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Sánchez logra su objetivo de que la UE permita la ‘excepción ibérica’ para frenar los precios de la energía

Bruselas permitirá a España y Portugal poner topes temporales a los precios del gas que se utiliza para generar electricidad con el objetivo de bajar rápidamente la factura de la luz

El presidente Pedro Sánchez y el primer ministro de Portugal, António Costa, este viernes en Bruselas.Foto: AP | Vídeo: EPV

La durísima batalla de España y Portugal en Bruselas para bajar los precios de la luz ha dado sus frutos. La UE se abre a dar carta blanca para adoptar medidas para frenar la crisis de los precios de la energía a nivel nacional, aunque la Comisión se reserva la última palabra para aprobarlas. Ambos países han logrado que el resto de socios comunitarios entiendan su particularidad como “isla energética” y que se incluya un cambio de texto en el borrador de las conclusiones del Consejo Europeo que se ha celebrado este viernes en Bruselas que permitirá a España y Portugal poner topes de forma temporal al precio del gas que se usa para generar electricidad, de manera que se espera que baje rápidamente la factura para consumidores y empresas, en menos de un mes.

“Por fin se reconoce la excepción ibérica”, ha señalado el presidente español, Pedro Sánchez, eufórico aunque visiblemente agotado en una comparecencia conjunta con el primer ministro portugués, Antonio Costa. “La Comisión Europea permitirá a España y Portugal una medida excepcional, temporal, que no supone subvencionar al gas, que no altera los incentivos a las energías renovables, pero que nos va a permitir a ambos gobiernos rebajar los precios de la energía”. Sánchez, que llegó a levantarse de la reunión temporalmente en el momento de mayor tensión para forzar un desbloqueo, logró así superar las resistencias sobre todo de Alemania, que rechazaba de plano la idea de la excepción ibérica. “Sanchez ha representado de forma muy exitosa los intereses de su país con su colega Costa”, admitió el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, cuando le preguntaron por la discusión con España.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que desempeñará un papel fundamental en los próximos pasos a dar, ha enfatizado las características concretas de España y Portugal: “La península ibérica tiene una situación muy específica”, ha dicho en una comparecencia tras la cumbre. “Tienen un alto porcentaje de renovables, y eso está muy bien, pero muy poquitas interconexiones. Por eso estamos de acuerdo en que haya un tratamiento especial”.

“Se tendrá en cuenta el carácter temporal de las medidas y el nivel de interconectividad eléctrica con el mercado único de la electricidad”, recoge la última versión del texto a la que aludía Sánchez. Las medidas tendrán que ser temporales y España tendrá que demostrar que no distorsionan excesivamente la competencia. La Comisión Europea, por su parte, se compromete a evaluar las intervenciones con un procedimiento de urgencia y a tener en cuenta para su veredicto el volumen de interconexión de los mercados, una variable que favorece a España, que solo llega al 2,8%.

Esta redacción final, según el Gobierno español, permitirá a España y Portugal plantear en poco tiempo una propuesta a la Comisión Europea en la que se ponga un tope al precio del gas que se usa para producir electricidad en la península Ibérica, y solo para uso interno. De esa manera se espera que baje rápidamente la factura porque ese precio condiciona todo el resto del mercado, que se produce con energía renovable o nuclear, mucho más barata.

El gas solo ocupa el 15% del mercado español pero marca el precio de todo. El pacto que se ha logrado en la cumbre incluye una cierta garantía de que la Comisión Europea aceptará estas propuestas españolas y portuguesas cuando lleguen, porque así se lo permiten las conclusiones aprobadas después de una larguísima negociación.

Por eso es tan relevante la frase “se tendrá en cuenta el carácter temporal de las medidas y el nivel de interconectividad eléctrica con el mercado único de la electricidad”. Como España y Portugal lo tienen muy bajo, eso permitirá a la Comisión Europea que les aprueben esa fórmula rápidamente. España ha tenido que garantizar que su solución no toca el mercado europeo, es excepcional y consistirá finalmente en unas ayudas para compensar el tope al precio del gas que se pondrá para las centrales de ciclo combinado que producen electrictidad. El Gobierno español asegura que esto bajará rápidamente la factura de la luz y tendrá un coste muy inferior al beneficio que producirá para los ciudadanos. Sanchez no ha querido dar detalles de quién pagará la compensación: “No van a ser ayudas públicas a las empresas del gas”.

La propuesta de compromiso ha llegado al filo de las seis de la tarde, después de varios recesos, entre ellos uno que ha forzado el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, a mediodía, marchándose de la sala y obligando al presidente del Consejo, Charles Michel, a realizar una pausa técnica.

