Tinkov, el oligarca ruso que perdió su banco por criticar la ofensiva de Putin
El financiero, que vive escondido por temor a ser asesinado, afirma que se vio obligado a vender por un precio irrisorio el 35% que controlaba en la compañía a otro oligarca como represalia por sus palabras
El cristianismo ortodoxo celebró su Pascua el 24 de abril, y aquel día el exbanquero Oleg Tinkov (Polisayevo, 54 años) deseó la paz entre rusos y ucranios. “Que acabe cuanto antes la guerra, la guerra entre ortodoxos, eso que es imposible imaginar”, escribió en Instagram el exfinanciero, con “ex” porque días antes había tenido que deshacerse a contra reloj de la compañía que fundó en 2006. El empresario había escrito una semana antes, el 19 de abril, otra publicación muy crítica en contra del conflicto, la segunda vez que lo hacía en dos meses, y, según su versión, el Kremlin ordenó inmediatamente a los directivos del banco que cortasen sus lazos con él o la entidad sería nacionalizada.
“No pude ni discutir el precio. Era como un rehén: ‘Toma lo que se te ofrece’. No pude negociar”, ha declarado el empresario a The New York Times en la primera entrevista que ha concedido desde que Vladímir Putin ordenase a sus tropas entrar en Ucrania el 24 de febrero. Tinkov afirma encontrarse ahora en un lugar seguro rodeado de guardaespaldas, pues cuenta que varios amigos con contactos en el Servicio Federal de Seguridad (FSB) le dijeron que temían por su vida tras publicar aquella entrada de Instagram.
El 19 de abril había subido a las redes sociales una foto con gesto de enfado donde decía que no veía “ningún beneficiario de este conflicto irracional”. “Morirán soldados y gente inocente”, decía antes de criticar duramente el estado de las fuerzas armadas, afirmar que el círculo del Kremlin “está en shock” y llamar “demonios” a quienes apoyan la campaña militar con el dibujo de la Z. Aquella publicación culminaba con una apelación a Occidente “para dar al señor Putin una salida clara para salvar su cara y parar esta masacre”.
Esta ha sido la segunda crítica abierta de Tinkov, convaleciente aún de un trasplante de células madre al que fue sometido por una leucemia. El 28 de febrero, cuatro días después de comenzar los combates, publicó otra foto con su familia a favor de la paz. “Gente inocente muere en Ucrania en estos momentos, cada día. ¡Esto es inaceptable! ¡No tiene sentido! El Gobierno debería gastar el dinero en tratar médicamente a la gente, en investigar cómo vencer al cáncer, y no en la guerra. ¡Nosotros estamos contra la guerra!”, escribió.
Tinkov afirma en la entrevista que se vio obligado a vender por un precio irrisorio el 35% que controlaba en la compañía a Vladímir Potanin, uno de los grandes oligarcas de la minería rusa y muy cercano a Putin, según el Departamento de Estado estadounidense. No obstante, agradece al empresario haber salvado algo de dinero —el 3% del valor total— gracias a esta operación. Según The New York Times, la participación de Tinkov superaba los 20.000 millones de dólares en la Bolsa de Londres (unos 19.000 millones de euros) el año pasado. Fuentes de la firma citadas por Kommersant estiman que ha vendido su paquete de acciones por unos 300 millones de dólares.
Su banco ha cambiado de nombre de nuevo, ya lo hizo en 2015, para desvincularse de su fundador. “Tinkoff superó hace tiempo el significado original del “nombre” de su marca. Estamos dando un nuevo paso y avanzando hacia delante: por la felicidad de nuestros 20 millones de clientes, hemos decidido dejar la marca Tinkoff para la historia y continuar desarrollando los mejores productos financieros para el mercado ruso bajo una nueva y brillante marca”, afirmó la compañía en un comunicado.
El banco respondió a estas acusaciones con que el empresario llevaba mucho tiempo alejado de la entidad. “Oleg no ha estado en Moscú durante varios años, no participaba en la vida de la compañía ni estaba inmerso en sus asuntos”, subrayó en un comunicado.
Curiosamente, aunque la entidad financiera ha evitado las sanciones que han castigado severamente a otros bancos por la ofensiva en Ucrania, el empresario sí ha sido incluido en la “lista negra” del Reino Unido en marzo, incluso pese a haber sido uno de los pocos ricos que se ha pronunciado en contra del Kremlin.
Otros empresarios que también abogaron por la paz al principio del conflicto fueron sancionados por la Unión Europea en marzo. Entre ellos Oleg Deripaska, magnate del aluminio que hasta ahora solo había sido castigado por Washington por lavado de dinero. “¡La paz es muy necesaria! ¡Las negociaciones deben empezar tan pronto como sea posible!”, dijo en sus redes sociales quien fuera acusado en 2017 de ejercer de mediador entre el Kremlin y el jefe de campaña de Donald Trump, Paul Manafort.
Tinkov asegura en su entrevista que otros empresarios le han dicho en persona que están en contra del conflicto, pero no se atreven a exteriorizarlo. A ello ha ayudado la aprobación de nuevas leyes que penan con multas de entre 3 y 15 años de cárcel los delitos de “desacreditar a las fuerzas armadas” y difundir información que el Kremlin tilde como “falsa”. De hecho, las manifestaciones de las primeras semanas se han evaporado entre la frustración y el miedo, y la cifra de detenidos no ha subido más allá de los 15.440 arrestos que ya registraba hace un mes el portal OVD-Info, otro de los medios independientes que han sido declarados agentes extranjeros por las autoridades.
Pese a estas presiones, aún se escucha de vez en cuando alguna voz disconforme. Semanas después de la publicación de la ley sobre desinformación, Deripaska citó en Telegram un fragmento de un artículo que escribió León Tolstói en 1904 contra la guerra ruso-japonesa, “¡Repensadlo!”. “Está comenzando una guerra... y esa misma gente que ayer mostraba la crueldad, la inutilidad, la locura de las guerras; hoy solo piensa, habla y escribe sobre cómo golpear a la mayor cantidad de personas posible; cómo arruinar y destruir lo más posible el trabajo de esa gente; y cómo inflamar la misantropía en esa gente pacífica, inofensiva y trabajadora, la que alimenta, viste y sostiene con su trabajo a esa gente supuestamente muy ilustrada; obligándola a cometer estos actos terribles, contrarios a su conciencia, a la bondad y a la fe”, dijo a principios de siglo el célebre escritor al cual cita hoy cita el oligarca.
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