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Mario Draghi presenta su dimisión pero el presidente italiano la rechaza para evitar una crisis política en Italia

El presidente de la República, Sergio Mattarella, persigue ganar tiempo para intentar armar una nueva mayoría de gobierno

Mario Draghi, a su salida del Palacio de Quirinal este jueves.Foto: MASSIMO PERCOSSI (EFE) | Vídeo: EPV
Daniel Verdú

El primer ministro de Italia, Mario Draghi, ha comunicado esta tarde a sus ministros que dimite del cargo al que accedió hace 17 meses. Tras una larga semana de tensiones con el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y una votación de confianza en el Senado, en la que los grillinos se han ausentado pese a las advertencias de Draghi de que podría ser fatal, el expresidente del Banco Central Europeo ha dicho basta. El primer ministro se reunió luego con el presidente de la República, Sergio Mattarella, para comunicarle la decisión. Pero el jefe del Estado rechazó aceptar la renuncia y emplazó al primer ministro a comparecer ante las Cámaras. El objetivo del presidente es evitar una crisis política mayúscula en Italia. Los escenarios ahora son muy variados. Incluso podría darse que Mattarella convenza a Draghi para un segundo mandato con una mayoría distinta ―el M5S podría quedar fuera del Ejecutivo―. Pero Italia vuelve a adentrarse en un escenario de inestabilidad en un momento delicadísimo para el país y para Europa.

Tras el rechazo de Mattarella, la dimisión de Draghi queda congelada al menos hasta el próximo miércoles, cuando el primer ministro deberá acudir al Parlamento a explicar su intención de abandonar el cargo. La cita se produce entones porque el jefe del Gobierno tiene programado un viaje crucial los próximos lunes y martes a Algeria para cerrar los acuerdos que aumentarán el suministro de gas a Italia. Durante esos días, el jefe del Estado tratará de propiciar alguna fórmula de gobierno alternativa —encabezada por Draghi— que evite la convocatoria de elecciones.

El M5S consumó su amenaza por la mañana en el palacio Madama, sede del Senado italiano, alrededor de las 14.00. Los grillinos, tal y como la noche anterior había anunciado su líder, Giuseppe Conte, no participaron en la votación de un importante decreto de ayudas a los ciudadanos que llevaba incorporada una moción de confianza al Ejecutivo de unidad. El rifirrafe a cuenta de distintos asuntos ―la guerra de Ucrania, las medidas contra la inflación, la renta ciudadana...― llevaba días calentando los ánimos. Pero el gesto político del Senado, que Draghi se tomó muy en serio, resulta ahora de una violencia irreconciliable y coloca al M5S fuera del Ejecutivo. Un acto de enorme irresponsabilidad, vista la situación del país y los motivos esgrimidos para la ruptura, que deja poco espacio para evitar las elecciones anticipadas en otoño. El Gobierno tiene todavía los números para seguir adelante. No es una cuestión aritmética, pues, señalan fuentes del Ejecutivo. Es política.

Draghi ha comunicado esta tarde a sus ministros la decisión. “La votación de hoy en el Parlamento es un hecho muy significativo desde el punto de vista político. La mayoría de unidad nacional que ha sostenido a este Gobierno desde su creación ya no existe. Estos días, por mi parte, ha habido el máximo compromiso para proseguir el camino común, también intentando buscar acuerdos para las exigencias que me hicieron las fuerzas políticas. Pero este esfuerzo no ha sido suficiente”, ha señalado en el Consejo de Ministros, según ha explicado el Palacio Chigi (sede del Gobierno). “Siempre dije que este Ejecutivo seguiría en pie solo si estaba claro que podía realizar el programa de gobierno que se votó en la moción de confianza inicial. Esas condiciones no existen hoy”, ha insistido.

Las bancadas vacías del M5S en el Senado italiano, ayer, durante la moción de confianza.
Las bancadas vacías del M5S en el Senado italiano, ayer, durante la moción de confianza.ANGELO CARCONI (EFE)

El expresidente del Banco Central Europeo había advertido durante el último mes que un gobierno sin el M5S dejaría de tener sentido y que no estaría dispuesto a seguir liderando otro Ejecutivo en el que los grilinos estuvieran ausentes. Nadie oculta ahora que Draghi fue demasiado rígido en su amenaza y olvidó que la política italiana requiere de una flexibilidad extrema para no estallar en cada giro de guion. Pero es cierto que nadie pareció escucharle hasta ahora. Asustada por la amenaza de unos comicios que convienen ahora a pocos partidos (en particular al M5S), la formación antisistema dejó abierta la puerta a un diálogo posterior a la sesión parlamentaria de este jueves que pudiera recomponer la unidad. Uno de sus ministros, Federico D’Incà, incluso propuso desvincular in extremis la votación del decreto de la moción de confianza para evitar la catástrofe. Pero ya era tarde. Y el propio Draghi lo rechazó.

Meloni, la gran beneficiada

El jefe del Estado -y las presiones externas e internas- intentará convencer a Draghi en los próximos días de que hay todavía combinaciones que permitirían alargar la legislatura hasta el próximo año para poder aprobar las últimas grandes reformas y la trascendental ley de presupuestos. Pero el primer ministro, acostumbrado a cumplir con su palabra, tiene complicado dar marcha atrás y aceptar dirigir un segundo Gobierno.

Las elecciones, cada vez más cercanas, solo convienen a la ultraderechista Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia. Su partido tiene hoy alrededor del 25% de apoyo en los sondeos y, si no se reformase la ley electoral y la coalición de derechas siguiese unida (La Liga, Hermanos de Italia y Forza Italia), el Ejecutivo pasaría a manos de dicho espectro ideológico. El líder de La Liga, Matteo Salvini, quedaría reducido ahí a socio minoritario de la coalición y su interés personal podría también atenuar la amenaza de salir del Gobierno que lanzó el miércoles por la noche. Pero tanto su partido como Forza Italia se mostraron compactos el jueves por la mañana y enfocaron su estrategia hacia la convocatoria de elecciones, que deberían celebrarse después del verano.

La otra variable de la crisis es que el Partido Democrático deberá romper su alianza con el M5S para concurrir a las siguientes elecciones como coalición progresista. La ley electoral actual favorece este tipo de uniones y la ruptura entre ambas formaciones, que se da por descontada, favorecerá enormemente a la coalición de derechas.

La crisis política llega en el peor momento para Italia. El país transalpino ha corregido varias veces a la baja su previsión de crecimiento y afronta un otoño extremadamente complicado, con una inflación desbocada y la amenaza permanente de la prima de riesgo, que el jueves por la mañana subía en torno a los 220 puntos mientras caía la bolsa en Milán. La situación solo empeorará en los próximos días si Mattarella no encuentra una solución rápida e indolora para la delicada economía del país y de la Unión Europea.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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