Kim Jong-un promete redoblar el desarrollo del programa nuclear de Corea del Norte
Pyongyang exhibe su mayor misil intercontinental, el Hwasong-17, en un desfile militar nocturno para celebrar el aniversario de sus Fuerzas Armadas
A Kim Jong-un le gustan los desfiles militares. En los últimos dos años, desde que comenzó la pandemia, el líder norcoreano ha celebrado cuatro, todos ellos de noche, tantos como en sus primeros cinco años de mandato, para alardear de las últimas incorporaciones a su arsenal atómico y balístico. Y ha aprovechado el último para lanzar un mensaje inequívoco: ha ordenado reforzar el programa nuclear de su país. “Las fuerzas de nuestra república deben estar completamente preparadas para cumplir su misión y cumplir su tarea disuasoria en cualquier momento”, ha subrayado en su discurso.
El desfile para conmemorar el 90º aniversario de la fundación de las Fuerzas Armadas norcoreanas se celebró en la noche del domingo, aunque la televisión norcoreana no lo emitió hasta última hora del lunes. Pyongyang no ahorró en golpes de efecto. Exhibió todas sus novedades en materia balística. Hubo misiles lanzados desde submarinos (SLBM), misiles tácticos, lanzaderas de múltiples cohetes (MRL). También los misiles hipersónicos que el propio Kim había anunciado en enero del año pasado, y que se probaron por primera vez —según el régimen— en septiembre. Aunque la estrella de la marcha fue el mayor misil intercontinental (ICBM) desarrollado por las fuerzas norcoreanas, el Hwasong-17. El paso de tres de ellos sobre sus vehículos de transporte y lanzamiento marcó el final del acto, entre estallidos de fuegos artificiales.
Corea del Norte asegura haber probado con éxito este proyectil, que ya había mostrado en un desfile previo el año pasado, en marzo. Pero los analistas consideran que el lanzamiento de ese cohete, apodado “el monstruo” entre los expertos internacionales por sus ciclópeas dimensiones, fue un fracaso y el misil estalló al poco de despegar el 16 de marzo. Un segundo disparo el 25 de marzo y que Pyongyang sostuvo que fue el de un Hwasong-17, sí alcanzó sus objetivos, pero los analistas consideran que lo que se probó ese día fue otro modelo anterior de ICBM, un Hwasong-15, ligeramente modificado.
Kim, acompañado de su esposa, Ri Sol-ju, compareció en el desfile en uniforme blanco de mariscal —el título por el que suelen referirse a él sus conciudadanos—, en lugar de los trajes civiles que ha lucido en ocasiones anteriores.
Delirio y gritos de “larga vida” entre la multitud
Como es habitual en sus comparecencias públicas, o al menos en lo que los medios estatales muestran al público, fue recibido con delirio y gritos de “¡manse! ¡manse!” (“larga vida”) por la multitud que llenaba la plaza Kim Il-sung. Según los planos mostrados por la televisión norcoreana, nadie llevaba mascarilla.
En su discurso, el líder supremo —que no necesariamente habla en público siempre que asiste a un desfile— aseguró que el país “fortalecerá y desarrollará” su arsenal nuclear a la “mayor velocidad posible”. “Se puede confiar en una verdadera paz y se puede garantizar la dignidad y la soberanía nacionales cuando se tiene una fuerza de defensa poderosa que pueda derrotar al enemigo”, sostuvo.
Kim aseguró que la principal misión de su armamento nuclear es “disuadir” a otros países de comenzar una guerra. No mencionó ni Estados Unidos ni Corea del Sur, las naciones que Pyongyang considera sus grandes enemigos. Pero sí lanzó una advertencia: “Si algún país tratara de perjudicar los intereses fundamentales de nuestro país, nuestra fuerza nuclear no tendrá más opción que llevar a cabo su segunda misión”. El líder supremo no dio detalles de cuál pueda ser esta segunda tarea, presumiblemente un ataque.
Las palabras del tercer miembro de la dinastía Kim en Corea del Norte llegan cuando se prepara para asumir el poder en su vecino del sur el conservador Yoon Suk-yeol, ganador en las elecciones presidenciales de marzo. El antiguo fiscal general ha prometido una política más dura contra Pyongyang, en contraste con la de acercamiento mantenida por el jefe de Estado saliente, Moon Jae-in, durante sus cinco años de mandato y que abrió la puerta al inicio de negociaciones sobre desarme nuclear entre Kim y el entonces inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump.
El fracaso de esas negociaciones, encarnado en el fiasco de la cumbre de Hanoi entre ambos líderes en febrero de 2019, llevó a Kim a retomar el programa de armamento que había aparcado durante el proceso de diálogo. En lo que va de año, Corea del Norte ha llevado a cabo una docena de pruebas de misiles, incluida la de marzo de un ICBM, y los analistas temen que prepare también un ensayo nuclear.
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