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Giuseppe Conte vuelve al Palacio Chigi (para ver a Draghi)

El líder del Movimiento 5 Estrellas se reúne con el primer ministro italiano, por primera vez desde que fue obligado a dimitir en enero, para negociar la polémica reforma de la Justicia

Giuseppe Conte Italia
Giuseppe Conte, a la salida de la reunión con el primer ministro de Italia, Mario Draghi.DPA vía Europa Press (Europa Press)
Daniel Verdú

La última vez que caminó por los largos pasillos del Palacio Chigi y se acercó a los muebles renacentistas del lujoso inmueble romano era primer ministro. Ha pasado poco tiempo, todo aquello fue el pasado enero. Pero las cosas van rápido en Italia en materia política. Y del mismo modo que Giuseppe Conte dejó de un día para otro de ser presidente del Consejo de Ministros, piensa ahora su equipo, podría volver a serlo pronto. El lunes por la mañana el nuevo líder del Movimiento 5 Estrellas (M5S) volvió a su vieja oficina para despachar con Mario Draghi, su sucesor. Un encuentro importante por la parte simbólica, pero también por la discusión a cuenta de la reforma de la Justicia que la había motivado. Un tema que ha servido a Conte para marcar perfil político propio y para oficializar su retorno a la política.

Ambos líderes deberán ponerse de acuerdo en los próximos días sobre la reforma de la Justicia si quieren que el clima en el Ejecutivo siga siendo de colaboración. Conte acaba de superar una áspera batalla con el fundador del M5S para hacerse cargo de la refundación del viejo partido antisistema. Y el ex primer ministro quiere ahora marcar perfil propio exigiendo a Draghi que introduzca modificaciones en el diseño de ley que la ministra Marta Cartabia entregó y que el Consejo de Ministros aprobó hace una semana. Entre otras cosas, la reforma establece una duración máxima de dos años para los juicios en apelación y de un año en el Supremo, aunque con una prórroga prevista en caso de delitos graves relacionados con la mafia, el narcotráfico o la corrupción. Pasados esos tiempos, no será posible proceder con los juicios salvo en los delitos que puedan acarrear la cadena perpetua.

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El problema es que algunas de las posiciones, pese al excelente tono mantenido de la reunión, están algo alejadas. Y que los tiempos en los que se ha propuesto Draghi finiquitar este asunto son muy justos para entrar en cambios demasiado sustanciales.

Conte llegó puntual y se reunió con Draghi en las dependencias donde solía hacerlo él mismo con sus invitados hasta enero. En el entorno del primer ministro se apreció el tono y la moderación del interlocutor, aunque todavía no está claro hasta dónde quiere llegar el nuevo líder del M5S. El margen, en cualquier caso, no es amplio. La reforma de la Justicia y los tiempos en los que debe ejecutarse forman parte de las condiciones para acceder a los fondos del Plan de Recuperación de la Unión Europea. Y Draghi no suele hacer concesiones en ese tema. “Durante el coloquio el presidente ha confirmado que el Gobierno puede prever pequeñas modificaciones técnicas, como ya había sido previsto en el Consejo de Ministros. Pero no se puede rescribir o cambiar demasiado porque este trabajo es fruto de una mediación entre todas las fuerzas políticas. Draghi también ha vuelto a subrayar la importancia de proceder en tiempos rápidos a la aprobación”, señalan fuentes del Palacio Chigi.

El M5S está en contra de la reducción del tiempo en el que prescribirán los delitos. De hecho, en la anterior reforma que aprobaron se eliminaba el límite después de la primera sentencia y en algunos supuestos delictivos. Pero un cambio importante en esta línea descompensaría el juego de equilibrios encontrado por Draghi en el Consejo de Ministros con el resto de fuerzas que componen el Ejecutivo, especialmente con Forza Italia, la Liga e Italia Viva, recuerdan fuentes del Palacio Chigi. Si ellos pidiesen también modificaciones, no sería posible cumplir los plazos establecidos estrechamente acotados por la fecha en que debe iniciarse la votación en el Parlamento: el 23 de julio.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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