Enrico Letta: “Si la extrema derecha gana en Italia, habrá un contagio en Europa”
El secretario del Partido Democrático italiano, única formación capaz de disputar la victoria en votos a Giorgia Meloni, advierte de las consecuencias internacionales de una victoria de la ultraderecha
La campaña electoral italiana depara pocos misterios a estas alturas. Y eso que acaba de empezar. La coalición de derechas, que forman la Liga, Hermanos de Italia y Forza Italia, tiene la victoria prácticamente asegurada. La única posibilidad de que no sea así pasa por que el Partido Democrático (PD) y la pequeña coalición que ha formado y lidera el ex primer ministro Enrico Letta (Pisa, 56 años) logre sumar más votos y pueda poner en un aprieto al presidente de la República, Sergio Mattarella, a la hora de encargar la formación de un Gobierno a la derecha. A partir de esa idea, Letta está logrando polarizar la batalla: o él o Giorgia Meloni, la líder de Hermanos de Italia.
El secretario de los socialdemócratas volvió hace un año y medio de París, donde era decano de Asuntos Internacionales en la prestigiosa Sciences Po y presidente del Instituto Jacques Delors. Durante este tiempo ha logrado recoser el partido, rejuvenecerlo y tejer viejas alianzas que el tiempo —y Matteo Renzi— habían liquidado. Pero la caída del Gobierno de Mario Draghi, del que su partido formaba parte, ha llegado antes de lo esperado. No ha habido tiempo de lograr mejores acuerdos con sus potenciales socios y, sobre todo, de reformar una ley electoral que perjudicará enormemente a los partidos que no formen parte de una gran coalición como la que ha armado la derecha. Letta recibió a EL PAÍS el pasado jueves en la sede de su partido en el centro de Roma.
Pregunta. ¿Las elecciones del 25 de septiembre son un plebiscito entre usted y Giorgia Meloni?
Respuesta. En realidad son una batalla entre dos ideas de Italia muy distintas. Una Italia europea ante una Europa nacionalista. Una Italia de los derechos contra una que aboga por la idea de familia de Viktor Orbán en Hungría. O una contra el cambio climático y otra que vota contra todas las normas europeas sobre el medioambiente.
P. ¿También la de aquellos que se declaran herederos de Draghi contra los que le hicieron caer?
R. Sí. La derecha veía a Draghi como un mal necesario. Pero en cuanto pudieron, se lo sacaron de encima. Para nosotros era un punto de referencia fundamental. Ahora es necesario transformar en diseño político el programa que comenzó en este año y medio de Gobierno.
P. ¿Su programa, entonces, está basado en el programa del Ejecutivo de Draghi?
R. Sí, pero ampliándolo. Su trabajo estaba limitado por el perímetro de la coalición. En los derechos, por ejemplo, no pudo hacer nada porque la Liga lo impedía.
P. Si usted obtuviese más votos que Meloni, ¿se consideraría legitimado para obtener del presidente de la República el encargo de formar gobierno?
R. Depende del resultado. Pero si nuestra coalición fuera bien y estuviésemos delante, sí. La ley electoral da fuerza y peso a las coaliciones. Y ellos han hecho una alianza que les aventaja, pero es una alianza entre partidos muy distintos. Creo que su sociedad no funcionará después de las elecciones.
P. Pero usted prefirió no aliarse con el Movimiento 5 Estrellas, y eso les penalizará casi definitivamente con esta ley electoral. ¿Por qué?
R. Los motivos fueron dos. Ellos hicieron caer al Gobierno de Draghi. Y además, en política internacional hay una gran separación en el tema de Rusia y Ucrania. Ha sido imposible mirar hacia otro lado.
P. ¿Se podría mirar hacia otro lado después de las elecciones en caso de que fuera necesario pactar?
R. Veremos lo que pasa después de las elecciones. Ahora hay que afrontar los comicios. Pero esta ley electoral es muy radical y dará un resultado binario: ganan ellos o nosotros. Las terceras fuerzas no contarán, pero hablaremos el día después del voto.
P. ¿Cuánto apuesta usted por los indecisos para esta victoria?
R. Mucho. Cuando leo que el 40% de los electores no quiere votar o no sabe qué votar, para mí es una grandísima esperanza. Quiere decir que hay un espacio importante de trabajo.
Tengo mucha esperanza en los indecisos y en el voto joven para ganar”
P. Muchos de ellos son jóvenes, votantes tradicionales de la izquierda. Algo habrán hecho mal.
R. Pero seguimos siendo el partido número uno, el preferido entre los jóvenes de entre 18 y 24 años. Y después de un año y medio de trabajo es la satisfacción más grande que tengo. Espero convencerles para votar y votar por nosotros.
P. ¿Meloni y Matteo Salvini, de la Liga, son la extrema derecha?
R. Sí. Son dos líderes políticos que en Europa tienen relación con Orbán, con el PIS polaco, con Vox y con Marine Le Pen. Esos son sus interlocutores. Están unidos por tres cosas. La negación del cambio climático, y en eso son como Donald Trump; su oposición a la Europa integrada y comunitaria, porque están a favor del derecho de veto, que Orbán usa más que nadie, y nosotros tenemos la idea opuesta: que se tomen las decisiones juntos y se elimine el derecho de veto. Y en materia de derechos, mire, están unidos por una idea que Salvini ha expresado claramente: el modelo de familia húngara de Orbán. De modo que sí, eso es extrema derecha.
