La policía brasileña registra la casa de un aspirante presidencial por un caso por corrupción
Ciro Gomes, que quedó tercero en las presidenciales de 2018, es sospechoso en una investigación sobre sobornos en la reforma de un estadio del Mundial de Fútbol
Uno de los principales aspirantes a presidir Brasil ha asistido este miércoles a primera hora a la llegada de la policía a su casa con una orden de registro en el marco de una vieja investigación por corrupción. Ciro Gomes, de centro izquierda, es un veterano político que quedó tercero en las elecciones de 2018. Antiguo ministro, gobernador, diputado y alcalde, es sospechoso junto a otras personas en un caso de supuestos sobornos pagados por la empresa adjudicataria de la reforma de un estadio del Mundial de Fútbol.
Gomes considera que la resurrección del caso precisamente ahora supone una persecución de la que acusa directamente al presidente de la República. “(Jair) Bolsonaro transformó Brasil en un Estado policial que se oculta bajo el manto de una falsa legalidad”, ha tuiteado el político. En su breve biografía de Twitter, Gomes se distancia de los muchos políticos brasileños salpicados por escándalos de corrupción con la siguiente frase: “Nunca fui procesado por robo”.
La investigación policial, que empezó en 2017 y ha resucitado ahora, persigue el supuesto pago de sobornos y otros actos ilícitos encuadrados en los delitos de lavado de dinero, fraude en licitaciones, asociación criminal y dar y recibir sobornos, según informa el portal de noticias G1.
Ocurre además en un momento en que las acusaciones por corrupción que llevaron a decenas de políticos a la cárcel se disuelven como un azucarillo. Con Brasil totalmente inmerso en precampaña electoral, Gomes ha recibido inmediatamente la solidaridad del político más destacado del flanco de la izquierda, pero del que le separan diferencias personales aparentemente irreconciliables: Lula da Silva. El expresidente ha afirmado que Ciro Gomes y su hermano Cid, senador federal, “merecen respeto” y que “sus casas fueron invadidas sin necesidad, sin ser interrogados ni tener en cuenta las idóneas trayectorias vitales de ambos”.
A diez meses de las elecciones, se publican cada semana en Brasil una o varias encuestas de intención de voto. Desde hace meses las tendencias se mantienen. La más reciente la encabeza Lula con mucha holgura (48%), seguido de Bolsonaro (21%) con el antiguo juez Moro y el ahora sospechoso Gomes con un empate técnico en torno al 6%.
Mientras, continúa la búsqueda de las imprescindibles alianzas. La que uniría a Lula con el veterano político de centroderecha Geraldo Alckmim como vicepresidente, que tiene al Brasil político especulando hace semanas, ganó algunos enteros con la salida de este del PSDB, el Partido de la Social Democracia Brasileña, este miércoles.
Entre los 14 objetivos de a investigación del caso por el que hoy se ha registrado la casa de Gomes está además la empresa que hizo la reforma del estadio de Fortaleza para acoger la Copa del Mundo de fútbol en 2014. Gomes vive en esa ciudad, capital del Estado de Ceará, cuna del clan familiar que lidera el precandidato presidencial.
Aunque Gomes fue ministro en un Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), su relación con Lula es nefasta. Durante el último año Gomes ha flirteado con los candidatos del centroderecha para intentar alumbrar una candidatura de amplio espectro en el centro como alternativa al dúo Lula-Bolsonaro, un espacio que por ahora se reparten a medias Moro y Gomes.
El precandidato Gomes empezó su carrera política en Sobral, una ciudad del interior de Ceará que también han regido sus hermanos y que se ha convertido en referencia de calidad educativa a nivel nacional.
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