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Lasso acusa de golpismo a la oposición ecuatoriana

El presidente de Ecuador les responsabiliza del bloqueo a su plan de Gobierno y de pretender un golpe a la democracia

presidente de Ecuador, Guillermo Lasso
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, el pasado 4 de octubre.RODRIGO BUENDIA (AFP)

“He venido a defender el interés del pueblo ecuatoriano de aquellos mafiosos que quieren aparecer como políticos”. El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, fue generoso en descalificativos en una entrevista que concedió este miércoles por la noche en televisión nacional en uno de sus momentos más difíciles de un mandato que lleva apenas cuatro meses y medio. Acusó de conspirar y pretender un golpe a la democracia a sus tres mayores rivales: el expresidente Rafael Correa, el líder socialcristiano con el que hizo campaña Jaime Nebot y el representante del movimiento indígena, Leonidas Iza. Según Lasso, los problemas de desestabilización en los que ha entrado su plan de gestión están fraguados bajo la mesa por estas tres figuras políticas.

Hace dos semanas que la inercia de optimismo a la que había entrado Ecuador con el ágil ritmo de vacunación contra la covid-19 se interrumpió de forma repentina. En un mismo día, el Gobierno del político conservador comenzó un camino cuesta abajo cuando la Asamblea Nacional le devolvió, sin siquiera debatir, el texto de una mega ley con reformas tributarias, laborales y de inversión que estaba configurada para ser la espinal dorsal de su plan de reactivación y se chocó con una espiral de violencia en las cárceles y en las calles que se mantiene ininterrumpida. Este jueves, Ecuador amaneció con cuatro muertos por aparente suicidio en la cárcel de Guayaquil donde murieron 118 presos hace dos semanas y dos asaltos con disparos a clientes de sendos bancos a plena luz del día.

Esa espiral de violencia y el bloqueo político son, según el jefe de Estado del país andino, parte de una conspiración externa para desestabilizarle. Que coincide, además, con la relevación de los Papeles de Pandora en los que aparece Guillermo Lasso y una decena de empresas offshore de las que dice haberse deshecho antes de meterse a la política. “Esta conspiración comienza con Correa, continúa con Nebot y le sigue Iza”. Al último, le acusa de querer agitar con violencia las calles como hace justo dos años con la excusa de reivindicar ayudas estatales y boicotear cualquier acercamiento sobre las demandas de las bases sociales. El antagonismo con Rafael Correa, en cambio, ha acompañado a Lasso en sus tres postulaciones a la presidencia. En la segunda, de 2017, en la que perdió, el correísmo dio alas a una campaña contra el ahora mandatario precisamente aludiendo a cuentas o propiedades en paraísos fiscales.

“En lugar de explicar los Pandora Papers, Lasso se dedicó a difamarme”, le respondió Correa desde su cuenta de Twitter. “Con esas ridiculeces tan solo muestra su desesperación y ausencia de moral. ¡Ridículo!”. También Jaime Nebot atribuyó a la desesperación los reproches de Lasso. Grabó un vídeo, con traje de corbata negro y semblante airado, que emitió a través de las redes sociales en donde responsabilizaba al mandatario de “persecución política”. “¿Qué tipo de paranoia sufre usted?”, preguntó desacreditando las acusaciones de conspiración. “Yo no quiero el fracaso de su gobierno porque sería el de todos los ecuatorianos. No siga pecando de soberbio, no sea calumniador, recupere su inteligencia emocional”, encomendó el líder histórico de los socialcristianos que anunció el año pasado su retirada de la primera línea de la política pero finalmente concurrió con Lasso en las presidenciales.

“Hasta que lo llevamos a la presidencia de la República, yo era para usted virtualmente un héroe”, asumió Nebot que advirtió a Lasso por haber sembrado tormentas. El divorcio entre ambos líderes, que se unieron de hecho para presentar una candidatura en bloque contra el candidato de Rafael Correa en las últimas elecciones, se fraguó precisamente por un pacto con el correísmo. Debía decidirse quién iba a dirigir la Asamblea Nacional a mediados de mayo y ningún bloque tenía mayoría suficiente.

El grupo de UNES, afín al exmandatario Correa, tenía un acuerdo con el del Partido Social Cristiano del que Guillermo Lasso y su movimiento CREO se desmarcó. Esa ruptura es la que ha complicado el trámite legislativo de los proyectos oficialistas hasta agotar el margen del presidente. Al recibir el desdén de la Asamblea a su ley Creando Oportunidades, con la que pretende reactivar a la economía y contentar al Fondo Monetario Internacional, el Gobierno puso sobre la mesa el envite definitivo: la muerte cruzada. Lasso optó finalmente por replantear su ley y así lo anunció en el mismo espacio en donde arremetió contra el “triunvirato de la conspiración”, pero sembró una advertencia. Leyendo los artículos de la Constitución ecuatoriana, aseguró que tiene argumentos para disolver las Cortes por “obstrucción” y por la crisis política que “quieren provocar”.

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