Presidentes y reyes de todo el mundo se concentran en Londres para despedir a Isabel II
El funeral de Estado de la monarca se celebra este lunes en la abadía de Westminster
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acudía este domingo a Lancaster House, la mansión victoriana en el distrito londinense de St. James donde se ha dispuesto el libro de condolencias por la muerte de Isabel II para dignatarios internacionales, acompañado de la primera dama, Jill Biden. Solo él se permitía convertir el acto en una rueda de prensa improvisada, en la que explicaba a los medios cómo había dicho a Carlos III —con el que se había reunido previamente— que “iba a tener a su lado a Isabel II, día a día, minuto a minuto, durante su reinado”, y que la monarca fallecida le recordaba a su madre, “con esa mirada en la que parecía decirte que debías hacer lo correcto”.
El líder estadounidense ha sido la única excepción protocolaria —con sus desplazamientos en el coche oficial, y con la deferencia que ha recibido—, en una organización logística preparada para atender a más de 2.000 invitados: jefes y ex jefes de Estado, y representantes de naciones de todo el mundo. El presidente de EE UU acudía a Westminster Hall, el majestuoso vestíbulo donde ha permanecido durante cuatro días el féretro de Isabel II, a presentar sus respetos junto a su esposa, Jill Biden.
Biden se santiguaba ante el catafalco, mientras decenas de personas seguían desfilando a ambos lados del ataúd, después de más de 10 horas de espera. También pasaban por la capilla ardiente el presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, junto a su esposa Brigitte; el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, o la de Nueva Zelanda, Jacinta Ardern, así como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el del Consejo Europeo, Charles Michel.
El nuevo rey, Carlos III, ofrecía a primera hora de la tarde a todos los dirigentes internacionales llegados a Londres una recepción oficial, en el palacio de Buckingham. Cerca de 20.000 policías y más de 2.000 soldados han participado en una operación de logística sin precedentes. Londres ha tenido que poner en marcha los preparativos equivalentes a centenares de visitas de Estado realizadas al mismo tiempo. Y eso a la vez que seguía la inmensa cola de ciudadanos llegados de todo el Reino Unido y de muchas partes del mundo para visitar la capilla ardiente y dar su adiós personal a la monarca fallecida. A última hora del domingo, se calculaba ya en 850.000 las personas que habían desfilado ante el féretro. Para las seis y media de la mañana del lunes (siete y media de la mañana, horario peninsular español), cuando está programado el cierre definitivo al público de Westminster Hall, la estimación apunta a más de un millón de visitantes.
Funeral de Estado
A las 11.35 de este lunes (12.35 en la España peninsular), el féretro de Isabel II recorrerá el breve espacio que separa el vestíbulo donde se ha ubicado estos días la capilla ardiente de la abadía de Westminster, donde se celebrará el funeral de Estado. Cerca de 2.000 invitados de todo el mundo acuden a las exequias de Isabel II. Detrás del ataúd, sobre un armón militar arrastrado por 142 miembros de la Marina Real, caminarán el nuevo monarca, Carlos III, y otros miembros de la familia real británica.
Dos minutos antes de que concluya el funeral, a las 11.58 hora local, se guardará en la abadía, y por todo el Reino Unido, un silencio solemne en honor a la reina fallecida. Habrá un último cortejo fúnebre por las calles de Londres. El féretro desfilará, ante la mirada de decenas de miles de británicos concentrados en la orilla del recorrido, desde Westminster hasta el Arco de Wellington. Allí será traspasado a un coche fúnebre, que lo llevará hasta el castillo de Windsor, la residencia donde Isabel II pasó, primero con su marido Felipe de Edimburgo, luego en soledad, los largos meses de la pandemia.
En la Capilla de San Jorge, donde ya reposan los restos del príncipe consorte, se celebrará el servicio religioso definitivo para despedir a Isabel II, antes de que su hijo, Carlos III, participe junto a sus hermanos y a otros miembros de la familia real en un acto privado. Será el nuevo rey quien esparza un puñado de tierra sobre el ataúd de su madre antes de que sea enterrado junto al de su esposo.
Este lunes ha sido declarado día de fiesta nacional en todo el Reino Unido. El nuevo monarca agradeció a los ciudadanos, en un mensaje a última hora del domingo, todas las muestras de cariño ofrecidas durante los 11 días de luto. Londres ha recibido más de un millón de visitantes, y los alrededores del palacio de Buckingham y de Westminster Hall han sido todo un desafío logístico para la policía y los voluntarios de la organización. Pero han sido pocos los incidentes o altercados de unas jornadas en las que los británicos y los turistas han desplegado un enorme ejercicio de respeto hacia la memoria de la monarca.
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