al ministerio público de ambos países. Los fallecidos fueron seis adultos y el hijo nonato de una embarazada, que las autoridades holandesas consideran también víctima. Hubo seis heridos entre los atropellados.
La Fiscalía investiga en estos momentos si el conductor pudo haber sufrido un ataque epiléptico, como alegó el primer abogado que le representó en este caso. Los fiscales se opusieron a la libertad provisional del sospechoso, y según consta en el informe de la Corte de Apelación de la ciudad de La Haya, que ha visto ese recurso, “se convirtió en camionero porque ya no podía ejercer su propia profesión [no se cita cuál era] debido a un accidente laboral”. Al mando de un camión, sigue el documento, “podía seguir manteniéndose a sí mismo y a su familia”.
Debido a los problemas financieros derivados del parón obligado tras el accidente, los fiscales habían señalado su temor a que “el sospechoso condujese de nuevo y ello pudiera causar otro accidente de tráfico”. Este viernes, se ha sabido que el ministerio público no se opone a que el español siga en libertad bajo las condiciones impuestas por el tribunal, que incluyen su comparecencia cuando sea requerido.
El pasado 27 de agosto, el camión de la empresa de transporte española El Mosca, radicada en Molina de Segura (Murcia), conducido por el sospechoso se salió de la carretera. Momentos después, se deslizó por un desnivel arrollando a su paso a un grupo de vecinos que había organizado una barbacoa en Nieuw-Beijerland, una localidad cercana a Róterdam. El suceso causó honda impresión en una comunidad donde todos se conocían, y el hecho de que tres de los fallecidos —una madre, su hijo, y su esposa, embarazada— fuesen de la misma familia, añadió más dolor. Tanto los reyes, Guillermo y Máxima, como el primer ministro, Mark Rutte, enviaron mensajes de condolencia a los afectados.
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