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Los liberales alemanes se postulan para una futura coalición de gobierno

Ante la mejora en las encuestas electorales, el líder del FDP, Christian Lindner, pide sin tapujos ser el próximo ministro de Finanzas

El líder de los liberales alemanes, Christian Lindner, posa el 25 de julio antes de una entrevista electoral en la cadena ARD en Berlín.
El líder de los liberales alemanes, Christian Lindner, posa el 25 de julio antes de una entrevista electoral en la cadena ARD en Berlín.CLEMENS BILAN (EFE)

Los liberales alemanes (FDP) atisban una nueva oportunidad de ser parte de un futuro gobierno en su tradicional papel de partido bisagra. Las encuestas auguran a la formación dirigida por Christian Lindner, de 42 años, entre un 10% y un 13% de los votos en las elecciones del próximo 26 de septiembre, las que cierran los 16 años de liderazgo de la canciller conservadora, Angela Merkel. En un escenario sin mayorías absolutas, el líder liberal incluso proclama sin tapujos su objetivo en una hipotética participación en una futura coalición: quiere ser ministro de Finanzas.

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El FDP considera superada la fecha que tiene marcada a fuego en su andadura política, la del 20 de noviembre de 2017, cuando Lindner provocó tras los comicios de ese año un terremoto al zanjar con un portazo seis semanas de intensas negociaciones para hacer posible una coalición de gobierno de democristianos (la CDU de Merkel y su partido hermano bávaro, la CSU), Los Verdes y los propios liberales. La llamada coalición Jamaica, por la coincidencia de los colores de la bandera de ese país con los de los tres partidos, quedó abortada. “Mejor no gobernar, que gobernar mal”, argumentó Lindner al anunciar el fin de las negociaciones, que llevaron a la postre a Merkel a formar la actual alianza del Ejecutivo con los socialdemócratas del SPD.

“La CDU se había puesto de acuerdo con Los Verdes y querían que fuéramos la quinta rueda del carro”, rememoró Lindner hace unos días, ya en plena campaña, para justificar aquella decisión, que dejó muy tocado al partido y le costó acusaciones por parte de Los Verdes, que también se quedaron fuera del poder, de haber elegido la agitación populista en lugar de la responsabilidad política.

Ahora, cuando faltan algo menos de ocho semanas para las cruciales elecciones de la sucesión de Merkel, el líder del FDP y diputado en el Bundestag alimenta un escenario acorde con la subida de su partido en las encuestas y sus propios deseos: su candidato para liderar el Gobierno federal es el democristiano Armin Laschet y el aspirante perfecto a la dirección del poderoso Ministerio de Finanzas es él mismo.

Desde hace varias semanas, el FDP se mueve en las encuestas entre el 10% y hasta el 13% de intención de voto, cuando hace un año estaba estancado en una franja del 5% al 7%. Los datos lo convierten así en un aspirante a tener en cuenta en unas negociaciones postelectorales. Los conservadores se mueven en torno al 28%, Los Verdes entre el 18% y el 20%, y los socialdemócratas del 16% al 18% (Alternativa para Alemania puede llegar al 11%, pero el resto de partidos no contempla a la ultraderecha como socio).

El 25 de julio, en la tradicional entrevista de verano con la primera cadena pública de televisión ARD, Lindner describió un programa electoral basado en la prudencia fiscal, la inversión privada y el rechazo a la subida de impuestos. ”Estoy dispuesto a asumir el cargo”, dijo sobre su deseo de encabezar el Ministerio de Finanzas. “Soy partidario de la claridad y las expectativas claras”, abundó. Después de sufrir una larga travesía del desierto a causa de su decisión de abortar las negociaciones de 2017, Lindner ha logrado devolver al partido al debate político nacional, en el que vende el lema de “abrir más oportunidades a través de más libertad” para los ciudadanos, y trabaja por sacudirse la imagen de partido solo amigo de los millonarios, de los recortes de impuestos y del libre mercado.

El dirigente, en su gira electoral por el país, ahorra en ataques directos a la competencia política y se centra en pedir el mensaje de que no haya subida de impuestos pese a la pandemia y que se aligere la carga fiscal a las empresas en 60.000 millones de euros. El FDP defiende una reducción de los gravámenes obligatorios y de la burocracia y una ofensiva para modernizar el Estado y la economía, todas medidas que suenan bien al empresariado. También la pandemia ayudó al partido a recuperar terreno con una critica persistente a las restricciones que ha impulsado la gran coalición y como adalid de las libertades civiles en Alemania.

Los liberales, además, exhiben su participación en los Ejecutivos de tres regiones: En Renania del Norte-Westfalia son, precisamente, socios de la CDU de Laschet, al que Lindner ve como futuro canciller; en Renania-Palatinado está en el poder con verdes y socialdemócratas; y en Schleswig-Holstein con la CDU y Los Verdes. ”Es bueno que Schleswig-Holstein se gobierne desde el centro. Eso es lo que me gustaría ver también para Alemania”, afirmó el pasado domingo al periódico Bild. En el Gobierno federal participaron por última vez entre 2009 y 2013, bajo la batuta de Merkel.

Pero los liberales saben que existen diferentes posibilidades de coalición. En un pacto entre conservadores y Los Verdes, si salieran los números y fuera factible por ambas partes, ¿quién necesitaría a un partido liberal que rompió las negociaciones en 2017 en una constelación similar? De hecho, sería una novedad a nivel federal que los conservadores gobernaran solo con los ecologistas, pero no lo es en las regiones, donde esa coalición ya funciona en Baden Württemberg y Hesse.

Las aspiraciones del líder liberal están a expensas de las urnas y las encuestas de momento mantienen la opción de que sea un socio menor en dos posibles coaliciones, la llamada coalición Jamaica con los democristianos y Los Verdes, o la coalición Alemania, que uniría a los conservadores, el SPD y los liberales.

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