Isabel II y sus 14 presidentes estadounidenses: una relación especial
Durante sus siete décadas de reinado, la soberana británica se reunió con todos los presidentes de EE UU con los que coincidió, con una excepción, Lydon Johnson
Bailó con Gerald Ford, montó a caballo con Ronald Reagan, que elogió sus dotes ecuestres, y plantó un árbol en los jardines de la Casa Blanca junto a Jimmy Carter. Durante sus siete décadas de reinado, la reina Isabel II de Inglaterra coincidió con 14 presidentes estadounidenses y se vio con cada uno de ellos, con la única excepción de Lyndon B. Johnson. Con algunos mantuvo una verdadera sintonía personal, como con Barack Obama y su esposa Michelle. Con otros, como con el presidente Donald Trump, las sonrisas fueron mucho menos cálidas.
La vinculación de la soberana con Estados Unidos siempre fue intensa, un reflejo de la relación especial entre la antigua metrópoli y su primera colonia independizada. Isabel II participó en conmemoraciones clave de la historia de EE UU, desde el segundo centenario de la declaración de independencia, que se celebró en 1976, a los actos en recuerdo de la fundación de la primera colonia británica en suelo norteamericano, Jamestown; su discurso de solidaridad tras los atentados del 11-S conmovió a los habitantes de un país conmocionado. La soberana había sido siempre muy popular en un país que lleva el republicanismo grabado a fuego en su código genético, pero fascinado siempre por las noticias de la familia real británica. Isabel II era, según todas las encuestas, el miembro vivo más querido de los Windsor entre el público estadounidense, aunque en las listas de popularidad le aventajaba año tras año Diana de Gales, fallecida en 1997.
“Fue la primera soberana británica con la que la gente de todo el mundo pudo sentir una conexión personal e inmediata”, afirmó este jueves el presidente estadounidense, Joe Biden, en un comunicado de condolencia firmado junto a su esposa, Jill Biden. “La reina Isabel II era una estadista de dignidad y constancia sin par, que hizo aún más profunda la alianza inquebrantable entre Estados Unidos y el Reino Unido. Contribuyó a que fuera una relación especial”.
El actual inquilino de la Casa Blanca ha ordenado que la bandera estadounidense ondee a media asta en los edificios oficiales el día del entierro real. Isabel II “hizo alarde de solidaridad con Estados Unidos durante nuestros días más oscuros después del 11-S, cuando nos recordó emotivamente que ‘el dolor es el precio que pagamos por amar”, ha puntualizado Biden.
Otros antiguos presidentes que la conocieron durante su mandato se han apresurado a enviar también sus condolencias. “Michelle y yo fuimos lo suficientemente afortunados como para llegar a conocer a Su Majestad, y ella significó mucho para nosotros”, ha declarado Barack Obama, quizá el mandatario con el que la conexión personal fue más evidente. “Cuando estábamos comenzando a navegar en la vida como presidente y primera dama, ella nos dio la bienvenida al escenario mundial con los brazos abiertos y una generosidad extraordinaria. Una y otra vez nos sorprendió su calidez, el modo en que hacía que la gente se sintiera cómoda junto a ella, y cómo utilizó su considerable encanto y humor en los momentos de mayor pompa y circunstancia”.
“Melania y yo siempre recordaremos con cariño nuestros momentos junto a la reina, y nunca olvidaremos la generosa amistad, gran sabiduría y maravilloso sentido del humor de Su Majestad. Qué señora tan bella y elegante, ¡no ha habido nadie como ella!”, escribía Donald Trump, que asistió junto a su esposa a una cena de Estado en su honor en el palacio de Buckingham en 2019.
Aunque, a juzgar por las fotos de entonces, la sintonía entre los dos líderes fue limitada. Las imágenes, convertidas en carne de meme en las redes sociales cuando se publicaron, muestran a ambos mirando a las cámaras con gesto serio, el de la reina Isabel II inusualmente adusto.
El primer presidente estadounidense con el que trató de manera oficial la entonces aún princesa Isabel fue Harry Truman en 1951, a quien visitó en Washington, en un viaje junto a su esposo, el príncipe Felipe, un año antes de su ascenso al trono.
Seis años más tarde fueron Dwight Eisenhower —condecorado por el padre de la soberana, Jorge VI— y su esposa, Mamie, quienes recibieron en la Casa Blanca a la ya reina. Isabel II devolvió la invitación al recibir al héroe de guerra en el castillo de Balmoral, la residencia veraniega escocesa que adoraba y en la que ha fallecido este jueves. Durante su visita, Ike se deshizo en elogios sobre los drop scones ―un tipo de tortita típica de Escocia―. A su regreso a Estados Unidos, recibieron la receta personal enviada por Su Majestad.
Un poco más accidentada, según las malas lenguas de entonces, fue la recepción a John F. Kennedy y su esposa Jacqueline en el palacio de Buckingham. A la soberana no le hizo mucha gracia, parece, que Jackie pidiera que se invitase a su hermana y a su cuñado, ambos divorciados. Y la primera dama se sintió decepcionada por la ausencia de dos royals a las que quería conocer, la princesa Margarita y la princesa Marina. Aunque la frialdad que hubiera podido generarse se disolvió pronto: desde Washington, JFK envió a la reina un mensaje de agradecimiento en el que aseguraba: “Siempre llevaremos en el corazón el recuerdo de esa deliciosa velada”.
Polémica causó también que la sacara a bailar Gerald Ford en 1976 durante una cena de gala en la Casa Blanca. ¿La razón? La canción que sonaba, de Frank Sinatra, “The Lady is a Tramp” (“La dama es una pordiosera”).
Uno de los presidentes que más veces trató con la reina fue Bill Clinton (1993-2001), invitado junto a su esposa Hillary a pasar la noche en el yate real Britannia durante las conmemoraciones del 50º aniversario del desembarco de Normandía, en 1994. Aunque el presidente demócrata no siempre aceptó las invitaciones de la soberana: en 1997 declinó asistir a tomar el té, pues prefería aprovechar su visita a Londres para comportarse como un turista más, visitar unos jardines e ir de tiendas, según documentos que publicó CNN.
El último inquilino de la Casa Blanca al que recibió fue Joe Biden, el año pasado, en uno de sus primeros actos públicos tras lo peor de la pandemia de covid y el primero con un jefe de Estado extranjero tras la muerte del príncipe Felipe en abril de 2021. “Su Majestad la reina Isabel II fue más que una reina. Marcó una era”, ha subrayado Biden.
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