Un hombre muere en un coche patrulla en Brasil donde policías le encerraron con gases lacrimógenos
Un testigo grabó con el móvil el salvaje abordaje a la víctima que, según su esposa, padecía esquizofrenia
La muerte de un solo hombre en una operación policial se ha convertido en una de las noticias del día en Brasil gracias al vídeo que documenta este salvaje episodio de brutalidad policial. Genivaldo Santos, de 38 años, murió asfixiado este miércoles en el maletero de un coche patrulla donde dos agentes lo metieron para después arrojar bombas lacrimógenas al interior e intentar cerrar la portezuela. El vídeo grabado por un testigo muestra cómo las piernas de Santos cuelgan del maletero, las agita y da un alarido antes de que caigan inertes. La esposa de la víctima afirma que era un enfermo mental. La cruel escena ocurrió a la vista de otros transeúntes en una carretera de Umbaúba (Sergipe), en el nordeste de Brasil, en el aniversario de la muerte de George Floyd, asfixiado por un policía, y al día siguiente de que la policía de Río de Janeiro matara a 25 personas en una incursión en una favela.
La imagen de los dos agentes empujando la puerta mientras sale humo de los gases lacrimógenos por la parte trasera del coche patrulla está en todas las portadas brasileñas este jueves. En el vídeo, el hombre que graba la escena o alguien que la contempla advierte: “Van a matar al tipo”. Y así fue. Llegó muerto al hospital.
Los dos agentes de la Policía Federal de Tráfico permanecen impasibles, con su identidad oculta bajo el casco, intentando mantener cerrada la puerta del maletero. La secretaría estatal de Seguridad de Sergipe ha informado en una nota de que Santos se resistió a ser arrestado. Su esposa ha contado a medios locales que padecía esquizofrenia y que “cuando se ponía nervioso se bloqueaba y no reaccionaba”, cosa que ya le ocurrió años atrás en otro encuentro con las fuerzas de seguridad.
La mujer también ha contado el desprecio con el que fue tratada por los agentes cuando se presentó allí tras ser avisada por un conocido de que su marido estaba siendo abordado por la policía. Acudió a suplicar que lo soltaran como hicieron algunos de los presentes que conocían sus problemas mentales. “Les pedí que abrieran (el maletero) para que hubiera ventilación, el aire estaba muy picante. Hasta me sentí mal, porque me acerqué mucho a él (Genivaldo). El policía me dijo: ‘Está mejor que nosotros, ahí dentro está ventilado”.
El vídeo que muestra el salvajismo de los dos agentes ha sacudido a un país acostumbrado a la letalidad policial. Brasil es uno de los países donde más matan y más mueren los policías. Este mismo miércoles una operación policial en Río de Janeiro terminó con 25 muertos tras horas de intercambio de tiros en una favela entre los agentes y miembros del Comando Vermelho, la organización criminal más poderosa de la ciudad. Lo habitual es que, en la versión oficial, las víctimas sean presentadas como sospechosos y que las investigaciones sobre el comportamiento de los agentes sean archivadas.
Algunos estados brasileños han empezado a colocar cámaras en los uniformes de los agentes para combatir el gatillo fácil. Los datos indican que las muertes de sopechosos están disminuyendo.
La Policía Federal de Tráfico describió lo ocurrido en la carretera de Sergipe como una mera maniobra de contención. La nota difundida afirma que, después de que Santos “se resistiera activamente al abordaje”, “se utilizaron técnicas de inmovilización e instrumentos de menor potencial ofensivo para contenerlo”. Cualquier brasileño puede cortejar esa versión con el vídeo que todos los medios llevan en portada. El presidente Jair Bolsonaro, que felicitó en redes sociales a los policías que participaron en la sangrienta operación de la favela de Río, ha preferido no comentar este último caso grabado con un móvil hasta no tener más información.
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