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El partido de Abe revalida su mayoría en la Cámara Alta del Parlamento japonés dos días después del magnicidio

Las proyecciones de los resultados de las elecciones parlamentarias parciales conceden la victoria a la formación del ex primer ministro asesinado

Una votante en Tokio, este domingo.
Una votante en Tokio, este domingo.KIMIMASA MAYAMA (EFE)

Un Japón conmocionado por el magnicidio el viernes del ex primer ministro nipón Shinzo Abe revalidó este domingo en las urnas la mayoría en la Cámara alta de su formación política, el Partido Liberal Democrático (PLD), según las primeras proyecciones electorales. De acuerdo con la cadena estatal NHK, considerada el medio de referencia en datos electorales, el PLD obtendrá al menos 60 escaños, mientras que su socio de coalición, la formación budista Komeito, se hará con un mínimo de 11. Sumados a los asientos parlamentarios de los que ya disponen estos dos partidos y que no se han renovado en estos comicios parciales, la actual coalición de Gobierno tiene asegurada su mayoría, siempre que los resultados oficiales, que se conocerán este lunes, confirmen las proyecciones.

En estos comicios estaban en juego 125 de los 248 escaños de la Cámara Alta, una de las dos que compone el Parlamento de Japón y en la que se ratifican las leyes o el nombramiento del primer ministro antes aprobado por la Cámara baja, que concentra el grueso del poder parlamentario. De confirmarse las proyecciones, el partido de Abe y sus socios de Gobierno ampliarán las posibilidades de obtener una mayoría parlamentaria superior a los dos tercios de los escaños —con el apoyo de otras formaciones menores—para sacar adelante una reforma de la Constitución pacifista del país, que daría paso al rearme del país y a la participación de sus Fuerzas de Autodefensa (ejército) en conflictos internacionales, ahora prohibidos. Estos dos objetivos estuvieron en el centro de la ideología y la acción política del asesinado primer ministro Abe.

Los comicios de este domingo eran además una prueba de confianza para el actual jefe de Gobierno, Fumio Kishida, protegido de Abe que llegó al poder hace nueve meses y es considerado un moderado dentro del PLD. Esta formación es una alianza de facciones conservadoras que ha controlado el poder en Japón casi sin pausa desde su fundación en 1955. La victoria en la Cámara alta le permitirá gobernar sin convocar elecciones nacionales hasta 2025.

Cuando aún no había concluido el recuento de los votos, Kishida agradeció este domingo por la tarde, en declaraciones a NHK, el “gran apoyo” que su formación está recibiendo por parte de los ciudadanos y prometió que tendrá en cuenta las críticas que ha recibido su Gobierno. Aunque afín al ideario de Abe, famoso por su política de relajación monetaria masiva, estímulos fiscales y reformas estructurales, Kishida promueve una política redistributiva llamada “nuevo capitalismo” cuyo objetivo es fortalecer a la clase media.

Un país en shock

En uno de los países con las tasas de homicidio más bajas del mundo — 0,28 homicidios por cada 100.000 habitantes, según datos de la ONU de 2018- y cuya legislación prevé un estricto control de la posesión de armas, el magnicidio de Abe ha causado una conmoción que se dejó sentir en la jornada electoral. El sábado, último día de la campaña, muchos de los candidatos del PLD no pudieron contener el llanto al evocar su memoria en diferentes actos electorales.

Muchos candidatos aparecieron al día siguiente del asesinato rodeados de policías y evitaron acercarse a estrechar la mano de los electores, en una estampa inusual en Japón, como inusual es el magnicidio de Abe, perpetrado en un lugar público, una plaza, cuando el exprimer ministro se dirigía, en un acto de campaña improvisado, a un grupo de personas en Nara, a unos 500 kilómetros al suroeste de Tokio. Tras el asesinato, el primer ministro Kishida reafirmó la importancia que tenía seguir adelante con estos comicios pese al atentado, con vistas a “defender la democracia” y a “rechazar la violencia”, un mensaje al que se sumaron los líderes de otros partidos.

En un colegio electoral instalado en la escuela primaria del barrio tokiota de Tomigaya, Shigeo Kimbara, un empleado de empresa de unos 30 años, explicó a este diario que nunca había visto tal afluencia de electores, pese a que siempre asiste a votar con su esposa al final de la tarde. “Sin duda mucha gente vino a votar por simpatía con Abe. Pero creo que su muerte no va a tener un gran efecto en la política japonesa, que se mueve por consenso”, dijo. Los comicios han registrado una participación del 52%, casi tres puntos porcentuales más con respecto a las anteriores elecciones parlamentarias parciales, en 2019.

En el lugar exacto donde Abe cayó abatido por el disparo de un arma rudimentaria, la salida norte de la estación de Yamato Saidaiji, en Nara, la antigua capital del Japón medieval, la afluencia de centenares de personas que acudieron a dejar flores en su memoria continuó durante la jornada electoral, pese a las largas colas que se formaron ante el altar con su imagen instalado por su formación política. Decenas de ciudadanos se congregaron a su vez frente al domicilio de Abe en el distrito tokiota de Shibuya para homenajear al antiguo jefe del Gobierno japonés, mientras que el primer ministro Kishida y otros miembros del PLD guardaron un minuto de silencio en su memoria tras el cierre de los colegios electorales.

El funeral del ex primer ministro está previsto para el martes. Otro velatorio en su memoria, al que solo asistirán sus allegados, se celebrará en el templo budista de Zojoji, en Tokio. El sábado, la fiscalía japonesa anunció que ya ha comenzado a investigar a Tetsuya Yamagami, el hombre que, de acuerdo con los testigos e imágenes del magnicidio, disparó a Abe. Las motivaciones de este sospechoso, detenido instantes después del atentado, no han trascendido.

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