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Merkel nada en popularidad; su sucesor Armin Laschet se hunde en la indiferencia

La canciller conserva una imagen muy positiva en toda Europa que no consigue trasladar en casa al candidato conservador a las elecciones

Elena G. Sevillano
El candidato conservador y presidente de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, junto a la canciller Angela Merkel durante un encuentro de la CDU en Berlín el 13 de septiembre.
El candidato conservador y presidente de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, junto a la canciller Angela Merkel durante un encuentro de la CDU en Berlín el 13 de septiembre.KAY NIETFELD (Reuters)

La popularidad de Angela Merkel, que se retira de la política tras 16 años al frente de Alemania, sigue intacta. No solo en su país, sino en toda Europa, donde se la percibe como una líder que ha sabido navegar las sucesivas crisis del continente y mantener unidos a sus miembros. Los alemanes votarían una quinta vez por Merkel si pudieran, pero les está costando ver en Armin Laschet, su sucesor al frente de las filas conservadoras, al líder que mejor puede representarles. Los intentos, escasos por ahora, de la canciller de señalar a Laschet como el continuador de sus políticas se están dando de bruces con las encuestas de intención de voto. Este martes el último sondeo de Forsa le daba el 21%, frente al 25% de los socialdemócratas de Olaf Scholz, que ya se ve canciller.

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Tras 16 años al frente de la primera economía de la eurozona, la imagen de la canciller en la UE es aún mejor que en Alemania, según una encuesta del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR por sus siglas en inglés) entre 16.000 ciudadanos de 12 países presentada en Berlín este martes. En la pregunta de a quién votarían si pudieran elegir directamente al presidente de la Unión Europa entre ella y Emmanuel Macron, el presidente francés, el 41% se decantaría por Merkel y el 14% por Macron. El trabajo señala que la popularidad de Merkel es abrumadora tanto en los países llamados frugales, a favor de la austeridad, como en los del sur de Europa que tanto criticaron las exigencias de la canciller durante la crisis. Esto demuestra “que ha logrado transmitir el mensaje de que está comprometida a abordar las preocupaciones de ambos lados, posicionando así a Alemania como una potencia unificadora”, dice el trabajo. Sin embargo, el director del estudio, Piotr Buras, advirtió durante la presentación de que a su sucesor no le funcionarán los mismos principios.

El “viento de cola” que algunos líderes democristianos quisieron percibir en el debate a tres del domingo, en el que Laschet tomó la iniciativa y por momentos arrinconó a Scholz, no se traduce en las cifras, o no lo suficiente. El conservador perdió el debate, según los telespectadores encuestados, y quedó muy por detrás de los otros dos contendientes en casi todas las categorías: les pareció el menos competente, el menos simpático, el menos convincente. Laschet repite que las encuestas son lo que son, una foto fija de un momento, y que lo que importa es el voto del 26 de septiembre. Y confía en los indecisos, que son muchos, más que en otras citas electorales. El 40% de los votantes todavía no saben a qué partido apoyarán, según una encuesta del Frankfurter Allgemeine. En el mismo punto de la campaña de 2017 eran el 35%. En 2013, el 24%.

Casi dos de cada tres dijeron como causa de su indecisión que ningún candidato a suceder a Merkel les parecía convincente. Otros constataron que en el tiempo que queda hasta la votación todavía pueden suceder muchas cosas. Lo cierto es que cuatro puntos porcentuales de diferencia no son tantos y la masa de indecisos, muy abultada. En la encuesta de Forsa, además, la CDU y su formación hermana bávara, la CSU, ganan dos puntos respecto a la semana pasada, cuando les daba un preocupante 19%.

Las encuestas están ajustadas y los alemanes, que pueden apoyar a dos partidos (tienen dos papeletas; una para una lista y otra para un candidato directo, que no tiene por qué ser de la misma formación), también están calculando qué coalición podrían favorecer con ese doble voto. Scholz podría aliarse con los Verdes y los liberales del FDP, o con los Verdes y Die Linke, el partido poscomunista. Pero también Laschet podría tratar de formar coalición con el FDP y los Verdes y teóricamente también podría surgir otra Gran Coalición de conservadores y socialdemócratas. Nunca había habido tantas posibles combinaciones.

La victoria de los conservadores en las elecciones locales del domingo en Baja Sajonia –donde llevan ganando 40 años- ha devuelto algo de confianza al equipo de Laschet, que sin embargo tiene previsto volver a tirar de la popularidad de la canciller en al menos dos mítines antes del día 26. Merkel, que se ha mostrado muy reacia a hacer campaña con él, le apoyará el próximo martes en Stralsund, su distrito electoral, donde sigue invicta desde que fue elegida para el Bundestag por primera vez en 1990.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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