“En el contexto actual de precios muy elevados de la electricidad, la Comisión está dispuesta a evaluar urgentemente la compatibilidad [con la normativa comunitaria] de las medidas temporales de emergencia en el mercado de la electricidad notificadas por los Estados miembros”, asegura el nuevo texto de conclusiones. “Al evaluar dicha compatibilidad, la Comisión también se asegurará, mediante un procedimiento acelerado, de que se cumplen las siguientes condiciones: las medidas reducen los precios del mercado de electricidad al contado para las empresas y los consumidores y no afectan a las condiciones de los intercambios en una medida contraria al interés común. Al realizar esta evaluación, se tendrá en cuenta el carácter temporal de las medidas y el nivel de interconectividad eléctrica con el mercado único de la electricidad”.

La cumbre de la guerra —con Bruselas reconvertida en el “centro del mundo libre”, en palabras de Von der Leyen— ha mudado la piel en su segunda jornada. Una vez se ha marchado el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y zanjados ya los asuntos de Ucrania y las profundización en las sanciones contra Rusia, la reunión de los Veintisiete se ha reconvertido en un encuentro monotemático sobre la crisis de los precios de la energía. España ha jugado en esta ocasión el papel protagonista, y finalmente ha logrado buena parte de sus objetivos.

Sánchez ha liderado desde el pasado verano una especie de entente de países europeos golpeados por el alza disparada de los precios del gas y su irremediable contagio al resto de la energía. Mientras, las instituciones comunitarias han ido cambiado su discurso: si hace unos meses aseguraban que se trataba de una cuestión coyuntural y que el mercado energético europeo funcionaba a la perfección, ahora se han abierto a discutir medidas extraordinarias de emergencia para aplicar en el corto plazo.

En estos momentos las cifras del zarpazo energético ya se sienten en todo el bloque comunitario: en los últimos 12 meses, los precios al por menor del gas natural y la electricidad han subido respectivamente un 65% y un 30%, según cifras del Ejecutivo Comunitario. Y la situación parece agravarse por la guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia, de donde vienen tradicionalmente más del 40% de las importaciones de gas a la UE, que necesita traer de fuera de sus fronteras el 90% del gas que consume.

El panorama ha cambiado en esta cita, con un nutrido número de capitales sumadas ya a la corriente que aboga por intervenir de algún modo los mercados energéticos de forma urgente. Las conclusiones recogen ese camino recorrido. Países como Italia, que abogan por esta intervención, también han salido satisfechos con una mención específica a la posibilidad de limitar los precios.

“Lo importante era lograr un resultado que no fuera divisivo”, ha asegurado el primer ministro italiano, Mario Draghi. “En cierto sentido estoy satisfecho con las conclusiones”. También ha admitido que será necesario invertir en interconexiones energéticas. “Italia podría estar mejor conectada con un conducto de Italia a España”, ha sugerido.

Las conclusiones que hacen referencia a la energía son extensas. Un buen número de países – de Italia a Grecia, pasando por Francia e incluso Bélgica– tenían reivindicaciones concretas. Y el texto final parece tejer un equilibrio para contentar a todos: contiene, por ejemplo, referencias a las “circunstancias nacionales y el mix energético de los Estados miembro” y encomienda al Consejo y a la Comisión que, “con carácter de urgencia”, se pongan en contacto con las partes interesadas del sector de la energía para debatir cómo las propuestas presentadas recientemente por la Comisión Europea para atajar la crisis de precios “contribuirían a reducir el precio del gas y a abordar su efecto de contagio en los mercados de la electricidad, teniendo en cuenta las circunstancias nacionales”.

Esta misma semana la Comisión Europea ha aportado combustible al debate en el Consejo al presentar un menú con seis opciones posibles con las que se podría actuar “a corto plazo” a nivel comunitario o nacional sobre los precios: desde poner un precio de referencia en el mercado mayorista a establecer límites a estos precios o crear “agregadores” (proveedores que negocien precios ventajosos de forma conjunta y en nombre de otros). Muchas de estas medidas, hace tan solo unos meses, eran consideradas poco menos que una aberración del libre mercado en Bruselas.

Pero los tiempos son otros. “Estamos viviendo una guerra”, asevera una fuente del Consejo. “Son circunstancias excepcionales”. Y muchos de los líderes parecen haber entendido que esas circunstancias extraordinarias también requieren medidas adicionales.

Con la vista puesta en el invierno que viene, los Veintisiete también se emplazan a comenzar a rellenar los almacenes de gas de la Unión “lo antes posible” y a “trabajar juntos en la compra común voluntaria de gas” para usar el enorme poder de compra del bloque comunitario. Von der Leyen, en su comparecencia, ha hecho referencia a la fuerza de la Unión, que ya usó Bruselas para la compra conjunta de vacunas contra la covid. “Tenemos que aunar fuerzas”, ha abogado Von der Leyen por una aproximación europea. La alemana ha asegurado que la UE representa un 75% del mercado mundial de gas por tuberías. “Tenemos un poder de compra enorme”.

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