P. ¿Por qué no existe un cordón sanitario en Italia?
R. Es responsabilidad del partido italiano afiliado al Partido Popular Europeo (PPE), que ha decidido rendirse completamente y colocarse bajo el ala protectora de la extrema derecha. Es como si el PP en España dijese que su líder es Santiago Abascal y que ellos le apoyan. La decisión de Forza Italia es gravísima. Pero también la de hacer caer a Draghi, una elección contradictoria con su naturaleza.
P. ¿Esperaba que Silvio Berlusconi reaccionase así?
R. No, pensaba que tendría algo de dignidad. Pero se ha rendido completamente a la extrema derecha.
P. ¿Qué le pareció que Manfred Weber, presidente del PPE, viniese a Roma el otro día a bendecir la coalición con la extrema derecha?
R. Es increíble. Y es muy preocupante para España. Quiere decir que después de Meloni las puertas del PPE estarán abiertas para Vox.
Fue increíble que Weber legitimase la coalición de una afiliado del PPE Meloni y Salvini. En Italia se ha puesto bajo el ala protectora de la extrema derecha”
P. ¿La llegada de Meloni al Palacio Chigi puede ser un peligro para la democracia italiana?
R. La democracia italiana es sólida, no temo por ella. Pero es un peligro para el futuro de Italia y el futuro de Europa. Esta coalición está unida por una idea nacionalista y euroescéptica.
P. Es habitual acusar a Hermanos de Italia de falta de clase dirigente. Sin embargo, cuatro de los candidatos de los grandes partidos, empezando por usted (Renzi, Berlusconi, Giuseppe Conte), han sido ya primeros ministros. Y Salvini fue ya vice primer ministro del Gobierno. Al final parece que lo único nuevo es ella.
R. El último Ejecutivo de centroderecha que hubo en Italia, presidido por Berlusconi, tenía a Meloni como ministra de políticas juveniles. Y durante ese Gobierno, entre 2008 y 2011, el paro juvenil pasó del 21% al 31%.
P. Sí, pero sucedió durante la peor crisis financiera en 50 años.
R. Sí, pero dimitieron, se marcharon y dejaron al país a la bancarrota. Ya han estado en el Gobierno. Los italianos quizá tenemos una memoria corta.
P. La izquierda también tendrá parte de culpa de lo que pasa, ¿no cree?
R. Sí, no entendimos la cuestión de la precariedad y el trabajo. Yo la he puesto en el centro de nuestro programa, pero hace cinco años, en el periodo de Renzi, se marginó. Hubo también divisiones internas. Y además, hemos estado en casi todos los gobiernos de la última década, y eso hace que nos vean como el partido de las instituciones.
P. Italia afronta un otoño diabólico. ¿Qué prevé?
R. La cuestión central es el precio de la energía. España transformó en oportunidad lo que era un límite: los Pirineos. La falta de interconexión y que el tubo con Francia no funciona, ha sido la suerte de España porque se ha consentido poner el techo del precio. Hoy la energía cuesta un tercio que en Italia. Tenemos que encontrar una solución con el techo europeo y con medidas de carácter nacional. De otro modo, la desindustrialización será un hecho. Rusia está estrangulando la economía de países como Italia y Alemania, las más industrializadas de Europa.
P. Meloni ha dicho que la política internacional, especialmente en el caso del tema ucranio, será la misma que tuvo Draghi. ¿Se lo cree?
R. No. Meloni ha estado en línea con Draghi en ese tema, hay que reconocerlo. Pero Salvini y Berlusconi son amigos de [el presidente ruso, Vladímir] Putin y eso no cambiará. Pero lo más inquietante es la línea sobre Europa. Harán todo para crear la Europa de los nacionalismos. Y Europa y el nacionalismo son como el sol y la luna: no pueden coexistir.
P. Usted ha dicho que ha habido injerencias rusas en la campaña. ¿Dónde las ha visto?
Ha habido injerencias rusas en la campaña y temo que haya más de carácter tecnológico. Salvini y Berlusconi son amigos de Putin y eso no cambiará
R. El tema del gas es una injerencia clara. Putin lo ha planificado para empujar a pensar a los electores italianos: “Demos Ucrania a Rusia y que no nos fastidien con el gas”. Hay un diseño evidente que hoy impacta contra las elecciones italianas. Luego ha habido otros capítulos, como la de la espía rusa recientemente detectada [se infiltró en un departamento de la OTAN en Nápoles]. Y temo también las injerencias tecnológicas. Mire, tres personas celebrarán la victoria de la derecha. Putin se emborracharía con vodka para celebrarlo, claro. Orbán, además, saldría del aislamiento, y el último en festejar sería Donald Trump: un país del G-7 que mira hacia una lógica como la suya sería perfecto para él.
P. ¿Cree que puede haber un contagio en Europa si en Italia gana Meloni?
R. Sí. Y es el signo de una respuesta a la crisis vivida de la pandemia y la guerra. Una respuesta de estómago y de ruptura del equilibrio. Una respuesta antieuropea. Y me preocupa mucho que se produzca ese contagio.
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