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El Papa: “Los pecados carnales no son los peores”

Francisco insiste en la rueda de prensa de su regreso de Grecia y Chipre en que los abusos de hace 70 años y el encubrimiento de entonces no pueden juzgarse con la óptica actual

El papa Francisco, durante la rueda de prensa en el avión papal a su regreso del viaje a Chipre y Grecia.Foto: POOL (REUTERS)
Daniel Verdú
A bordo del avión papal -

El papa Francisco regresó el lunes por la mañana de su viaje por Chipre y Grecia, donde volvió cinco años después a la isla de Lesbos para descubrir que poco había cambiado desde entonces. El Pontífice se refirió de nuevo al drama migratorio en la tradicional rueda de prensa que ofrece en el avión. Francisco, como ya hizo durante todas sus paradas del viaje, arremetió también contra la Unión Europea (UE) por su falta de compromiso en cuestiones centrales como la acogida o el intento de uniformizar y diluir las diferencias existentes entre países. Pero sorprendió, además, comentando los detalles de la fulminante dimisión el pasado jueves del arzobispo de París, Michel Aupetit, a quien defendió asegurando que se trataba más bien de un tema reputacional y revelando que había practicado solo “pequeños masajes y caricias” a su secretaria. “Los pecados de la carne no son los más graves”.

El mismo tema condujo también las preguntas hacia el informe que ha elaborado una comisión independiente creada por la Conferencia Episcopal francesa sobre los abusos sexuales cometidos durante siete décadas. La investigación cifra en unos 300.000 los casos y obligó a la Iglesia francesa a admitir que tuvieron “un carácter sistémico” y que se mantuvo una “cruel indiferencia” antes los hechos. Preguntado por las implicaciones que el monumental inventario de fechorías sexuales del clero francés podría tener para la Iglesia universal, el Papa respondió que no lo ha leído y que recibirá en las próximas semanas a los obispos galos para tener más datos.

El Papa, en cambio, como ya ha hecho en otras ocasiones, sorprendió pidiendo que parte de esos hechos y, en general todos los abusos y sus encubrimientos, se juzguen con la óptica de aquella época. “Cuando se hacen estos estudios hay que estar atentos a las interpretaciones realizadas en un arco de tiempo tan largo. Hay riesgo de confundir el modo de afrontar un problema 70 años antes. Una situación histórica debe interpretarse con la hermenéutica de la época, no con la nuestra. La esclavitud, por ejemplo, los abusos de hace 100 años, nos parecen una brutalidad. El mundo era otro, había otra hermenéutica. En el caso de la Iglesia se encubría... Era una cosa que pasaba en las familias y en los barrios. Hoy decimos que no funciona. Pero hay que interpretar con la hermenéutica de cada época”, señaló.

La teoría del Papa no es fruto de una respuesta improvisada en una rueda de prensa aérea. La ha repetido otras veces y suele incomodar enormemente a las víctimas, que no encuentran ninguna posible óptica histórica para interpretar la violación de un menor o el hecho de que la cúpula eclesial encubriese a los delincuentes que lo hicieron. O todavía peor, que lo sigan haciendo. Incluso si la teoría fuese aceptada, consideran, no se trata de una perspectiva de siglos, sino de muy pocas décadas.

La Navidad inclusiva de la Unión Europea

El Papa, siguiendo los temas de otras preguntas, criticó la sugerencia de la Unión Europea de eliminar la palabra Navidad en las felicitaciones de las fiestas en aras de buscar un lenguaje más inclusivo con otras tradiciones o religiones. El tema ha despertado fuertes críticas entre la ultraderecha italiana. Francisco tampoco comparte ese intento de cambio. “Es un anacronismo. Muchas dictaduras han intentado hacerlo. Piensen en Napoleón. Es una moda de esa laicidad de agua destilada. No funcionó nunca durante la historia. Pero me hace pensar una cosa necesaria sobre la Unión Europea. Hay que tomar los ideales de grandeza de los padres fundadores, y estar atenta a no hacer el juego a las colonizaciones ideológicas. Eso podría hacerla caer. La UE debe respetar la estructura de cada país y no querer uniformizarnos”.

Francisco habló también durante su viaje de un incipiente retroceso de la democracia en algunos países, “no solo en Europa”. Una afirmación que desarrolló durante el vuelo de vuelta. Primero, dijo, hay que mantenerse atentos ante el avance de los populismos. Pero en la misma línea de lo que ya había dicho respecto al lenguaje inclusivo, insistió en la idea de mantener la propia identidad. “La democracia se debilita cuando se sacrifican los valores nacionales, o se diluyen, hacia una especie de imperio o un gobierno supranacional. Y eso nos debe hacer pensar. La dictadura del nosotros y no los otros, hay que evitar diluir la propia identidad. […] Eso sucede también cuando una superpotencia dicta el comportamiento cultural, político o económico a otros países”.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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