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Córdoba, la eterna opositora que se cierra al kirchnerismo en Argentina

El presidente Fernández califica el segundo distrito electoral más grande del país como “terreno hostil” para su partido a una semana de las elecciones

Elecciones Argentina Mauricio Macri
Simpatizantes del expresidente argentino Mauricio Macri, en la jornada electoral de 2019 en Córdoba.Nicolas Aguilera (AP)
Georgina Zerega

El peronismo en Argentina se enfrenta en las próximas elecciones legislativas a su verdugo: el propio peronismo. La cita electoral del domingo en la provincia de Córdoba, el segundo distrito electoral más grande del país, será una de las luchas más duras en la que los argentinos votarán para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Los cordobeses han elegido en las últimas dos décadas a ese movimiento político para que gobierne localmente, pero se rehúsan a votarlo en los comicios nacionales desde hace más de 10 años. Una anomalía electoral que hasta a los expertos les cuesta explicar.

La provincia, que ha sido en los últimos años el bastión electoral del expresidente Mauricio Macri, le dio al macrismo en las primarias de septiembre más del 45% de los votos. En segundo lugar eligió a la lista presentada por el Gobierno del gobernador peronista local. Lejos quedaron los candidatos del presidente, Alberto Fernández, que obtuvieron solo el 10%. Con 2,9 millones de electores —un 8,7% del padrón nacional—, Córdoba tiene el peso para definir una elección y los sondeos estiman que las urnas volverán a castigar al oficialismo nacional.

”Terreno hostil” para el Gobierno kirchnerista. Así lo calificó el presidente Alberto Fernández en un video grabado en una reunión con candidatos del partido que se filtró el pasado fin de semana y desató una tormenta política a siete días de las elecciones. Las declaraciones fueron como gasolina para la histórica pelea que enfrenta al centrismo de la capital del país, ciudad y provincia de Buenos Aires, contra los reclamos de las provincias del interior. “Hace falta de muchos cordobeses y cordobesas como ustedes para que Córdoba de una vez por todas se integre al país, para que de una vez y para siempre sea parte de Argentina, y no esta necesidad de siempre parecer algo distinto”, dijo.

Fernández lleva dos años en el poder intentando sin éxito revertir la imagen negativa del kirchnerismo en esa provincia, una de las pocas que no le votó en las presidenciales de 2019. “Prometí en la campaña no hacer ninguna discriminación con Córdoba y creo haberlo cumplido”, concluyó en el video viralizado. Las palabras presidenciales no estaban pensadas para ser de alcance público, pero la publicación del discurso en las redes sociales fungieron de tiro de gracia para la campaña kirchnerista en Córdoba, que ya tenía una aplastante derrota que remontar.

Martín Gill, principal candidato de Fernández a la Cámara de Diputados en esa provincia, asegura que las declaraciones fueron sacadas de contexto, que el presidente “dijo exactamente lo contrario, y habló de una Argentina integrada”. Aunque admite: “Ha sido una campaña compleja en un territorio muchas veces hostil, un territorio que le ha sido difícil al peronismo nacional, no es una jurisdicción fácil”. En Córdoba se eligen el próximo domingo tres nuevos senadores y nueve diputados. En línea con los resultados de las primarias, Gill es el único kirchnerista que tiene posibilidades de obtener una banca.

Bajo la bandera del federalismo, los candidatos del peronismo local aprovecharon el desacierto del presidente para salir en la supuesta defensa del interior frente a la capital. “Esto confirma la mirada unitaria que tiene del país. Todo lo que pase fuera del AMBA [Área Metropolitana de Buenos Aires] no es Argentina. Que el presidente mire hacia el interior federal: se va a encontrar con un país productivo, trabajador, dispuesto a ayudar y a salir adelante”, publicaron los candidatos en las redes sociales.

El analista cordobés Roberto Schreiner, titular de la consultora Ideco, asegura que las declaraciones del presidente fueron muy mal recibidas. “Dolió porque lo dice como si fuéramos separatistas, y no se plantea así en la sociedad cordobesa”. El experto en opinión pública explica que “no hay un acuerdo en Córdoba para no votar a Fernández”, sino que se trata de una serie de aciertos y fallos políticos que moldean el voto. El video viralizado es, sin duda, un error no forzado. “La campaña de la oposición en Córdoba la está haciendo Alberto Fernández”, agrega.

Por qué el peronismo de Córdoba nunca se decantó hacia el kirchnerismo se explica en un divorcio entre ambas corrientes que ya tiene varios años. Cristina Fernández de Kirchner ganó la elección nacional en 2011 en esa provincia, pero una serie de decisiones presidenciales sepultaron su popularidad en tierra cordobesa. Una de las que más recuerdan los locales fue la pelea que mantuvo en diciembre de 2013 con el gobernador, el también peronista José Manuel de la Sota, con quien tenía una relación sumamente tensa. La policía de Córdoba se había acuartelado y la ciudad quedó a la deriva de la inseguridad por más de un día. De la Sota solicitó el apoyo de las fuerzas de seguridad nacionales, y Fernández de Kirchner ignoró la petición durante horas. La otra decisión que le generó gran rechazo fue el proyecto de ley que impulsó en 2008 para aumentar los impuestos a las exportaciones agropecuarias, uno de los principales motores económicos de la región.

El analista político Gustavo Córdoba cree que el clivaje entre peronismo y antiperonismo que se dio en Argentina evolucionó en el siglo XXI en kirchnerismo y antikirchnerismo. Esta última fuerza logró agrupar a sectores juveniles urbanos, principalmente de Buenos Aires, pero dejó vacante el liderazgo en zonas del interior más conservadoras, como Córdoba. La provincia, que hasta finales de siglo pasado se mantenía fiel al partido Unión Cívica Radical, histórica oposición del peronismo, fue siempre “un faro conservador en lo político y liberal en lo económico”. Esto le impide identificarse con una corriente más progresista del peronismo como el kirchnerismo. En su lugar, apuesta por candidatos que afirman el binomio político, como el macrista Luis Juez, de raíz también peronista, que logró el 57% de los votos en una interna de cuatro candidatos. “Lo hizo montado sobre el clivaje anti-kirchnerista”, dice Córdoba.

La brecha entre el Gobierno provincial y el nacional parecía mermar con el actual gobernador, el peronista Juan Schiaretti, que coqueteó con secundar a Fernández en los inicios del mandato. Pero el apoyo nunca se concretó por diferencias políticas, y los márgenes de la grieta volvieron a alejarse. Para el candidato Martín Gill, que ocupa actualmente la Secretaría de Obras Públicas del Gobierno de Fernández, la estrategia del Poder Ejecutivo es pasar página a la pelea. “No vamos a actuar mejor o peor con Córdoba por los resultados electorales. La grieta no le hace mal a la política, le hace mal a los cordobeses”.

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Sobre la firma

Georgina Zerega
Es reportera en la redacción de México y cubre actualmente la cartera de política. También colabora en la cobertura de Argentina, de donde es originariamente. Antes de entrar al periódico, trabajó en radio y televisión en su país natal.

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