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El conflicto entre Israel y Hamás aviva los ataques contra la comunidad judía en EE UU

Cinco ‘lobbies’ judíos piden al presidente Biden acciones inmediatas contra el antisemitismo

María Antonia Sánchez-Vallejo
Judíos ultraortodoxos se enfrentan a otros partidarios de Israel en Nueva York
Judíos ultraortodoxos propalestinos se enfrentan a otros partidarios de Israel en Nueva York, el pasado 12 de mayo.DAVID DEE DELGADO (Reuters)

El brutal ataque a Joseph Borgen, un judío de 29 años, el jueves pasado, en el centro de Nueva York y a plena luz del día, demuestra la virulencia que están alcanzando los ataques antisemitas en EE UU, avivados por la escalada de la violencia en Gaza. Desde el 10 de mayo, fecha en que se desataron las hostilidades entre el Gobierno de Israel y Hamás, se han registrado en el país al menos 26 ataques contra judíos, según la Liga Antidifamación, que también denuncia un incremento de los mensajes de odio en las redes -como 17.000 tuits ensalzando a Hitler- y cuatro acciones de vandalismo contra sinagogas y centros culturales. Solo en la primera semana del conflicto, que se prolongó 11 días, los incidentes se incrementaron en un 47% respecto de la semana anterior, informa la Liga.

Borgen, tocado con una kipá, se hallaba en Times Square, el kilómetro cero de Nueva York, poco antes de anunciarse el alto el fuego en Oriente Próximo para participar en una de las dos manifestaciones, a favor y en contra de Israel, convocadas en el lugar. Cinco manifestantes con banderas palestinas le acorralaron, derribaron y patearon con saña en medio del tráfico, que se vio paralizado por el tumulto. Nadie intervino para impedir la lluvia de golpes sobre el cuerpo inerte del joven, que requirió asistencia hospitalaria.

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Los vídeos del ataque muestran el grado de crudeza de un fenómeno añejo, del que también forman parte manifestaciones como el acoso callejero, con frecuencia mucho menos denunciado; el vandalismo o la violencia verbal en Internet. Cinco importantes grupos de presión judíos de EE UU enviaron el viernes una carta al presidente Joe Biden para reclamar “acciones inmediatas contra el antisemitismo”. “Tememos que la utilización del conflicto [palestino-israelí] para amplificar la retórica antisemítica, envalentonar a actores peligrosos y atacar a los judíos y a las comunidades judías pueda prolongarse mucho más allá de estas últimas dos semanas” de conflicto, reza la misiva dirigida a Biden, que la Liga Antidifamación suscribió. El presidente ha condenado este lunes los “despreciables” ataques contra la comunidad judía, “que deben cesar de inmediato”.

Las palabras de Biden han sido bien recibidas por la Liga Antidifamación. “Es un excelente comienzo”, dice Alexander Rosemberg, responsable de la Liga en Nueva York y Nueva Jersey. “Hay una correlación directa entre el repunte antisemita, no sólo en EEUU, y el conflicto” de Oriente Próximo, “y no sólo en términos numéricos, sino en la intensidad de los ataques. La comunidad judía [de EEUU] viene siendo objetivo desde hace mucho tiempo, pero cada vez que hay una crisis en Oriente Próximo, se incrementa el nivel de violencia. Hay mucho miedo, nuestra comunidad se siente insegura”, señala Rosemberg, que recuerda que para el 75% de los judíos estadounidenses “el derecho a la seguridad de Israel es una de nuestras señas de identidad, pero ahora salir a la calle con una bandera de Israel para manifestar nuestro apoyo nos pone en riesgo”.

En las calles, que durante las últimas dos semanas habían sido escenario de manifestaciones por la paz en Oriente Próximo -secundadas por un buen número de judíos laicos y ultraortodoxos-, cientos de judíos volvieron a protestar este domingo contra un fenómeno que no conocía picos de virulencia semejantes desde finales de 2019, cuando una serie de ataques en Nueva Jersey y Nueva York que causaron media decena de muertos conmocionaron a la comunidad judía.

Aquellos sucesos no eran sin embargo una novedad. Dos años antes, en 2017, Charlottesville fue escenario de una serie de movilizaciones antijudías, y en 2018 un tiroteo masivo contra una sinagoga de Pittsburgh, el más mortífero en la historia de la comunidad judía de EE UU, costó la vida a una docena de personas. En 2019, la Liga Antidifamación contabilizó más de 2.100 incidentes, el récord absoluto desde que el grupo empezó a registrar esos episodios, en 1979. Un año antes, en noviembre de 2018, los ataques antisemitas habían registrado un incremento del 40% con respecto a años anteriores. En 2020, pese a la pandemia, la cifra de incidentes fue la tercera más elevada desde 1979. El hecho de que la investigación y el combate de los delitos de odio dependan según las ciudades de varias instancias, como denuncian varios candidatos a la alcaldía de Nueva York, no ayuda a dar una respuesta unívoca al problema.

Por el ataque de Times Square fue detenido un joven, mientras sus cuatro cómplices -en el vídeo se percibe claramente la participación de los cinco en la paliza- siguen siendo buscados por la policía. Según informa el portal The Algemeiner, el detenido aseguró a la policía que lo volvería a hacer. “Me llamaron judío asqueroso y me gritaron: Hamás va a mataros a todos [los judíos], Israel va a arder”, contó la víctima, en declaraciones recogidas por el diario The Washington Post. “Pensé que me iban a matar”.

El senador demócrata Bernie Sanders, que el jueves presentó en la Cámara alta una resolución para impedir una venta de armas a Israel por valor de 735 millones de dólares, ha relacionado el repunte del antisemitismo con el de los rampantes ataques y mensajes de odio contra otras comunidades, como la que forman los estadounidenses de origen asiático. “Debemos combatir el aumento de los delitos de odio contra asiáticos, contra afroamericanos, contra latinos. Tenemos un grave problema, el de una nación crecientemente dividida por [la acción de] extremistas ultraderechistas”, declaró Sanders este fin de semana a la cadena CBS. Rosemberg, de la Liga Antidifamación, no está de acuerdo y destaca la especificidad del objetivo. “Nos buscan deliberadamente por ser judíos. Si las fuerzas del orden se ven obligadas, como ahora, a reforzar la seguridad en instalaciones de la comunidad judía, es que hay una intencionalidad clara en atacarnos. Si alguien vandaliza una sinagoga y pinta ‘Palestina libre’, ese activista se convierte en antisemita”, concluye Rosemberg, que agradecería, afirma, “manifestaciones de apoyo [a los judíos] como las que hubo con la comunidad afroamericana y la asiática”.

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